Atardeceres en 360 grados desde la cúpula de la Almudena - Alfa y Omega

Atardeceres en 360 grados desde la cúpula de la Almudena

Tras el éxito de las visitas guiadas de tarde durante el verano, el Museo Catedral de la Almudena alarga la iniciativa

Begoña Aragoneses
Dos chicas, durante la visita #AbiertoAlAtardecer, disfrutan de la puesta de sol desde la cúpula de la madrileña catedral de la Almudena
Dos chicas, durante la visita #AbiertoAlAtardecer, disfrutan de la puesta de sol desde la cúpula de la madrileña catedral de la Almudena. Foto: Begoña Aragoneses.

Más de 400 personas han podido disfrutar ya de #AbiertoAlAtardecer, una iniciativa pionera puesta en marcha por el Museo de la Catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid para este verano, tan diferente a todos. Se trata de una réplica de las visitas guiadas de la mañana, pero programada para que concluya en el mirador de la cúpula de la catedral mientras se pone el sol. «Es observar de otra manera lo que tenemos», explica María, la guía que acompaña a uno de los grupos del primer día de septiembre.

El éxito de esta propuesta, que ha superado las expectativas de los responsables, llevó a ampliarla hasta finales de este mes, y la previsión es mantenerla «todo lo posible, siempre que lo permitan las circunstancias sanitarias y climatológicas», indica Cristina Tarrero, directora del museo. Con todas las entradas agotadas hasta el día 25, «pondremos nuevas a la venta para la última semana de septiembre y la primera de octubre». Y así, hasta que se pueda, porque «la gente está encantada».

Entre los visitantes hay familias, pero sobre todo mucha gente joven, parejas de novios y grupos de amigos. Cada tarde, de lunes a viernes, dos grupos de diez personas cada uno, atendiendo a las restricciones de aforo, comienzan la visita con 15 minutos de diferencia. Ante la falta de turismo extranjero, el museo ha sabido atraer al madrileño, que acude en muchos casos por primera vez. «Tantas veces que paso por delante y nunca había entrado», reconoce Antonio, que junto a su novia Beatriz aprovecha para hacerse selfis desde la cúpula. «La visita es bonita, pero esto ya es otro nivel».

Lo dice por las vistas, que atrapan las miradas de los visitantes, en algunos casos emocionadas como la de Mercedes, una mujer que ha acudido con sus hijos y su nieto: «Fíjate, yo he nacido en San Antonio de la Florida y verlo desde aquí…». También las de los fotógrafos, que disfrutan registrando un cielo cambiante por segundos sobre un Madrid visto en 360 grados. El mirador circular permite ver la ciudad en todas las direcciones y algunos de sus elementos más emblemáticos: la Casa de Campo, sobre la que se pone el sol; el Palacio de Vistalegre; el Seminario Conciliar; la cúpula de San Francisco el Grande; el trazado de las calles del Madrid de los Austrias; el edificio Torrespaña, conocido popularmente como el Pirulí, o la fachada sur del Palacio Real junto a su plaza de la Armería, con la sierra de Guadarrama en el horizonte.

Colección para conocer Madrid

Sorprende también al público la colección que atesora el museo. La primera parte de la visita incluye un recorrido por una de las dos galerías (la segunda, más catequética, se ha suprimido para poder estar más tiempo en el mirador), con el objetivo de acercar la historia de la archidiócesis de Madrid, de santa María de la Almudena, la patrona de la ciudad, y de san Isidro, el patrón. Entre los objetos expuestos hay vestidos y joyas donados a la Virgen –como un anillo que perteneció a la reina María de las Mercedes–, la bula del Papa León XIII que autoriza a Madrid a tener diócesis propia, o una custodia labrada de 1693, encargo de la Real Esclavitud de la Almudena.

Sin embargo, la guía fija la atención en la pieza más importante: el Códice de san Isidro, del siglo XIII, que recoge toda la tradición oral sobre su vida y sus milagros. «Es una pasada ver las vestimentas de la Virgen, lo bien cuidado que está todo…», se asombra Clara, una joven que ha venido junto a una amiga, Begoña, fascinada con la custodia: «Lo más bonito para el Mejor». Carmen, adolescente, está sorprendida porque «pensaba que iba a ser más rollo». Su madre añade que «la guía es estupenda; sus explicaciones, muy amenas, sin ser muy extensas son suficiente para despertar la curiosidad».

Cuando el 15 de junio de 1993 el Papa san Juan Pablo II dedicó la catedral de la Almudena, Marko Rupnik, jesuita esloveno, no había vestido aún con sus grandiosos mosaicos las paredes de la sacristía mayor, la sala capitular y la capilla del Santísimo (inaugurados en 2005, 2006 y 2011, respectivamente). A esta última se accede desde la propia catedral; las otras dos se incluyen en las visitas guiadas.

Con teselas de formas variadas elaboradas en sus talleres de Italia y traídas a la catedral para encajarlas en el espacio, Rupnik dibuja la historia de la salvación en unas representaciones dominadas por el impacto del color, puramente simbólico. Los relatos bíblicos se completan con las imágenes de los santos nacidos en Madrid: Isidro y su esposa, María de la Cabeza; Soledad Torres Acosta; María Micaela; el Papa san Dámaso y Maravillas de Jesús. La guía apunta que, con posterioridad al diseño de los mosaicos han sido canonizadas, por el Papa Francisco, las madrileñas Nazaria Ignacia March y María de la Purísima de la Cruz.

Más información en museo.catedraldelaalmudena.es