Autobiografía del Papa: «Sueño con un papado que sea cada vez más servicial y comunitario» - Alfa y Omega

Autobiografía del Papa: «Sueño con un papado que sea cada vez más servicial y comunitario»

Francisco publica la autobiografía que quería dar a conocer tras su muerte. Su riqueza es el balance que hace de su vida y su pontificado y el mensaje para los católicos

J. B.
Primera visita a Benedicto XVI, en marzo de 2013
Primera visita a Benedicto XVI, en marzo de 2013. Foto: Osservatore Romano Vatican Media via Vatican Pool / Getty Images.

Leer una autobiografía del Papa es como abrir un álbum de fotos de alguien de tu familia: puede ser que hayas visto esas imágenes y escuchado las mismas historias decenas de veces, pero cada vez que te vuelves a encontrar con ellas, las disfrutas como la primera vez. Ocurre también en la que acaba de publicar, Esperanza (Plaza & Janés), en la que se ve a Jorge Mario Bergoglio en mantillas, con sus hermanos pequeños, sonriendo ante su padre, una de las últimas veces que comió con su madre o muy serio en su primer documento de identidad.

Quien busque polémicas o grandes revelaciones no las encontrará en este volumen. Pero entre sus páginas hay muchas perlas. Por ejemplo, ayuda a conocer el hogar en el que creció y donde se forjó su carácter. Recuerda por ejemplo que su padre «estuvo muy enamorado de mi madre, le llevaba flores, le compraba pequeños regalos, detalles. Era un hombre casi siempre alegre. Fijaba las normas, era la autoridad de la casa, pero sin atisbo de machismo». También dice que de sus padres aprendió a mirar a las personas sin juzgarlas. «Mi madre, pero sobre todo mi padre, también por sus relaciones de trabajo, tenían trato con todo el mundo», asegura.

No es tampoco una autobiografía detallada o minuciosa. El Papa evita intencionalmente tocar episodios complejos de la historia de Argentina, de la Iglesia en América Latina o de su trayectoria como jesuita. Pero sí desliza la tierna conversación que mantuvo con su hermana María Elena después de que lo eligieran Pontífice. «“¿Cómo estás, cómo te sientes?”, me preguntó. Sonreí: “Estoy bien, estoy bien, relájate”. Las palabras salían con dificultad. Nos abrazamos por teléfono. Seguimos unidos, nos dijimos, en el corazón».

En cualquier caso, lo que convierte este libro en un texto de gran interés es que el Papa Francisco comenzó a escribirlo en 2019 con la intención de que se publicara después de su muerte. Por eso, la riqueza del volumen es el balance que hace de su vida y de su pontificado y el mensaje que deja para la Iglesia y para los católicos en los últimos capítulos. «Me siento ingrato, pues frente a tantos beneficios recibidos he cometido muchos errores, muchas negligencias», confiesa. «Soy un hombre perdonado siempre. A lo largo de la vida tuve también momentos de crisis, de vacío, de pecado, etapas de mundanidad. Y luego el Señor consiguió librarme de ellos», escribe más adelante. «Siento que gozo de una fama que no me corresponde, de un reconocimiento por parte de la gente que no me corresponde. Es, sin duda, el sentimiento más fuerte», añade después.

De su pontificado, destaca la reforma cultural que emprendió desde el minuto cero, asegura que considera «medieval que alguien se arrodille delante de ti y te bese la mano» y habla de sus colaboradores en tono muy elogioso. «A pesar de las diferencias de carácter, he encontrado (en la Curia vaticana) una gran generosidad y sabiduría que han permitido superar cuestiones que al principio dudaba que se pudieran resolver». Hace balance de medidas que ha tomado, como la bendición informal a personas homosexuales o las limitaciones a la celebración de la Misa según el rito tridentino. Sobre sus defectos, confiesa que «uno de los problemas que suelo tener es la impaciencia. A menudo mis tropiezos han sido fruto de una incapacidad para esperar que ciertos procesos siguieran su curso natural, que los frutos estuvieran maduros». De sus predecesores, publica una foto con Juan Pablo II hecha en Buenos Aires en 1987 y recuerda a Benedicto XVI como «un padre y un hermano». Insiste en que mantuvieron «una relación auténtica y profunda», y que guarda «gratitud al Señor por habérnoslo ofrecido a mí y a la Iglesia».

Como escribe el editor italiano Carlo Musso, quien firma el libro junto a Francisco, el Papa es «un hombre nacido en 1936 que solo mira hacia atrás para impulsar su mirada aún más hacia adelante». Es un resumen perfecto de Esperanza. Por eso, impresiona el último capítulo, en el que Francisco imagina el futuro de la Iglesia, que «seguirá adelante, pues no soy sino un paso».

«Sueño con un papado que sea cada vez más servicial y comunitario», escribe. Profetiza, entre otras cosas, que la Iglesia «será cada vez más universal y su futuro y su fortaleza llegarán también de Latinoamérica, de Asia, de la India, de África, y eso ya puede apreciarse en la riqueza de las vocaciones». Y propone a la Iglesia y a los católicos que crezcan «en creatividad, en comprensión de los retos de la contemporaneidad, abrirse al diálogo y no encerrarse en el miedo».

El título cobra sentido especialmente en las últimas líneas. Casi como si fuera una expresión de su legado, recuerda que «la Iglesia siempre tiene futuro, pues arraiga sus raíces en el pasado, en Cristo vivo, vivo durante su época, en su Resurrección y en el futuro, en la promesa de que Cristo se quedará con nosotros hasta el fin de los siglos», que «la Iglesia nos necesita a todos, a cada hombre y a cada mujer», y que «basta un solo hombre o una sola mujer para que la esperanza renazca y ese hombre o esa mujer podrías ser tú».

Esperanza. La autobiografía
Autor:

Papa Francisco

Editorial:

Plaza & Janés

Año de publicación:

2024

Páginas:

336

Precio:

22,71 €

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