Bodas de Oro sacerdotales del padre Fernando Domingo. Un apóstol del libro orante y religioso - Alfa y Omega

Bodas de Oro sacerdotales del padre Fernando Domingo. Un apóstol del libro orante y religioso

«Nos presentaron en el Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús, en Valladolid, cuando yo hacía mis ejercicios espirituales. Dentro de mí dije: Por fin conozco a este hombre genial, que ha convertido una mínima editorial en algo grande»: escribe don Pablo Cervera, ex director de la BAC y actual responsable de Magnificat, sobre el padre carmelita descalzo Fernando Domingo, antiguo director de la editorial Monte Carmelo

Pablo Cervera Barranco
El Papa Juan Pablo II saluda al padre Fernando Domingo.

Habían pasado 10 años desde que dejé la librería del seminario, de la que yo era encargado. La editorial Monte Carmelo, a inicios de los años 80 del siglo pasado, era casi inexistente. Como por arte de magia, aquello empezó a cambiar: imagen, libros, crecimiento, originalidad en las propuestas… ¿Quién está detrás de este auge?, me preguntaba. Ahí estaba, ante mí, el culpable: el padre Fernando Domingo. Años más tarde, coincidimos en el Aula de la Fundación Pablo VI, con ocasión de la presentación de las obras del cardenal Van Thuan. Quedó impresionado de ver a aquellos casi mil jóvenes. Muchísimos me habían saludado sonrientes. «¿Dirigirías —me pidió— una colección de diccionarios de Santos Padres adaptados para toda esta juventud, para todos estos laicos?». No lo dudé: claro que sí.

Con el tiempo, los proyectos editoriales con este apóstol del libro religioso han ido en aumento. Quizá el más importante haya sido La capilla Redemptoris Mater de Juan Pablo II. El recordado Papa había expresado su deseo de que apareciera una edición española de la obra, que sólo existía en italiano, francés y esloveno. «Español, sería importante», le había dicho al autor de la capilla, el padre jesuita Marko I. Rupnik. Enterado de ese deseo del Papa, se lo trasladé de inmediato. Hombre profundo de Iglesia, fiel hijo de la santa de Ávila, el padre Fernando respondió con inmediatez a mi propuesta: «Ésta puede ser la obra de mi vida, o la ruina definitiva de la editorial». No sólo se hizo una, sino dos ediciones…

El padre Fernando es una cafetera andante de ideas editoriales, en permanente ebullición. Su iniciativa e imaginación parece que no se detienen. Con sus 50 años de sacerdocio a las espaldas, oficialmente ya no es director de la editorial, pero sí ángel de la guarda; con mil achaques de salud, sigue sembrando…

Aunque sólo fuera por la aportación cultural que ha supuesto la publicación facsímil de los manuscritos de las obras de santa Teresa de Jesús, su tarea ya sería benemérita. Pero no ha parado: la revista Orar (todavía recuerdo los primeros números en blanco y negro de los años 80; y ahora… ¡qué belleza de presentación!) Se dice pronto: 30 años al frente de una revista con 8 números anuales sobre temas de oración. Digno hijo de santa Teresa, maestra de oración…

Pero ¿cómo no hablar también de la ediciones de Maestros espirituales cristianos, la soberbia edición de las obras completas de Edith Stein (mejorada en muchos aspectos respecto de la propia edición alemana), los diccionarios Monte Carmelo (Gran formato, Breviario, Norte, Bolsillo, Concordancias), la gestión editorial de otras familias religiosas que no tienen a su alcance una editorial (cartujos, cistercienses, Verbum Dei, Discípulos…), la apertura editorial a respirar con los dos pulmones de Europa (Orientale Lumen, el Oriente cristiano: la obras del cardenal Spidlik, del padre Rupnik…), la riqueza de la obra del predicador del Papa, el padre Cantalamessa…, la evangelización a través de la Belleza (colección La Palabra se hizo arte)…?

El padre Fernando Domingo tiene la sabiduría de la constancia y el sabio poso de muchos años de trato e intercambio humano que dan la enseñanza en las aulas, la dirección espiritual y la responsabilidad de haber estado al frente de muchos destinos: Provincial, Superior, Consejero provincial, director editorial…, con iniciativas tales como los Grupos de Oración Teresianos, o como las Semanas de Espiritualidad, durante los veranos…

Con ocasión de sus Bodas de Oro sacerdotales, estas líneas quieren rendir tributo de admiración y agradecimiento a un hombre que ha hecho mucho por el panorama del libro religioso en España en todas estas décadas. De él he aprendido personalmente infinidad de cosas, pero en él he visto siempre, sobre todo, a un apóstol del libro religioso.