Algunos protagonistas de las protestas en Ecuador piden la mediación de la Iglesia
Después de diez días, los disturbios en el país se han saldado con cuatro muertos y más de 100 heridos. Las reivindicaciones pacíficas de grupos indígenas degeneraron en enfrentamientos violentos
La protesta social en Ecuador cumplió este miércoles su décima jornada consecutiva con masivas movilizaciones en Quito, algunas pacíficas y otras fuertemente reprimidas por la Policía. No parece cerca la posibilidad de diálogo entre el presidente Guillermo Lasso y el líder indígena Leonidas Iza, tal como pidieron la semana pasada los obispos del país. De momento, los disturbios se han saldado con dos muertos y más de 100 heridos. A ellos se suman otros dos enfermos que fallecieron al no poder llegar al hospital las ambulancias que los transportaban.
Aunque se tenía prevista la irrupción en escena de los sindicatos, fueron las organizaciones campesinas y estudiantiles las que protagonizaron el día. Según informa EFE, una multitudinaria y pacífica marcha campesina transcurrió por las calles del centro de la capital. Mientras el movimiento indígena mostraba músculo, las fuerzas del orden no actuaron; solo acompañaron a los manifestantes que hicieron escuchar el eco de sus demandas muy cerca de la Plaza de la Independencia, donde se ubica el palacio presidencial.
Casi todos los días, los campesinos y estudiantes se enfrentan a las Fuerzas de Seguridad en torno al parque de El Arbolito. Ahora lo custodian policías y militares. Ese céntrico parque ya fue el epicentro de las protestas de octubre de 2019, lideradas también por el movimiento indígena, contra la eliminación a los subsidios de los combustibles y que se saldaron a nivel nacional con una decena de fallecidos y unos 1.500 heridos.
En esta ocasión, los agentes intentaron frenar con gas lacrimógeno y también físicamente los intentos de los manifestantes de tomar la Casa de la Cultura. Los altercados acabaron con la destrucción de algunas tiendecitas. También se registraron ataques contra el edificio donde funciona la Fiscalía General.
Reivindicaciones
Mientras, en la Universidad Central, el líder indígena Leonidas Iza exigió que cese la represión. También aseguró que las protestas se mantendrán a menos que el Gobierno les ofrezca respuestas concretas y verificables. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), que preside Iza, pide que se reduzca el precio de las gasolinas, que se controlen los precios, que no haya privatizaciones de empresas del Estado, tampoco una flexibilización laboral que precarice el empleo y que se alivien las deudas de los campesinos, entre otros.
Desde el Gobierno, tanto el presidente, Guillermo Alberto Santiago Lasso, como el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, lanzaron un llamamiento al diálogo. Jiménez pidió iniciarlo el mismo miércoles, aceptando «el llamado de la ONU, de la Unión Europea y de más de 300 organizaciones de la sociedad civil».
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, hizo público el miércoles un comunicado en el que también hizo un llamamiento al diálogo, exhortó al Gobierno a atender las demandas de los indígenas y se mostró preocupado por «discursos golpistas» contra Lasso.
Preocupación de la Iglesia
Ya la semana pasada la Conferencia Episcopal de Ecuador se había pronunciado en este sentido, al pedir al Gobierno y a los movimientos sociales y políticos, en particular a la CONAIE, «buscar juntos soluciones adecuadas para el camino del diálogo, pensando ante todo en el bien común y en el bienestar de los más pobres de nuestra patria».
Los obispos compartían, según Fides, que estaban «profundamente preocupados por la situación social, económica y política de nuestra patria». Se mostraban cercanos «al grito de nuestro pueblo que demanda mejores días para todos». Pero añadían que «este es un camino que debemos construir juntos».
Su comunicado subrayaba que no se puede llegar a ningún acuerdo con violencia, venga de donde venga y bajo cualquier forma. «Este no es el camino que debemos recorrer si queremos construir un mejor Ecuador». Y se comprometían a seguir «caminando junto a nuestro pueblo, compartiendo sus dificultades y esperanzas, movidos tan solo por el Evangelio del amor y la verdad, de la justicia y la solidaridad».
Invitación a los obispos
En una entrevista concedida a la cadena de televisión Ecuavisa, el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, reiteró el lunes la invitación de la Iglesia a dialogar. «Es el único camino razonable y práctico para alcanzar una solución de la que se beneficien todos los ecuatorianos». El arzobispo reconocía que la Iglesia ha recibido una invitación de algunos grupos para participar en esta mesa de diálogo, aunque no de forma oficial. Aclaró que no sería exactamente como mediadora. Su respuesta es que la Iglesia siempre está dispuesta a aportar su contribución, según su experiencia, capacidades y posibilidades.
En cuanto a las causas de esta crisis, Cabrera dijo que se trata de «un malestar social que tiene sus raíces en la pobreza extrema, en la falta de lo mínimo necesario para vivir con dignidad, empezando por el trabajo, la salud, la educación, la alimentación… Otro factor es la corrupción administrativa y finalmente la inseguridad social».