Aplicaciones pastorales del documento de Aparecida. «Aparecida aterrizó en la realidad» - Alfa y Omega

Aplicaciones pastorales del documento de Aparecida. «Aparecida aterrizó en la realidad»

El documento de Aparecida «no se marchó por las nubes, sino que aterrizó en la realidad; nos dio las claves para la formación de agentes de pastoral y para revitalizar las comunidades cristianas», afirma monseñor Cob, obispo español en Ecuador. Aparecida despertó a la Iglesia en Iberoamérica para la misión continental. Desde mayo de 2007, numerosas diócesis lo han utilizado como hoja de ruta para sus planes pastorales

Cristina Sánchez Aguilar
Jóvenes se reúnen en un grupo de catequesis, en la parroquia de Cristo Obrero, de la Villa 31, periferia de Buenos Aires.

El 31 de mayo de 2007, día que culminó la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano –CELAM– en Aparecida, Brasil, comenzó un camino de misión para la Iglesia en Iberoamérica, de presencia en los lugares más lejanos, de conversión de las estructuras. «El Documento de Aparecida no se marchó por las nubes, sino que aterrizó en la realidad. Perfiló la espiritualidad del creyente como misionero, con una metodología clara y pedagógica para la mejor comprensión del pueblo», afirma monseñor Rafael Cob, obispo español al frente del Vicariato Apostólico de Puyo, en Ecuador. También, añade, «nos dio las claves para la formación de agentes de pastoral y para revitalizar las comunidades cristianas».

Ésta es la gran aportación que Aparecida ha hecho a la Iglesia en Iberoamérica, «que nos ha despertado y puesto en pie para la misión continental», afirma monseñor Cob. Los obispos del continente de la esperanza no han tardado en implantar las enseñanzas del Documento en sus diócesis: «Nuestro reto pastoral es aplicar todos los desafíos planteados: una misión permanente que nos está llevando a una renovación eclesial esperanzadora», señala monseñor Javier del Río, obispo de Tarija, en el sur de Bolivia. En su diócesis, monseñor del Río elaboró el Plan pastoral diocesano basado en el documento de Aparecida: «Nuestros grupos parroquiales, seminaristas, los grupos juveniles…, todos tienen el texto como base para sus encuentros y planificaciones. En Tarija, la pastoral humana está comprometida en esta tarea de evangelización».

Para muestra, un botón

Para monseñor Pablo Galimberti, obispo de la diócesis de Salto, en Uruguay, Aparecida ha sido fuente inspiradora: «Trabajamos la conversión pastoral, que va de la mano con la conversión personal, algo similar a lo que el Papa Francisco intenta aplicar en la Curia vaticana», explica el obispo. Además, en «cada Iglesia particular –diócesis, parroquias, capillas, comunidades eclesiales de barrios–, se ha percibido ya este soplo del Espíritu», materializado en la Palabra de Dios como eje transversal «que impregna todos los sectores», en una Iglesia misionera y fraterna que «ha abierto comedores para ofrecer un plato de comida, o albergues para cobijar a los sin techo», o en una Iglesia que participa en la sociedad civil. Y cita ejemplos de católicos que escriben en periódicos y denuncian abiertamente «las leyes recientemente aprobadas sobre el aborto y el matrimonio entre personas homosexuales».

En la diócesis de San Miguel, en Argentina, el padre Scannone, asesor del departamento Justicia y Solidaridad, del CELAM, y de la Comisión de Pastoral Social diocesana, junto con don Esteban de Nevares, responsable de dicha Comisión, aseguran que su trabajo «está marcado por Aparecida». Uno de los aspectos que trabajan es la opción preferencial por los pobres: además de la gran cantidad de acciones que realiza Cáritas, «en la diócesis, se ha hecho un gran asentamiento por parte de unas 1.500 familias sin recursos, que viven en chozas de cartón, madera o chapas de cinc». Allí, la diócesis ha enviado un equipo que colabora en la organización de la comunidad y reparte alimentos, agua, ropa, medicamentos, útiles escolares…

El segundo punto en torno al que se articula la pastoral diocesana es el trabajo con jóvenes afectados por las adicciones. «Tenemos voluntarios en muchas iglesias y capillas –se los llama, comúnmente, orejas–, que atienden personal y telefónicamente a los muchachos que necesitan hablar. Además, se dan charlas en colegios y se colabora en el internamiento de los que estén dispuestos a recuperarse.Otro de los grandes ejes de la pastoral social desprendido de Aparecida, y trabajado reiteradamente por el cardenal Bergoglio en Buenos Aires, es el de la trata de personas, tanto de esclavas sexuales como de esclavos laborales –en talleres de costura, granjas, etc.–. La atención a los ancianos y la concienciación sobre el uso racional de los recursos, en beneficio del medio ambiente, completan el trabajo en San Miguel, desprendido de Aparecida.

También Salir a las periferias, esa petición en la palestra estos días, ya aparecía en el documento del CELAM. Monseñor Heriberto Bodeant, en su diócesis de Melo, en Uruguay, lleva años trabajando en este punto, «para llegar a esas pequeñas comunidades rurales que están lejos de todo. Yo, personalmente, voy a las 80 capillas de la diócesis, para estar más cerca de la gente, para escucharla y acompañarla. Para salir al encuentro del alejado: no sólo a los que no participaron nunca de la vida de la Iglesia, sino también a los que, siendo bautizados, no han tenido la cercanía de la Iglesia».

RELACIONADO