Aún sin fecha de canonización para Carlos de Foucauld - Alfa y Omega

Aún sin fecha de canonización para Carlos de Foucauld

El Santo Padre ha presidido el consistorio ordinario público para la canonización de siete beatos, cuya fecha de canonización se definirá posteriormente. Entre ellos se encuentra Carlos de Foucauld

Redacción

La mañana de este lunes, 3 de mayo, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre ha presidido el consistorio ordinario público para la canonización de siete beatos, cuya fecha de canonización se definirá posteriormente. Entre ellos se encuentran Carlos de Foucauld o María Francisca de Jesús, fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano.

La fecha de la canonización aún está por decidir, dijo el Pontífice en la fórmula latina utilizada para los siete beatos, de quienes ha recordado sus «vidas cristianas y ejemplar santidad». La decisión de establecer el día de la canonización en una fecha posterior, asegura el portal de noticias vaticana Vatican News, se debe a la actual emergencia sanitaria de la COVID-19.

Carlos de Foucauld, el padre del desierto

Antes de convertirse en el hermano Carlos de Jesús, el joven Carlos, nacido en Estrasburgo, había emprendido la carrera militar siguiendo los pasos de su abuelo, que lo había criado cuando quedó huérfano de padres a los 6 años. El joven había dejado la fe de lado durante su adolescencia, pero una peligrosa exploración en Marruecos, en los años 1883-84, provocó en él una pregunta: «¿Existe Dios? Dios mío, si existes, permíteme conocerte».

De regreso a Francia, De Foucauld se lanzó a la búsqueda y pidió a un sacerdote que le instruyera. Luego peregrinó a Tierra Santa y allí, en los lugares de la vida de Cristo, encontró su vocación: consagrarse totalmente a Dios, imitando a Jesús en una vida oculta y silenciosa. Ordenado sacerdote a los 43 años (1901), Carlos De Foucauld fue al desierto argelino del Sahara, primero a Beni Abbès, como un pobre entre los más pobres, y luego más al sur, a Tamanrasset, con los tuareg del Hoggar.

Llevó una vida de oración, meditando continuamente la Sagrada Escritura, con el deseo incesante de ser el «hermano universal» para cada persona. Murió a la edad de 58 años, la noche del 1 de diciembre de 1916, asesinado por una banda de merodeadores que pasaba por allí. Benedicto XVI lo beatificó en 2005.

Lázaro, el primer laico indio beatificado

Lázaro, conocido como Devasahayam, fue el primer laico indio en ser beatificado, un hombre de familia y un mártir. Nacido en 1712, era hijo de un brahmán del reino hindú de Travancore, pertenecía a la alta casta de los guerreros. Se convirtió al cristianismo de adulto y recibió el Bautismo a los 33 años.

Esta conversión fue considerada una traición y un peligro para la solidez del reino. Por ello, fue detenido, humillado y torturado por los funcionarios, que luego ordenaron matarlo por abjuración del hinduismo. Benedicto XVI lo inscribió en el registro de los beatos en 2011.

María Francisca de Jesús, fundadora

Nacida en el Piamonte, Anna Maria Rubatto se dedicó durante años a ayudar a los pobres de Turín, visitando a los enfermos en el Cottolengo y trabajando constantemente en el Oratorio de Don Bosco.

Fundó en la ciudad de Loano, cerca de Savona, el Instituto de las Hermanas Terciarias Capuchinas y luego partió hacia América Latina, donde se esforzó por servir a los pobres. En 1892 llevó a sus hermanas a Montevideo, en Uruguay, y de allí, al poco tiempo, a Argentina y Brasil. Siete veces la madre Francisca cruzó el océano para acompañar y visitar a sus hijas. Murió en Montevideo en 1904 y fue beatificada 89 años después por Juan Pablo II.

María Domenica Mantovani, servidora de los pobres

Fue la primera superiora del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia, que fundó junto con el beato Giuseppe Nascimbeni, su guía espiritual, que la quiso como colaboradora para la fundación del instituto.

Fue una figura determinante en el desarrollo del carisma y la espiritualidad de la congregación. Dedicó toda su vida, hasta el final de sus días, al humilde servicio de los pobres, los huérfanos y los enfermos. Juan Pablo II la declaró beata en 2003.

César De Bus, el catequista

Nacido en Provenza y educado por los jesuitas, fue un sacerdote que se dedicó a la predicación y a la catequesis y fundó la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana en 1572, con el objetivo de formar a los fieles. Llevó a cabo esta tarea con un estilo sencillo y pobre, cercano a la gente, a través de una catequesis fácilmente comprensible. Murió la mañana de Pascua de 1603 en Aviñón. Pablo VI lo declaró beato en 1975.

Luis María Palazzolo, educador

Sacerdote de Bérgamo, fundó las congregaciones de las Clarisas y de los Hermanos de la Sagrada Familia para acoger a niñas huérfanas y pobres. También creó escuelas nocturnas para jóvenes y adultos. La labor educativa y la formación religiosa que ofreció fueron tan eficaces que unos 40 jóvenes del oratorio optaron por hacerse sacerdotes. Sometido a un sufrimiento físico y moral, murió a la edad de 58 años. En 1963 Juan XXIII lo beatificó.

Justino María Russolillo, siempre con los sacerdotes

Sacerdote de Pianura, en la provincia de Nápoles, vivió su vida y su ministerio al servicio de las vocaciones, para lo que fundó una sociedad de sacerdotes. Fue predicador, conferenciante y escritor. La catequesis permanente y la atención pastoral a las familias transformaron su comunidad parroquial, que se convirtió así en una casa de santidad y en la cuna de numerosas vocaciones.

También extendió sus actividades a los sacerdotes y religiosos con dificultades, y ayudó a los jóvenes a formar familias cristianas. Debido a su incansable trabajo, sufrió diversas incomprensiones, pero siempre ofreció estos sufrimientos a la Virgen María. Benedicto XVI lo contó entre los beatos en 2011.