Antonio Bellella: «Hoy los abusos ya no se ponen debajo de la alfombra» - Alfa y Omega

Antonio Bellella: «Hoy los abusos ya no se ponen debajo de la alfombra»

El ITVR organiza el sábado una jornada sobre Abusos de poder y de conciencia, un tipo de abusos «que cuesta más identificar y tipificar», dice su director

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Antonio Bellella, director del ITVR
El claretiano Antonio Bellella, director del ITVR. Foto: Miguel Ángel Gil, CMF.

El sábado 11 de noviembre, el Instituto Teológico para la Vida Consagrada organiza la tercera jornada de estudio sobre Abusos de poder y de conciencia, un día de reflexión «para ayudar a desenmascarar, evitar y prevenir cualquier situación abusiva en la Iglesia, y procurar la sanación de todas las víctimas», afirma el director del ITVR, el claretiano Antonio Bellella.

El tema de los abusos de poder y de conciencia en la Iglesia no es tan conocido como el de los abusos sexuales, una de sus ramificaciones. ¿Cómo se manifiestan en la Iglesia este tipo de abusos que no son de carácter sexual?
Hay que reconocer que en los últimos años ha habido una sensibilización creciente ante este problema, no solo dentro de la Iglesia sino en toda la sociedad. Esto es muy positivo, porque refleja la voluntad de atender a la dignidad de la persona y de cuidar nuestro comportamiento para que nadie en ningún entorno pueda sufrir una falta de respeto que pueda convertirse en un abuso.

Ahora bien, el abuso sexual contra menores es un delito claramente recogido en todos los códigos penales y es claramente identificable, pero el abuso de poder y de conciencia es muy difícil de tipificar y de descubrir a primera vista. Aparece en relaciones de poder en cualquier espacio. Hoy en día se habla de «no directividad» como criterio para que las relaciones de poder no degeneren en relaciones abusivas. Pero en las comunidades de fe se mezcla la vida, la misión y otros elementos en los que unas personas ponen toda su confianza en otras en virtud de la obediencia y por eso es un ámbito en el que se puede producir un comportamiento inapropiado.

¿Cómo se manifiesta?
Básicamente, consiste en ir suplantando gradualmente la conciencia de la persona hasta dejarla privada del ámbito sagrado de su relación con Dios. Es un abuso muy difícil de identificar porque la persona que lo sufre tarda más en percibirlo como un abuso, pero es igual de real.

La experiencia de los religiosos

La jornada sobre Abusos de poder y de conciencia contará con la participación del Decano del Tribunal de la Rota en España, Carlos Morán, que hablará sobre la transformación jurídica y estructural que ha experimentado la Iglesia en los últimos años ante estos casos. El Equipo de Prevención de Abusos de los misioneros claretianos ofrecerá un taller de Compromiso por el cuidado y dos miembros del servicio jurídico de CONFER, Miguel Campo y Teodoro Bahillo, ofrecerán su perspectiva sobre la lucha contra esta lacra desde la experiencia de los religiosos.

En cuanto a los abusos sexuales, conocemos algunos proyectos de sanación de víctimas de la Iglesia. Pero también ha habido estos años un recorrido normativo que se ha recogido incluso canónicamente. ¿Cuál es?
El esfuerzo para atajar la crisis de los abusos no se ha quedado en meras palabras, sino que los servicios jurídicos de la Santa Sede y todos los grandes canonistas han trabajado mucho en las últimas décadas para evitar la dura crítica de que el sistema legal de la Iglesia favorece el encubrimiento. Si esto en algún momento pudo darse, la realidad es que hoy en día se ha hecho todo lo posible para que no se repita. Esto ha obligado a reformar la forma de llevar adelante los juicios según el derecho canónico y también el modo en el que debe ejercerse la autoridad en la Iglesia. También se ha reformado en este sentido el rol que debe tener el superior en la toma de decisiones de cada individuo.

Todo ello indica una fuerte voluntad de la Iglesia para cambiar las cosas. Hay muchos observadores independientes que valoran la seriedad de las reformas que ha emprendido para que todo esto cambie. Eso es indudable y hay que decirlo del mismo modo que hay que desenmascarar los casos de abusos: la Iglesia está haciendo todo lo posible, también canónicamente, para que las situaciones de abuso no se repitan más.

¿Se puede decir entonces que las personas hoy en la Iglesia están más protegidas ante cualquier tipo de abuso?
Estoy convencido de que sí. La gente ahora está más protegida ante estos abusos en la Iglesia. Por un lado, ha cambiado mucho la sensibilidad tanto de las autoridades como de las comunidades cristianas: hoy está muy claro que la víctima es víctima y no se puede decir que ha tenido un comportamiento inapropiado.

En segundo lugar, desde el Papa hacia abajo, tanto obispos como superiores religiosos, párrocos y agentes de pastoral son conscientes del avance en los protocolos de prevención de abusos y conocen la manera de proceder cuando suceden, tanto en el ámbito canónico como en el civil.

Por último, el pueblo cristiano ha reclamado a la Iglesia un comportamiento que no deje lugar a dudas. Evidente, la debilidad humana está ahí y el comportamiento inapropiado puede surgir. El problema está en qué hacer cuando esto se presenta: hoy el pueblo cristiano exige y reclama que la Iglesia sea muy clara, con una sensibilización a favor de las víctimas. Esta sensibilización está contribuyendo a que los abusos no se pongan ya debajo de la alfombra.