Beatificada Sandra Sabattini, una joven novia que quería ser misionera en África
Murió atropellada cuando se dirigía a una reunión con el grupo católico en el que participaba. Este 24 de octubre ha sido beatificada en la catedral de su ciudad natal
«Una vida vivida sin Dios es solo una forma de pasar el tiempo, ya sea aburrido o divertido, mientras se espera la muerte». La frase pertenece al diario que Alessandra (Sandra) Sabattini, nacida en 1961 en Rímini (Italia), escribía desde los 10 años. Cuando tenía 22, en 1984, Sandra murió atropellada cuando se dirigía a una reunión con el grupo católico en el que participaba, la Comunidad Papa Juan XXIII. Este domingo, 24 de octubre de 2021, día del Domund, Sandra ha sido beatificada en la catedral de su ciudad natal. La ceremonia estaba prevista para junio de 2020, pero tuvo que ser aplazada por la pandemia de COVID-19.
Sabattini se crió en un hogar cristiano. Cuando tenía 3 años, la familia se mudó a la iglesia de San Girolamo (Rímini) para vivir en la rectoría con su tío, el sacerdote y párroco Don Giuseppe Bonini. La niña demostraba una inusual piedad para alguien de su edad: se levantaba temprano para rezar ante el Santísimo antes de que llegaran los feligreses, y solía quedarse dormida con el rosario en las manos.
En 1973, con 11 años, conoció a Oreste Benzi en una de las reuniones que la Comunidad Papa Juan XXIII organizaba en la parroquia. Benzi (1925-2007), un sacerdote oriundo de San Clemente, había fundado la asociación en 1968 para fomentar la formación religiosa de los adolescentes y ayudar a los más desfavorecidos, sobre todo personas con discapacidad y víctimas de la prostitución y las drogas. En el verano de 1974, la joven participó en un programa de verano para jóvenes en la casa Madonna delle Vette en Canazei (Trento) con personas con discapacidad. Esta experiencia le dejó una profunda huella, y al regresar a casa le dijo a su madre: «Trabajamos hasta cansarnos, pero estas son personas que nunca abandonaré».
En 1980 se matriculó en la Universidad de Bolonia para estudiar Medicina. En su corazón anhelaba convertirse en misionera en África. Sin desatender sus estudios, los fines de semana y en las vacaciones de verano atendía a drogadictos en los centros de rehabilitación de la comunidad. Mientras tanto, cada mañana oraba en la iglesia, muchas veces sentada en el suelo, en un acto de humildad.
El diario de Sandra revela a un alma muy unida a Dios y con deseos de santidad, a pesar de las flaquezas humanas: «Quisiera aceptarte, pero antes tengo que derrotarme a mí misma, mi orgullo, mis mentiras… No soy humilde y no quiero reconocerlo, me dejo condicionar terriblemente por los demás, tengo miedo de lo que pueden pensar de mí… Soy incoherente, realmente quiero revolucionar el mundo, pero después me dejo dominar por él. Dios, ¿me puedes aceptar así como soy, llena de limitaciones, temores, esperanzas?».
Un noviazgo casto
A los 20 años había conocido a Guido Rossi, con quien mantuvo un noviazgo casto, reservándose hasta el matrimonio. Ambos compartían el sueño de convertirse en misioneros en África después de casarse, aunque el padre de Sandra recomendó a su hija que primero terminara Medicina.
El 29 de abril de 1984, la comunidad celebraba una reunión en Igea Marina, cerca de Rímini. Sandra llegó allí en automóvil junto a su prometido y un amigo, Elio. Justo al salir del vehículo, tanto ella como Elio fueron atropellados por un coche que pasaba al lado, dejándola en coma. Menos de una semana después, el 2 de mayo, Sabattini murió a causa de sus heridas en el Hospital Bellaria de Bolonia. Faltaban tres meses para que cumpliera 23 años. Su funeral se celebró el 5 de mayo en la iglesia de San Girolamo, en Rimini, y fue enterrada junto a la iglesia de San Andrea, en Misano Adriano.
«Cada minuto es una ocasión de amor»
Oreste Benzi hizo mucha labor para que la Iglesia iniciara la causa de beatificación de Sandra. En 2006, la diócesis de Emilia-Romaña expresó su opinión favorable a la Congregación para las Causas de los Santos para comenzar los trámites. En 2018, el Papa Francisco confirmó que la vida de Sabattini fue un modelo de virtudes heroicas y la nombró venerable. El 2 de octubre de 2019, el Papa confirmó un milagro atribuido a su intercesión que permitiría convertirla en beata.
«Sandra fue una auténtica artista», ha afirmado en la ceremonia de beatificación el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que señaló que la joven italiana «aprendió muy bien el lenguaje del amor, con sus colores y su música». Su santidad fue «su apertura a compartir con los más pequeños, poniendo al servicio de Dios toda su joven vida terrenal, hecha de entusiasmo, sencillez y gran fe».
El cardenal concluyó su homilía con los versos de una oración escrita por la propia beata en 1982, dos años antes de su muerte: «Señor, haz que cada acción mía esté determinada por el hecho de querer el bien de los jóvenes. Cada minuto es una ocasión de amor que hay que aprovechar».