Anna Plans: «Se utiliza nuestro cuerpo para atraer a consumidores»
Esta experta en marketing digital, se define como madre activista por los derechos del menor. Lleva tiempo investigando el impacto de las tecnologías en los adolescentes y la hipersexualización. Precisamente, publicó el libro Respeta mi sexualidad (Nueva Eva) para ayudar a padres y docentes a abrir los ojos y perder el miedo de educar en un entorno erotizado.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de hipersexualización?
Consiste en resaltar los atributos sexuales de una persona por encima de cualquier otra cualidad. Cuando salimos a la calle vemos este modelo en anuncios en la vía pública —en autobuses y vallas publicitarias—, en series, concursos e incluso en anuncios de perfumes, helados o chocolates. En videojuegos y videoclips musicales, con chicos y chicas erotizados. Aunque mayoritariamente es la chica la que se presenta como objeto sexual. También con las letras machistas y misóginas del reguetón.
¿Es un problema?
Sí, porque afecta a lo que consumimos y, especialmente, a la infancia, cuyo cerebro es más vulnerable. La exposición repetida a un tipo de conducta nos hace aprenderla. Por eso, un recién nacido aprende a hablar y su conducta es parecida a la de sus padres y, por eso, un adolescente normaliza hacerse fotos sin camiseta y subirlas a Instagram.
¿Cómo influyen las redes sociales?
Perpetúan el modelo de hipersexualización, pero con el agravante de que en este medio hay menos control y más visibilidad. Y la infancia es un blanco ideal.
¿Quién gana con todo esto?
El sexo vende. Esa es la cuestión. Podríamos decir que nuestro cuerpo es el objeto que se utiliza para atraer a los consumidores. Todo es consumible, incluso lo que somos. Normalizando la hipersexualización, el mercado gana. Es negocio que Instagram tenga millones de usuarios, que nos abonemos a Netflix, que leamos 50 sombras de Grey, veamos La isla de las tentaciones y tuiteemos sobre ello. El sexo es tan eficaz como herramienta de venta que son demasiados los que, abandonando el ingenio, recurren a él.
¿Qué consecuencias y peligros tiene para los menores?
La Asociación Americana de Psicología ya dijo en un informe que la hipersexualización infantil es una forma de violencia que ofende la dignidad de las niñas y perjudica su desarrollo al ser usadas como objeto. Este contexto, añadió, favorece el aumento de los abusos sexuales. Otros riesgos son la práctica de conductas como el sexting, [intercambio de fotos y vídeos eróticos] que puede derivar en pornovenganza, extorsión o grooming [adultos que se acercan a menores para satisfacer sus deseos sexuales]. Han aumentado todas estas formas de violencia.
Algunos defienden que esta exposición empodera.
La mayoría de los referentes que triunfan en programas, series y redes sociales están hipersexualizados. Muchas chicas expuestas de forma continuada a estos se cosifican pensando que así se van a empoderar. A largo plazo, puede haber consecuencias para su autoestima y su bienestar emocional.
Hace poco, un grupo de menores violó a una niña de 11 años. ¿Puede tener este tipo de sucesos vínculos con la hipersexualización?
La pornografía se ha convertido en la escuela de la educación sexual. En internet abundan los actos de violación que normalizan los abusos. La pornografía erotiza la violencia sexual. El vídeo más visto, con 225 millones de reproducciones, es de una violación en manada.
¿Son los padres conscientes?
Seis de cada diez padres no saben qué contenido ven sus hijos en línea. Ser conscientes de esto es un primer paso para poder discernir qué podemos hacer. Es conveniente el compromiso de todos los actores, pero es prioritario que los legisladores aprueben medidas para proteger a la infancia.