Que veinte años no es nada, decía la canción. Pues en este caso, son 25 años, y realmente parecieron nada. El pasado sábado, pareció, por un momento, que no había pasado el tiempo.
Ésta que suscribe esta crítica no puede sino confesarse absoluta admiradora del «hombre de negro» que durante muchos años nos hizo reír y, por eso, volver a verle fue un verdadero placer. Y una sorpresa. Cuando sus muchos seguidores dábamos por casi perdida la oportunidad de volver a disfrutar de su humor inteligente y de su elegancia en el escenario, Ángel Garó nos ha sorprendido volviendo a las tablas para recordarnos, especialmente a alguno, que no debió irse nunca.
No soy muy objetiva en estas breves palabras, porque me puede el cariño. Durante muchos años, las frases que tejieron los guiones de esta mente privilegiada marcaron muchos de mis momentos de alegría. Durante muchos años, su humor me hizo reír. Y durante muchos años, fue «uno más de la familia». Y cuando despareció, desaparecieron con él sus maravillosos personajes que, ahora, vuelven a cobrar vida.
Están mayores, pero acójanlos con cariño, nos dijo Ángel la noche del estreno. Y desde luego que lo hicimos. Incluso al «nuevo» del grupo, que no por recién llegado tuvo menos aplausos.
Esta obra es una obra para dos tipos de público: para los admiradores de Ángel, como autoregalo, para volver a deleitarse con la forma en la que llena un escenario y con su verborrea privilegiada. Y para quien quiera disfrutar de un humor distinto, inteligente, que hasta para criticar se vale de la elegancia.
Diecisiete millones de espectadores le veíamos cada viernes en la tele. Es el único actor español que ha doblado la totalidad de personajes de una película animada, 32 voces distintas nacidas de su garganta. ¿No merece la pena darle una nueva oportunidad?
Ángel Garó vuelve a los escenarios, de donde no debió salir nunca. Disfrutémoslo mientras dure este regalo.
★★★★★
Nuevo Teatro Alcalá
Calle Jorge Juan, 62
Príncipe de Vergara
OBRA FINALIZADA