Boladillos de bacalao de las Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril (Granada) - Alfa y Omega

Boladillos de bacalao de las Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril (Granada)

Las Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril han hecho durante años los adornos de los caballos de la Feria de Abril. Hoy son el único monasterio de la costa granadina que pueden visitar los turistas

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: José Molina.

Muy pocos saben que, durante años, los bordajes que lucían los caballos de la Feria de Abril de Sevilla los realizaban las Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril (Granada). También los elaboraban para otras ferias de Andalucía y hasta recibían peticiones para adornar los caballos que se lucían en algunas bodas, bautizos y primeras comuniones. Pero todo eso se acabó cuando la hermana que estaba especializada en esta tarea falleció, hace ya algunos años. Desde entonces se han ido defendiendo como han podido: durante un tiempo se dedicaron a la elaboración de sagradas formas «y ahora estamos intentando retomar la venta de dulces para poder sostenernos», afirma la subpriora de la comunidad, María Teresa Valdebenito.

Cuando esta chilena llegó al monasterio de la Visitación de esta localidad granadina hace 33 años, hacía 25 que no entraba ninguna vocación. También en este terreno han ido sobreviviendo como han podido. Poco a poco han entrado vocaciones de otros países donde las religiosas tienen alguna casa de formación, y así hoy la comunidad está formada por ocho hermanas de 21 a 82 años: cuatro de Guatemala, dos españolas y una de Kenia, además de María Teresa. «Somos una comunidad internacional», dice con humor, mientras explica que «tenemos que echar las redes por otros sitios, porque cerrar un sagrario es una pena muy grande. Los monasterios son pulmones de la Iglesia», asegura mencionando una preocupación que comparten con los diferentes obispos de Granada que las han ido visitando durante estos años. De hecho, uno de ellos les llegó a decir que «si cierra un convento en la diócesis me duele, pero si lo hace Motril me duele tres veces más, porque es el único que hay en la costa». La monja confirma que «aquí vienen muchos turistas, algunos a conocernos o a ver simplemente la iglesia. Sería una pena que la vida contemplativa se perdiera en este lugar».

La comunidad de Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril, con su hábito morado
La comunidad de Agustinas Recoletas Nazarenas de Motril, con su hábito morado. Foto: José Molina.

La comunidad comenzó como un beaterio de doce mujeres que fundó la madre Sebastiana de la Cruz en 1699. Unos años más tarde consiguió del rey Felipe V el permiso para erigirse en monasterio. Para ello necesitaban también una regla. Adoptaron la de san Agustín, y como Sebastiana había tenido una visión de la Pasión del Señor obtuvieron del Papa, en 1729, el apellido de «nazarenas». Eso las hace únicas en el mundo, y las compromete a rezar el vía crucis cada día y a abstenerse de carne todos los viernes del año. Una curiosidad es que mientras están en casa se visten de morado —el color litúrgico penitencial—, pero si tienen que salir lo hacen con el hábito negro, como el de las agustinas recoletas.

Desde su fundación, las monjas viven en el mismo edificio, una agregación de casas «que más bien parece un puzle», ríe María Teresa. El templo fue quemado en 1936, después de ser utilizado durante un tiempo como un salón de baile, por lo que ya no conservan objetos litúrgicos de valor. Las religiosas de entonces fueron detenidas y las llevaron al paredón para fusilarlas, pero un miliciano salió en su defensa y las dejaron libres. «Se salvaron de milagro», dice hoy la subpriora, que mirando al futuro exclama que «ojalá vengan más monjas y esto no se cierre. Da lo mismo que sean de donde sean, porque el sagrario es igual en todas partes. Con el amor de Dios, todo se sostiene».

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Receta

INGREDIENTES

  • Un kilo de bacalao a trozos
  • Cuatro huevos
  • Perejil fresco
  • Tres ajos
  • Un sobre de levadura
  • Sal al gusto
  • Un vaso de agua
  • Harina de trigo

PREPARACIÓN
Empezamos desalando el bacalao y desmenuzándolo. Luego cortamos el perejil y troceamos los ajos en dados pequeños. A continuación juntamos en un bol todos los ingredientes menos la harina, que vamos añadiendo poco en poco hasta que quede una masa homogénea parecida a una crema, ni espesa ni clara.

Por último, ponemos a calentar una sartén con aceite y vamos vertiendo los boladillos dándoles forma con una cuchara.

Una vez dorados, retiramos del fuego y ponemos en un plato.