Bartolomé cumple 30 años al frente de la ortodoxia
Centrándose en problemas de impacto global, ha logrado «autoridad moral y un perfil público» como uno de los líderes religiosos más reconocidos, asegura uno de sus asesores
El Papa Francisco subrayó el viernes su «profundo vínculo personal» y su «amistad fraterna» con el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé, al felicitarlo con motivo del 30 aniversario de su elección. El lazo entre ambos surgió ya en 2013, cuando por primera vez tras el Cisma de Oriente un patriarca de Constantinopla asistió al comienzo de pontificado del Obispo de Roma. Luego han protagonizado otros eventos históricos, como su oración conjunta en el Santo Sepulcro en mayo de 2014 o su visita a la isla griega de Lesbos en abril de 2016.
Uno de los puntos de mayor sintonía entre ambos es el «compromiso con la salvaguardia de la creación», un ámbito en el que Francisco asegura haber aprendido mucho del «patriarca verde». Le agradece además su empeño en el campo ecuménico. Bartolomé ha consolidado o iniciado el diálogo bilateral con prácticamente todas las confesiones cristianas, además de con musulmanes y judíos.
Nacido en 1940, en 1991 fue elegido como sucesor del apóstol san Andrés y primus inter pares de la ortodoxia. «Heredaba una posición que prometía más martirio que poder» por las «dificultades con el Gobierno turco», que restringió mucho la labor de su predecesor, explica a Alfa y Omega John Chryssavgis, asesor suyo. A pesar de ello, centrándose en problemas de impacto global, ha logrado «autoridad moral y un perfil público» como uno de los líderes religiosos más reconocidos.
Además de acompañar y sostener a diversas iglesias orientales tras la caída del Telón de Acero, dentro de la ortodoxia Chryssavgis define como «su gran logro» el Gran y Santo Concilio de 2016 en Creta. Sin embargo, las tensiones con la Iglesia ortodoxa rusa que lo ensombrecieron no han dejado de crecer desde entonces. La decisión de Bartolomé de conceder la autocefalia a la Iglesia ortodoxa ucraniana, anunciada en octubre de 2018, llevó al Patriarcado de Moscú a romper la comunión eucarística y a proponer valorar, el año que viene, medidas aún más duras.