Belén despide las Navidades más tristes de los últimos años
Durante la Misa de la Epifanía, el custodio de Tierra Santa ha recordado que, «pese al momento de odio y guerra, el proyecto de Dios es de reconciliación y paz»
La tierra que vio nacer al Salvador ha celebrado unas Navidades más tristes y apagadas que otros años debido a la guerra entre Israel y Gaza. La Iglesia en Tierra Santa había invitado a vivir estas fechas de forma más austera y sobria, sin símbolos externos de fiesta, en solidaridad con el sufrimiento de quien está padeciendo el conflicto.
El custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, ha podido acompañar a la comunidad cristiana de Belén para las celebraciones con las que se pone fin al tiempo de Navidad. Llegó a la ciudad el día 5, un Belén sin los peregrinos ni los fieles que otros años llegan desde el extranjero y distintos puntos de Cisjordania e Israel. «Por desgracia, los peregrinos no están, pero los corazones de todo el mundo están en Belén para Epifanía», dijo Patton al entrar en la ciudad, tal y como recoge la web de la Custodia de Tierra Santa. En su saludo, el custodio también deseó que las peregrinaciones se reanuden porque los lugares santos se pueden seguir visitando.
Este domingo de la Epifanía, Patton ha presidido la Misa en la iglesia de Santa Catalina. Lo ha hecho vistiendo la casulla que usó Pablo VI en la celebración en la Gruta de la Natividad hace 60 años, cuando cumplió con aquella histórica peregrinación que lo convirtió en el primer sucesor de Pedro en visitar la tierra de Jesús.
«Epifanía significa manifestación. En un momento difícil de odio y guerra entre los pueblos, como el que vivimos, Dios nos dice que su proyecto es de reconciliación y paz. Por eso, envió a su Hijo y lo hizo nacer aquí en Belén», ha asegurado el custodio durante su homilía. También ha explicado que los Magos inmediatamente reconocieron en el Niño a Dios y se postraron para adorarlo.
«Ante Él también nosotros nos arrodillamos con amor como los Reyes Magos, y lo colocamos en el centro de nuestra vida. Aunque el presente que vivimos sea difícil, asfixiado como está por el odio y la guerra, aunque parezcamos estar rodeados de una densa oscuridad, es precisamente ese Niño quien ilumina la noche de nuestro dolor y sufrimiento y es ese Niño quien nos revela la esperanza de ser parte de una humanidad reconciliada y en paz», ha concluido.
A continuación, el custodio ha saludo a los patriarcas ortodoxos cuyas iglesias celebran la Navidad y la Epifanía el 7 de enero. Por la tarde, tres frailes franciscanos vestidos de Reyes Magos han acudido a la Gruta de la Natividad para llevar incienso oro y mirra. Fray Luis Enrique Segovia, guardián del convento franciscano de Belén, ha portado consigo la rosa de oro que donó Pablo VI a la Basílica. Fray Alberto J. Pari, secretario de la Custodia de Tierra Santa, ha llevado el incienso. Y el hermano Jad Sara, responsable de la enfermería de los frailes, ha acudido con la mirra. Después de la adoración en la Gruta, los frailes en procesión con los Reyes Magos y el custodio con la estatua del Niño Jesús en el trono han recorrido la iglesia de Santa Catalina repartiendo granos de incienso y gotas de mirra a los fieles antes de la bendición final con la estatua del Niño Jesús.