Ante a las restricciones: «Necesitamos vernos y rezar juntos»
Desde la prohibición de cantar en Aragón, hasta el máximo de 25 de personas en Castilla y León, las medidas afectan al culto en toda España
El pasado domingo, tan solo 25 personas pudieron participar en la Misa dentro de la catedral de Valladolid, debido a las restricciones al culto que ha implementado la Junta de Castilla y León para frenar la tercera ola de la pandemia.
Es una escena que se repite en todas las parroquias de la diócesis. En San Lorenzo, unas sillas en la calle, las puertas abiertas y un altavoz es todo lo que necesita su párroco, Jesús Álvaro, para que sus fieles puedan seguir la Misa desde la calle estos días. Al otro lado del Pisuerga, en Nuestra Señora de Prado, hay fieles que en las últimas semanas han ido a Misa y se han quedado fuera, «incluso con nieve, hielo y frío», asegura Jorge Fernández, su párroco. Sus fieles están viviendo esta situación «con mucho dolor por no poder celebrar bien. Y también con enfado. La gente necesita venir y poder comulgar, y participar activamente en las celebraciones, porque desde casa no es lo mismo. Necesitamos vernos y rezar juntos». Ante este panorama, los obispos de la comunidad castellanoleonesa han mostrado su desacuerdo por una medida que consideran «desproporcionada».
La de Castilla y León es la situación más difícil junto con la de algunos municipios de Cantabria, donde el gobierno regional ha impuesto un máximo de diez personas por Misa, algo que según el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, «no es proporcionado ni procedente» y, además «impide el ejercicio del derecho fundamental de la libertad de culto recogido en la Constitución».
La Vicaría Episcopal Territorial de Melilla también ha aludido a este derecho constitucional en una carta al presidente de la ciudad, en protesta por su decisión de cerrar todos los lugares de culto desde las 8:00 horas hasta la medianoche. Ahora, todas las Misas son a las siete de la mañana. El presidente de Melilla «no tiene en absoluto capacidad legislativa para dictar normas que afecten al ejercicio del derecho a la libertad religiosa», ha denunciado la vicaría en un comunicado. La realidad es que muchas parroquias y templos de las 70 diócesis españolas tienen dificultades para cuadrar horarios y aforos con las indicaciones de las comunidades autónomas.
En Madrid, los templos deben cerrar a las 21:00 horas, lo que afecta sobre todo a la vida normal de numerosos grupos de vida cristiana. En Galicia las autoridades han recomendado limitar las actividades a partir de las 18:00 horas, por lo que el Arzobispado de Santiago de Compostela ha pedido adaptar las Misas de la tarde al nuevo horario. En Aragón está prohibido cantar en las celebraciones de culto. «No podemos cantar en Misa, pero sí se pueden celebrar conciertos», lamenta José Antonio Calvo, responsable de comunicación de la diócesis de Zaragoza.
De los lugares «más seguros»
Aun así, la indicación general a párrocos y fieles desde las diócesis es la de seguir las pautas indicadas por las autoridades sanitarias en cuanto al aforo y la distancia social. En este sentido, Jesús Rosillo, consultor de Liturgia de la CEE, señala que «los templos se encuentran encuentran entre los lugares más seguros ante los contagios de esta pandemia», incluso para poder acercarse al sacramento de la Confesión, pues «en muchos templos se habilitado un lugar espacioso adaptado a las medidas anticovid, para acceder al sacramento con toda seguridad».
En cuanto a las capillas de adoración perpetua, muchas funcionan con normalidad gracias a pases especiales que tienen los adoradores de los turnos de noche, mientras que otras han optado por cerrar a partir del toque de queda.
En medio de esta situación se dan fenómenos esperanzadores, como el aumento de gente en las Misas de diario que han observado algunas diócesis, o la fidelidad de jóvenes como los de la parroquia de San Lorenzo, en Valladolid, que han tenido que cambiar su adoración a las 6:30 horas los martes, «y siguen viniendo» dice su párroco. «No es fácil para ellos, pero estamos sorprendidos por su respuesta».
Excepto Castilla y León, Cataluña, Cantabria y Ceuta, que han optado por números absolutos para limitar el aforo, el resto de comunidades se ha decantado por un criterio de proporcionalidad, lo que genera una situación desigual. «Es de risa», afirman algunos fieles consultados para este reportaje, «parece que no quieren que vayamos a Misa».
1.- Cantabria: En algunos municipios solo pueden entrar al templo diez personas
2.- Castilla y León: La Junta ha limitado a un máximo de 25 personas las que pueden asistir a los oficios religiosos
3.- Aragón: El aforo máximo en los templos se ha reducido al 25 % y está prohibido cantar
4.- Cataluña: La asistencia a los actos de culto está limitada al 30 % de la capacidad de los templos, con un máximo de 500 personas