Antonino Enea: «En esta oficina se escribe sobre pergamino»
El italiano Antonino Enea ha sido el responsable de la Oficina Caligráfica de la Secretaría de Estado de la Santa Sede hasta 2021. Ha preparado cientos de encargos para el Papa, pero el que más le enorgullece es el Documento sobre la fraternidad humana firmado por Francisco y el gran imán de Al Azhar el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi.
¿Qué hace un día cualquiera en la Oficina Caligráfica de la Secretaría de Estado?
Preparamos los nombramientos pontificios de cada obispo para el mundo entero y realizamos las credenciales apostólicas, esos documentos que los nuncios apostólicos, embajadores del Vaticano, muestran a los jefes de Estado para que les den su visto bueno. Seguramente seamos el único Estado del orbe que todavía escribe este tipo de documentos a mano. Es una gran satisfacción.
¿Qué materiales utilizan?
La mayoría de los documentos de esta oficina se escriben sobre pergamino, aunque algunos elementos, como las credenciales, se escriben en papel. Los colores que se usan son el negro, el rojo y el sepia; colores que marcan el estilo de la Curia. No se usa ningún otro. Por ejemplo, los nombramientos pontificios se escriben en negro con el nombre del obispo en rojo. Y el sepia se utiliza para los anuncios de beatificaciones.
¿Por qué siguen utilizando este tipo de materiales?
El pergamino es un material vivo. Tiene una duración mucho mayor respecto al papel. Esta es una particularidad importante y el Vaticano todavía cuida sus tradiciones. Para mí es un gusto. El sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, ha dado una gran importancia a este asunto y ha querido su continuidad.
¿Qué canal de comunicación tienen con el Papa para hacer su trabajo?
Cada semana hacemos un par de envíos de dos o tres documentos para que los firme el Santo Padre y después vuelven a nuestra oficina para que terminemos de prepararlos. Si son bulas pontificias, llamamos al protonotario apostólico para que autentifique que es la firma del Papa; esa es la tradición. Antes las bulas pontificias no las firmaba el Papa sino el secretario de Estado, pero Juan Pablo II, en torno a 1981, decidió firmarlas él directamente y es una costumbre que perdura hasta ahora.
¿Tiene Francisco alguna firma especial que la gente no conozca?
En las canonizaciones, la carta con el decreto viene sancionada por el Papa con una firma particular. Francisco firma como Obispo de Roma y lo hace con una cruz delante de su nombre. Esa cruz la hemos hecho nosotros muchos años y no debe confundirse con un sello, porque no lo es. Se llama la ruota (rueda) y es una cruz muy elaborada que aparece solo en algunos documentos.
¿Utilizan el anillo del Pescador?
Sí, es el sello del Estado y es un anillo en el que sale Pedro pescando. Desde hace más de 1.000 años cada Pontífice lleva uno. Era famoso porque antaño el Papa podía firmar documentos con él, aunque ahora está custodiado en la Secretaría de Estado. Si debemos sellar una bula, acudimos a la oficina donde se custodia para pedirlo. En el caso de los breves [documentos de menor rango, N. d. R.], son pocos los que necesitan la firma del Papa.
¿Cuál es el documento más importante que ha pasado por sus manos?
Habré escrito miles de bulas pontificias, pero hay un documento que me ha dado una gran satisfacción y reconocimiento y por el que el Papa me invitó después a acompañarlo en su viaje apostólico a Japón y Tailandia. Fue el Documento sobre la fraternidad humana, para el que escribí tres copias en italiano. Fue muy laborioso a nivel de tiempo y concentración. Posteriormente protagonizó aquel famoso intercambio de documentos con el gran imán de Al Azhar en Abu Dabi, el 4 de febrero de 2019. Las tres copias en árabe las hizo un calígrafo local con una cubierta roja. Establecer una pequeña relación y trabajar con él en la distancia fue muy bonito. Él nunca antes había escrito en pergamino. Las copias permanecen ahora en Emiratos Árabes Unidos y en el archivo de la Secretaría de Estado.