Aumentan las causas de nulidad en recién casados
Los expertos advierten un incremento de las peticiones de nulidad en matrimonios «que no llevan ni siquiera un año casados»
«Actualmente, conozco la causa de nulidad de dos matrimonios que han durado solo unos meses. En uno, hubo una sentencia negativa y hay apelación; en el otro, hay primera instancia. Antes, no había visto uniones tan breves en una nulidad», afirma Rosa Corazón, abogada del Tribunal de la Rota que defiende causas de nulidad desde hace casi 25 años y es autora del libro Nulidades matrimoniales. Lo que hay que saber antes y después de casarse.
Su percepción la confirma Francisco José Ramos Vega, abogado rotal con procesos en numerosas diócesis españolas: «Esto es muy relevante. Están llegando causas de matrimonios con una vida en común cada vez más corta. Son parejas que han convivido tres o cuatro años, algunas con apenas meses de matrimonio». Normalmente, «se casan después de un período de convivencia y toman la decisión cuando ya tienen la vida más o menos encarrilada, la casa en propiedad, etc. Hay un número muy alto de parejas que al cabo de un año se separan y uno de ellos pide la nulidad», asegura Ramos Vega.
Para Rosa Corazón, «la gente no sabe bien lo que está haciendo cuando contrae matrimonio. Muchos llevan unos años conviviendo juntos y se casan porque es lo que toca. No es así, el matrimonio no toca, exige más seriedad y profundidad. No es lo mismo convivir que casarse, no es lo mismo tener relaciones previas que contraer matrimonio. Casarse es entregar la vida completamente, la presente y la futura, hasta la muerte. Mantener relaciones o convivir no es igual que casarse. No hay que engañarse con el ya hemos convivido y ahora… la boda, dando por sentado que convivir es una buena preparación. No, no es así».
Según la abogada rotal, «en realidad y en cierto sentido no es malo acudir lo antes posible al tribunal de la Iglesia. Si la convivencia es imposible y lo ves delante de Dios y recibes la ayuda de alguna persona bien formada, es mejor ir antes que tarde». Así se evitaría «el tremendo sufrimiento que he visto en personas que han tardado más de 20 años en tomar la decisión de presentar la demanda de nulidad de su matrimonio.
«No estoy animando a nadie –advierte Rosa Corazón–, pero si uno ve que es imposible y por ejemplo ya hay un divorcio, es mejor empezar pronto el proceso. Mejor antes que después».
Ambos expertos coinciden en que el motu proprio del Papa Mitis Iudex sobre las causas de nulidad provocó un boom de peticiones de nulidad por parte de muchas personas «movidas por las palabras del Papa y su intención de hacer unos procesos más fáciles y gratuitos», asegura Francisco José Ramos Vega. Años después, «las aguas han vuelto a su cauce» y las cifras han bajado, «también debido al acusado descenso anual de matrimonios celebrados por la Iglesia».
Ahora con la pandemia «se está retrasando todo más», revela Rosa Corazón, pero las causas de nulidad siguen siendo «poquísimas» comparadas «con la gente que se casa canónicamente y luego se divorcia y vive divorciada». En cualquier caso, «uno va a una nulidad por cuestión de conciencia, porque hay muchos que vienen de un mal consentimiento, de una mala vida… Hay tantas personas de vuelta que quieren enderezar su vida… Para mí son unos valientes», concluye la abogada.
«Para las cosas grandes de la vida hay que ser valiente, y entre esas cosas están el matrimonio y la familia», asegura Rosa Corazón, que acaba de publicar el otro libro Matrimonio hoy. Proyecto de toda una vida.
A las puertas del Año de la Familia convocado por el Papa Francisco a partir del próximo 19 de marzo, la abogada rotal no duda en que «hoy, hay una lucha contra el valor fundamental del matrimonio, la familia y los hijos», porque «jurídicamente está menos protegido que una vivienda o cualquier otro inmueble». Por eso una unión de dos personas «que se entregan recíprocamente la vida hasta la muerte es un bien para la sociedad que debe estar debidamente protegido por el Estado».
Corazón aconseja a los matrimonios «pasarlo bien juntos», porque «si lo hacían de novios no sé por qué no lo hacen de casados. Es verdad que con los años el amor se hace más maduro pero sigue exigiendo cuidados, no se puede dar por hecho».
También habla de la importancia de la fe a la hora de la vida en común: «No es esencial para casarse, aunque suene llamativo. Para casarse basta con querer con la otra persona lo que dice la Iglesia que es el matrimonio. Pero es indudable que es un elemento capital en la pareja, como en todo lo importante de la vida. No es esencial, pero con fe y la gracia vives mejor tu unión y tienes una gracia especial para superar las dificultades».