Aumentan los delitos de odio: «Ahora se denuncia más»

El Ministerio del Interior registró en 2023 un incremento del 21 % respecto al año anterior en el número de delitos de odio. Un dato visto con buenos ojos, aunque parezca paradójico, desde el Departamento de Igualdad del Secretariado Gitano, cuya directora, Cristina de la Serna, hace «una valoración positiva» de la cifra. A su juicio, no implica tanto un estallido de la violencia, sino que «hay más víctimas que denuncian y más agentes cualificados para decir que, si te han pegado un tortazo y te han llamado “gitana de mierda”, es un delito de odio». También ayuda que «en todas las provincias haya un fiscal» especializado en delitos de odio que «desde el minuto cero puede orientar la investigación». «Es un salto cualitativo fundamental», sentencia.

La responsable del Secretariado Gitano es una de las 15 representantes de asociaciones del tercer sector que a principios de mes se reunieron con el ministro del Interior, Grande-Marlaska, para abordar los resultados del Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España 2023 que elabora la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio.

Según la estadística, el año pasado se produjeron en España oficialmente 2.268 casos, aunque se cree que la cifra real es ligeramente superior porque hay hechos que no salen a la luz o no son denunciados. Pese a los avances, Cristina de la Serna matiza que «todavía sigue habiendo desafíos». Por ejemplo, «hay una altísima tasa de infradenuncia». En algunos colectivos, como el pueblo gitano, al que ella misma pertenece, «todavía no se denuncian apenas los delitos de odio». Cruzando los últimos casos registrados con el muestreo elaborado cada cuatro años por el el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica —actualmente bajo el paraguas del Ministerio de Igualdad—, esta tasa de infradenuncia puede llegar hasta el 90 %.

De la Serna señala como una de las causas de esta infradenuncia la «desafección de personas pertenecientes a minorías hacia la Policía por la existencia», en ocasiones, «de prácticas discriminatorias». Al menos en el pasado, donde la persecución a las personas gitanas estaba más normalizada. Y aunque estas dinámicas se han transformado de forma muy significativa en los últimos años, «una mala práctica te mina la confianza para siempre». 

Falta de confianza

Pero no se puede hablar de infradenuncia sin citar a las personas sin hogar. Los delitos crecieron en una unidad, pasando de 17 denuncias en 2022 a 18 en 2023. «Se denuncia tan solo el 13 % de los casos ocurridos», explica Daniel Ferrera, portavoz de Hogar Sí, una de las entidades referentes en el sector. El dato contrasta con el alto porcentaje de miembros de este colectivo —que en realidad «no puede ser considerado un colectivo», según Ferrera— que sufren un ataque: el 47 % de las personas sin hogar ha sufrido algún delito de odio y el 81 % de todos ellos han sufrido más de uno. A pesar de ello, «las víctimas no suelen acudir a un sistema que les ha fallado» y que, por lo tanto, «no les genera confianza».