Casarse por la Iglesia: el amor que quieren los jóvenes - Alfa y Omega

Casarse por la Iglesia: el amor que quieren los jóvenes

Tres expertos en pastoral matrimonial publican Una decisión original, una guía que explica qué es casarse por la Iglesia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: EFE/Andy Rain

«Si hubiera una mejor preparación al matrimonio se podrían evitar muchas rupturas», afirma María Álvarez de las Asturias, autora junto a los sacerdotes Nicolás Álvarez de las Asturias y Lucas Buch del libro Una decisión original. Guía para casarse por la Iglesia (Ed. Palabra).

Experta en pastoral familiar y directora del instituto de orientación familiar Coincidir, explica que «el matrimonio por la Iglesia recoge todos los elementos de una relación muy especial, porque es una forma de quererse diferente a otras. Cuando un chico y una chica se quieren de esta manera, con unos elementos, propios, descubren que el otro hace tu vida mejor. Y como consecuencia de ese regalazo que has encontrado, no quieres que esa persona desparezca de tu vida, la quieres siempre contigo. Y esa persona te da vida, la eliges entre todas las demás personas del mundo. Y lo bueno es que no son renuncias, son afirmaciones. La Iglesia, cuando las ve, «alucina» por lo fuertes que son y les pone nombre: indisolubilidad, fecundidad, y fidelidad. Cuando se presenta esta forma de amar, muchos jóvenes dicen: «Yo quiero un amor así», porque en realidad todas estas características del amor solo las puedes encontrar en el matrimonio tal como lo propone la Iglesia».

Tanto María como los otros autores del libro «trabajamos habitualmente con jóvenes que nos hacen llegar muchas preguntas acerca del noviazgo. Y no se puede hablar del noviazgo sin hablar del matrimonio, que es el objetivo de su relación. El Papa nos está hablando constantemente de la necesidad de establecer una pastoral que incida en la belleza del vínculo, y nosotros nos hemos dado por aludidos».

Otro motivo que les ha impulsado a poner por escrito su experiencia y sus conocimientos es que los tres autores «acompañamos también a familias que están pasando por dificultades y a personas que vienen de una ruptura. Vemos el dolor que hay ahí, y eso no ha impulsado a proponer poner bien las bases de un buen matrimonio».

De hecho, «si se preparara mejor a los novios se podrían evitar muchas rupturas. Por supuesto que hay que acompañar las situaciones difíciles, pero no es suficiente. A la vez hay que prevenir para evitar que haya más parejas que pasen por el sufrimiento de una ruptura. Se previne poniendo bien los cimientos, cuidando el noviazgo, la preparación y la admisión al matrimonio».

Además, a los novios no se les puede dejar solos después de la boda: «Cuando te casas así, la Iglesia te dice te dice que este amor es posible, no es una fantasía, es verdad y es real, y entonces adquiere el compromiso de ayudarte a vivirlo. Esto es una responsabilidad muy grande. La Iglesia está cobrando cada vez más conciencia de que no se puede dejar solos a los recién casados. Estamos en camino pero nos falta mejorar, ya hay una gran preocupación y deseo de ayudar y acompañar, pero aún nos falta por hacer. Estamos en ello».

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