Ana Lazcano: «Hay que entender la IA desde lo antropológico»

La inquietud por cómo adaptarnos a la inteligencia artificial (IA) está dando muchos frutos. Entre ellos, el instituto que ha puesto en marcha la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), con el que quieren «dar servicio a la comunidad». Charlamos con su directora sobre la necesidad de ver en esta tecnología más que una mera herramienta. 

—¿Cómo nace la idea de crear este Instituto Universitario de Inteligencia Artificial?
—En la UFV tratábamos de sobrevivir a esta ola tecnológica y habíamos generado varias iniciativas, pero al final la sensación que yo tenía es que éramos muchos apuntando a un mismo sitio, pero sin hacer músculo. Más que de una idea, surge de la necesidad de integrar cada uno de los centros que teníamos y generar un camino común donde se unan la investigación, la formación, la transferencia y la divulgación, pero bajo las mismas bases y haciendo un esfuerzo conjunto, más que cada uno individuales desde sus ámbitos.

—¿Qué objetivos tiene?
—Muchos; pero el principal es integrar la IA en la docencia y en la ciencia. Es decir, que tanto profesores como alumnos seamos partícipes de las oportunidades que nos ofrece y sepamos cómo utilizarla. También que los alumnos, en su trayectoria profesional y cada uno en su ámbito, tengan un conocimiento base, porque al final hablamos de una disciplina transversal que les va a impactar a todos. Por eso, necesitamos formarnos responsablemente y a la vez fomentar la innovación en IA. La intención es aportar nuestro granito de arena, siempre enfocándonos al bien común.

—¿De qué forma se puede cultivar una visión humanista de la IA?
—Ese es uno de los pilares transversales dentro del instituto, porque al final todas las cuestiones éticas y de responsabilidad se ven afectadas por la IA. Necesitamos generar una conciencia base en la que no se vea como una mera herramienta, ya que muchas veces caemos en considerarla simplemente como un martillo, que es la analogía que nos encontramos más. No, se trata de algo mucho más profundo. Hay que entenderlo no como un elemento sustitutivo del ser humano, sino complementario y generando una base de conocimiento en el que entendamos la cuestión antropológica, la ética, la del sentido. Solo desde ahí podremos empezar a construir.

—¿Cree que esta visión de la IA puede ser revolucionaria en el mundo de hoy?
—Ya lo está siendo, porque cuando hablamos de IA siempre se habla de un uso ético, pero de una forma muy superficial; se habla de utilizarla bien, de no hacer un uso que pueda causar daño o de la regulación. Pero no se está hablando de dónde parte. Lo primero es el fundamento y entender cómo nos impacta antropológicamente, porque es un elemento que también va a cambiar la evolución. Y creo que, desde el punto de vista humanístico, no se está abordando lo suficiente.

—Toda esta reflexión se alinea, además, con el documento Antiqua et nova, del Vaticano.
—Sí. Es uno de los puntos de partida. Necesitamos dejar de llevarnos por el hype [la expectación, N. d. R.] sin pensar. Vamos a pararnos, a reflexionar y a tratar de alinearnos todos. Al final, la base sigue siendo el bien común.

—¿Cree que el enfoque actual en el debate académico y en el mundo universitario va por buen camino?
—Creo que nos está pillando desprevenidos al claustro. Tendemos a acomodarnos mucho y esta situación nos supone tener que cambiar nuestra forma de enseñar y de aprender. Los alumnos pueden aprender de ChatGPT o Gemini, pero como docente, ¿cuál es mi valor diferencial? Hay que volver a generar debate en las aulas, a comunicarnos con ellos, a aprender con ellos, a no dejarlos solos. Ese cambio de enfoque es el que tenemos que adoptar en todos los ámbitos de docencia y en todas las etapas educativas.

—En su universidad también hay una Comisión de IA. ¿Cuál es su función?
—Ahora esa comisión se integra dentro del instituto y está precisamente destinada al pilar de formación de este. Tratamos de dar apoyo a docentes, a alumnos y al personal de administración y servicios. Proporciona formación y herramientas para que los profesores puedan adaptar su docencia a las nuevas tecnologías. En este sentido, la comisión tiene un trabajo importantísimo para acompañar a todo el claustro.