Aurelio Gazzera: «Lo que importa es que la obra de Juan José Aguirre pueda continuar»

Aurelio Gazzera: «Lo que importa es que la obra de Juan José Aguirre pueda continuar»

El carmelita italiano, obispo coadjutor electo de Bangassou, asegura que en la diócesis de República Centroafricana donde ha estado más de 30 años «Cáritas es muy apreciada por las ONG internacionales y grandes agencias»

María Martínez López
El obispo coadjutor electo de Bangassou, durante un encuentro para promover la paz. Foto cedida por Aurelio Gazzera.
El obispo coadjutor electo de Bangassou, durante un encuentro para promover la paz. Foto cedida por Aurelio Gazzera.

¿Qué significa para usted ser obispo coadjutor del español Juan José Aguirre?
Es una gracia y un enorme compromiso trabajar junto a él y, luego, intentar continuar con su excepcional labor. Estos días estuvimos juntos y tuve la oportunidad de ver su corazón paternal y fraterno, su relación serena y confiada con los sacerdotes y seminaristas, su pasión por la Iglesia y por el pueblo. En 24 años de episcopado, ha salvaguardado y ayudado a crecer a la Iglesia de Bangassou a pesar de la guerra y las dificultades de acceso. Es un gran regalo para toda la Iglesia y para la Iglesia en República Centroafricana.

¿Hay diferencias entre Bangassou, al sureste del país, y Bouar, al noroeste?
La situación en Bouar es en parte diferente: es más accesible en términos de carreteras y la proximidad a Camerún facilita mucho el comercio. Pero en parte también similar: grandes zonas de la diócesis siguen expuestas a la violencia y a los peligros. El 10 de febrero de 2023, uno de mis hermanos perdió un pie a causa de una mina terrestre. En diciembre se quemó un pueblo entero, con 28 muertos y más de 900 casas quemadas.

La semana pasada, la representante especial de la Secretaría General de la ONU para niños y conflictos armados pidió tomar medidas para prevenir las «graves violaciones» contra la infancia en su país. ¿Cuál es la situación actual?
La situación en el país es muy frágil. Algunas partes están un poco más tranquilas, pero en gran parte del territorio hay rebeldes que toman el poder y lo hacen todo muy difícil y peligroso.

En este contexto, ¿cuáles eran las prioridades de la Cáritas diocesana en Bouar, a cuyo frente estaba?
Trabajamos por la reconstrucción, pero también mucho en el sector agrícola y educativo. En 2004 creamos la Feria Agropecuaria: un espacio de exposición y venta para las cooperativas de la región. Provienen de un radio de 200 kilómetros y cada año va creciendo. Ahora la facturación ronda los 80.000-100.000 euros cada año, durante los tres días del evento.

Hemos intentado crecer tanto en las parroquias como también como organización, con un fuerte compromiso con la transparencia y la precisión en las relaciones y la gestión. Caritas Bouar es muy apreciada por las ONG internacionales y grandes agencias como UNICEF, FAO y otras.

Aguirre está especialmente ilusionado por su interés por lanzar la Fundación Bangassou también en Italia.
Todavía sé poco tanto sobre Bangassou como sobre la fundación. Pero tengo confianza total en lo que me dice Aguirre, y me parece bonito que la caridad, la fraternidad y la solidaridad vayan creciendo. Por eso pensé, de acuerdo con él, en pedir a amigos que viven en Italia que se sumen a esta aventura. Hablaré lo antes posible con la dirección de Fundación Bangassou y veremos cómo organizarlo. Lo que importa es que la obra sembrada e iniciada por Aguirre pueda continuar; que los huérfanos, los pobres, los ancianos, los niños, los jóvenes, los seminaristas sigan recibiendo lo que necesitan, para que la caridad de Cristo y de muchas personas siga fluyendo y trayendo amor.

Llegó hace 32 años a República Centroafricana, donde ha pasado ya más tiempo de su vida que en su Italia natal. Incluso comparte sus vivencias en un blog. ¿Cómo describiría estas tres décadas?
Siempre he trabajado en la diócesis de Bouar. Entre 1992 y 2003 comencé en el seminario de Bouar, donde dirigí nuestro seminario carmelita y también organicé la escuela para más de 200 candidatos de tres centros: carmelita, capuchino y diocesano.

En 2003, inmediatamente después de la guerra, fui llamado a ser párroco en Bozoum. Fue una experiencia magnífica de 17 años: la parroquia, las celebraciones, el catecismo, los niños, los jóvenes, las familias. También mucho trabajo educativo. Lo primero que hice al llegar fue reabrir las escuelas. Y en 2007 inauguramos el primer centro de secundaria de la diócesis.

Todo ese tiempo asumí también la responsabilidad de la Cáritas diocesana. Junto a esto, está la guerra desde 2013 y el compromiso de acoger a miles de desplazados, pero también la búsqueda del diálogo para alcanzar una solución pacífica.