Antes, persona - Alfa y Omega

La realidad del trabajo está sometida a cambios continuos en la historia. Las urgencias del presente pueden impedirnos tomar distancia para ver las cosas en esta perspectiva de más alcance. Pero es conveniente hacerlo alguna vez.

La pandemia de la COVID-19 ha afectado de lleno al trabajo: ERTE como camino de ERE, pérdida directa de empleo, generalización del trabajo virtual… Pero estos hechos, que la crisis sanitaria está agravando, no son de ahora.

La encíclica sobre el trabajo de san Juan Pablo II, Laborem exercens, se publicó en 1981. Hace 40 años. En este intervalo de tiempo el mundo del trabajo ha cambiado sustancialmente como efecto del desarrollo tecnológico irreversible y de sus consecuencias. Dos podemos señalar. Cuantitativamente, la reducción del empleo disponible: es más que problemático soñar con trabajo para todos; el pleno empleo resulta un objetivo impensable. Cualitativamente, la transformación del trabajo mismo: el modo de trabajar, la organización del trabajo, la diferencia entre tiempo de trabajo y de ocio, el sentido mismo del trabajo como actividad humana.

Más aún, desde 1981 el escenario histórico ha variado tras el colapso del socialcomunismo. ¿Ha perdido vigencia lo que escribió Juan Pablo II? No, si vamos al núcleo de su mensaje, un esfuerzo que no siempre se hace al interpretar textos del magisterio. Mensaje central: la prioridad del trabajo subjetivo sobre el trabajo objetivo. En un lenguaje más sencillo: el trabajo como actividad de la persona humana es más importante que el trabajo concreto que cada persona realice. Lo que da su auténtico valor al trabajo es el hecho de que siempre hay una persona detrás para la que el trabajo es una vía, no solo de obtención de una renta (que se podría alcanzar por otros caminos), sino de realización de la persona. El trabajo de una persona vale tanto más cuanto más le ayude a ser más persona. La expresión «desarrollo humano integral», que luego emplearía Benedicto XVI, expresa mejor si cabe esta vocación del trabajo.