Antonio Montero: «Compañeros de RTVE me dicen "me encanta Pueblo de Dios"»

Antonio Montero: «Compañeros de TVE me dicen que les encanta Pueblo de Dios»

Pueblo de Dios celebró el pasado domingo su 40 aniversario. «Lo que más me ha pellizcado el corazón fue recordar la vuelta después de la pandemia», confiesa su director

María Martínez López
Pueblo de Dios 40 años en RTVE
Montero durante el rodaje de un programa en Ucrania. Foto: Pueblo de Dios.

Lleva casi cinco años al frente de Pueblo de Dios, ¿qué ha supuesto este tiempo para tomar el pulso de un programa tan veterano?
Por un lado, mi nombramiento fue un desafío personal porque yo era de esos niños que veía el programa cuando nadie me hablaba de la Iglesia y me sirvió para poner esa semilla de vocación y sentimiento misionero. En lo vocacional, obviamente también fue un desafío ser fiel a 40 años de presencia de una Iglesia que es abierta, misericordiosa, y pionera en muchas cosas: en hablar de las periferias, en ser pueblo de Dios en salida, en la sinodalidad —llevamos 40 años intentando caminar juntos—, y haciendo todo «por tantos»… Por último, como periodista también era un reto porque el anterior director, Julián del Olmo, y todo el equipo habían dejado el listo muy alto y había que mantener el nivel.

¿Qué quiere decir con eso de «los niños que veían el programa»?
Mi padre no es consciente de que es creyente; mi madre era practicante pero muy poco, era la única que me llevaba algo a la iglesia. Pero de pequeño yo siempre tenía un sentimiento de fe, y en la tele veía todos los dibujos animados pero también me tragaba entero Pueblo de Dios. Desde siempre lo he tenido ahí, aunque con el paso de los años dejé de verlo. Luego, en la última etapa, al celebrar el domingo no tenía tiempo. ¡Y mira ahora!

¿Cómo ha sido buscar en el baúl de los recuerdos para preparar el programa especial que se emitió el pasado domingo y que se repondrá el próximo jueves a las 9:00 horas?
Ha sido muy difícil resumir 40 años en 30 minutos. De lo que pusimos, me quedo con los misioneros que ya no están, como Isa Solá en Haití, con quien estuvimos varias veces. O con el testimonio de Pedro Opeka, el apóstol de la basura de Antananarivo (Madagascar). Y luego, en lo sencillo, lo que más me pellizcó el corazón fue recordar la vuelta después de la pandemia, que fue el momento más difícil para mí como profesional. A finales de mayo y principios de junio empezamos a movernos por España, recogiendo el testimonio de los capellanes de hospital, de San Juan de Dios, de los camilos en Tres Cantos o de la labor de la Comunidad de Sant’Egidio.

Las cámaras siempre captan la atención de los protagonistas más jóvenes. Foto: Pueblo de Dios.

Precisamente a raíz de la pandemia se habló mucho de la gran labor que realiza la Misa de RTVE. Pero, ¿les llega valoraciones de lo que supone también Pueblo de Dios para los teleespectadores?
La gente no distingue mucho una cosa de la otra, lo cual para mí es motivo de orgullo, porque significa que dentro de este servicio público no solo participan de la Eucaristía sino que también se les abre un mundo nuevo. Y da el ciento por uno, porque no solo es para la gente de Iglesia, sino que llega también a sus hijos, nueras o nietos, que lo ven con ellos y a lo mejor no son creyentes.

Cuando voy por los pasillos de TVE me encuentro a compañeros que acompañan a sus familiares mayores o enfermos y sin conocerme me dicen «me encanta tu programa, muestra una imagen de la Iglesia que no conocía». Tiene fortaleza por ese lenguaje válido para todos los públicos, que aporta a los no creyentes valores católicos que también son universales. Y a los creyentes les alimenta la fe, la esperanza y la caridad.

Sin duda un servicio público.
Yo lo vivo como un doble servicio. Por un lado, el de sacerdote con una misión encomendada. Por otro, al estar en la televisión estamos al servicio de una sociedad que aunque es plural mantiene unos valores y una forma de creer muy cercana a la de la Iglesia. Piense además que la mayoría de fondos documentales que hay en RTVE de países del tercer mundo proceden de Pueblo de Dios: desde el terremoto de Haití hasta el ébola en Sierra Leona y Liberia, las imágenes que trajimos luego se han utilizado en el Telediario, en Informe semanal… Y todo ello gracias a las congregaciones religiosas y las ONG que apuesta por este formato y nos invitan, porque son conscientes de la sensibilización que esto genera.

Entonces, ¿los datos de audiencia acompañan, son similares a los de la transmisión de la Misa?
Por regla general sí. Y es una audiencia que permanece. Solo en España llegamos al medio millón cada semana, lo cual en estos tiempos es significativo.

Sorprende, porque se podría caer en la tentación de que es un programa cuyos espectadores irían muriendo.
Pues sí hay renovación, es curioso. Y eso en España; porque nos consta que también en América Latina tenemos muchos seguidores, pero de ellos no tenemos datos.