Fray Mamerto Esquiú, «un fraile que respondió a los desafíos de su tiempo»
El fraile franciscano argentino fue beatificado ayer en su localidad natal
Fray Mamerto (1826-1883), quien también fue obispo de Córdoba (Argentina) durante los tres últimos años de su vida, «fue un fraile que supo responder a los desafíos de su tiempo diciendo a los responsables de los destinos de la patria naciente lo que era conveniente para que ese nacimiento fuera bendecido por Dios», según ha señalado a la Agencia Aica el ministro de la Provincia Franciscana de la Asunción de la Virgen del Río de la Plata en Argentina, fray Emilio Andrada.
La orden franciscana, que en Argentina se denomina, desde hace 409 años, Provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata, fue la principal impulsora de la causa de beatificación de fray Mamerto Esquiú desde su fallecimiento, aunque canónicamente el proceso comenzó en 1923. «Hace casi un siglo que nos preparamos para esta gran fiesta de la orden, de la Iglesia y de la sociedad argentina», ha asegurado el superior.
La principal celebración tuvo lugar ayer en San José de Piedra Blanca (provincia de Catamarca), localidad natal del beatificado, donde goza de una particular devoción. Allí acudieron obispos de todo el país y autoridades locales. «El beato Mamerto Esquiú vivió intensamente y dio testimonio en su vida del amor a Jesucristo. Desde pequeño sabemos que fray Mamerto buscó a Jesús, después de varios años de caminar junto al señor. Fray Mamerto es consciente de que su vida es un permanecer en Cristo y construyó su vida sobre la roca firme de Jesucristo», afirmó en su homilía el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán.
La celebración continuará este domingo en la catedral de Córdoba. «A medida que las nuevas generaciones de frailes van conociendo la vida de fray Mamerto, se hace más patente la huella que ha dejado en la vida de los franciscanos en la Argentina. La fraternidad y la minoridad son rasgos distintivos de la espiritualidad franciscana, y fray Mamerto Esquiú se destacó en ambos rasgos», ha remarcado Andrada.
Un fecundo legado
El religioso, según Andrada, dejó un potente legado en asuntos como la defensa de los derechos sociales, la comunicación y el servicio a la Iglesia, ya que desempeñó numerosos oficios y tareas, tanto eclesiásticas como civiles: fue periodista, docente, diputado por la provincia de Catamarca y legislador. También escribió cinco sermones patrios en distintos momentos peliagudos de la historia de Argentina.
La Iglesia argentina recuerda al beatificado como un hombre austero, empeñado en reordenar la administración diocesana, reavivar la pastoral eclesiástica y conocer personalmente a los pueblos y fieles de su diócesis.
La devoción popular ha sido fundamental en la beatificación. En 2019, la Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano aprobó un milagro por intercesión de fray Mamerto: la curación inexplicable de una niña recién nacida con osteomielitis femoral grave, en la provincia argentina de Tucumán. La niña, de cinco años y llamada Ema, entregó ayer las reliquias del beato en el altar principal durante la ceremonia.