Ancianos y jóvenes, unidos por una app para compartir servicios
La app del proyecto EntrEdades acaba de ganar uno de los mayores premios internacionales de emprendimiento joven. Nació cuando alumnos y mayores se miraban a través del patio que los separaba
«Los lunes, cuando íbamos a la residencia, yo me sentaba al lado de Antonia. Ella habla con dificultad, pero conseguíamos entendernos. Al final, yo era la única que podía comunicarse bien con ella. Nos cogimos mucho cariño». Aurora Bernete es una de las jóvenes que empezó a ir hace dos años a la residencia Jesús Nazareno, de Córdoba, para acompañar a los mayores, pasar un rato juntos y aprender algo unos de otros. De aquella experiencia salió la iniciativa EntrEdades, que hoy ha tomado forma de una aplicación para poner en contacto a jóvenes y mayores y que ha sido galardonada con varios premios a nivel nacional e internacional. El último ha sido la medalla de plata de Youth Start Entrepreneurship Award, uno de los más reconocidos galardones europeos al emprendimiento joven.
La idea de colaborar surgió cuando jóvenes y mayores se miraban a la hora del patio, pues ambos centros están uno al lado del otro y están regidos por la misma comunidad de religiosas, las Hospitalarias de Jesús Nazareno. «Estábamos muy cerca, pero no hacíamos nada con ellos», reconoce Aurora. De ahí que un día, en la asignatura de Emprendimiento que reciben los alumnos de 4º de la ESO, surgiera la idea de ir un día por semana a la residencia para pasar un rato juntos.
«El objetivo era llevar a cabo un aprendizaje intergeneracional y que ambos, tanto jóvenes como mayores, se enriquecieran de algún modo», señala Rocío Gálvez, profesora de la asignatura. La base de la iniciativa no era simplemente el apoyo asistencial, sino «eliminar el prejuicio de que los mayores están aparcados después de su jubilación o desde que ponen un pie en la residencia», añade.
Por eso, cada lunes, además de realizar actividades de envejecimiento activo –juegos de memoria, cocina, artesanía…– en las que los mayores desarrollaban sus niveles cognitivo, motor y emocional, también hablaban con los chicos y les contaban sus experiencias personales, su historia y sus recuerdos.
«A los chicos les llamaba la atención que a muchos de ellos nunca les visitaba nadie, ni por Navidad ni por sus cumpleaños. Algunos habían sido maestros o empresarios, o tenían una habilidad especial para la cocina o la costura. Habían vivido muchas cosas y acumulado mucha experiencia en diversas áreas de la vida. Tenían todavía mucho que dar a la sociedad, pero, sin embargo, estaban parados. Eso les chocaba mucho a los chicos», dice Rocío Gálvez.
Un trueque de conocimientos
Aurora asegura que, al conocerlos más, «nos dimos cuenta de que habían vivido mucho y guardaban experiencias muy valiosas que siguen siendo necesarias hoy. Todo lo que han pasado, toda su sabiduría, no se puede perder. No los podemos olvidar. Todavía tienen mucho que ofrecernos».
Por eso, se propusieron en clase crear una aplicación que funcionara como un truque de servicios. La idea es que gracias a la app entren en contacto personas mayores, jóvenes y adultos para ofrecer sus servicios en un área que dominen y así se favorezca el aprendizaje intergeneracional.
En estos dos últimos años han buscado financiación y la app ha obtenido el premio Desafío Emprende de la Fundación “la Caixa” y el Reto Fuller de Fundación Telefónica. En este momento se encuentra en fase de pruebas y el objetivo es que esté disponible ya a inicios del curso que viene. «Ya no se trata solo de acompañar, sino sobre todo de compartir», explica la profesora. «A los mayores les beneficia porque les permite llevar una vida activa y demostrar que siguen contando», apostilla Aurora. «Es un modo de hacerles sentirse útiles».
«¿Cuando vienen los niños?»
¿Cómo viven los mayores su participación en este proyecto? «Lo han acogido muy bien», explica la madre Mari Carmen Pérez, superiora de la comunidad que regenta la residencia. «Les gusta mucho y lo agradecen, porque enseguida enganchan y sintonizan con los chicos. Es asombroso ver cómo surge tanta empatía y cordialidad».
Debido a la pandemia, las visitas en la residencia están más restringidas, y los ancianos les echan de menos: «¿Cuándo van a venir los niños?», suelen preguntar. De momento, la idea de una herramienta que permita a los mayores compartir sus conocimientos y su sabiduría «les beneficiará sin duda», afirma la superiora, «porque les alimenta su autoestima. Ellos se sienten mejor al poder hacer cosas por los demás».