El corte de pelo que cambia vidas - Alfa y Omega

El corte de pelo que cambia vidas

Son peluqueros y su forma de ayudar a las personas en exclusión es cortarles el pelo gratis. Se llaman Barber Angels Brotherhood

José Calderero de Aldecoa
Guerrero (tercero por la dcha.) fue de los primeros Barber Angels de España. Foto: Cáritas Jaén.

Corría el año 2006 cuando Claus Niedermaier le daba vueltas a la cabeza para ver cómo podía ayudar a los más necesitados de su ciudad: Biberach an der Riss (Alemania). Y en la cabeza estaba precisamente la respuesta. Él, que era peluquero, cortaría el pelo de forma gratuita a las personas sin hogar «para ayudar a devolverles su dignidad, aportando humanidad y pertenencia a la sociedad», se convenció. Entonces, fundó la Barber Angels Brotherhood (Hermandad de los Ángeles Peluqueros), que en la actualidad está extendida por seis países y cuenta con 400 profesionales solidarios que han metido el peine y la tijera a más de 50.000 personas en riesgo o en situación de exclusión social.

La iniciativa llegó a España en 2018 de la mano del también alemán Markus Schmitt, afincado en Mallorca. «Somos una comunidad de peluqueros y barberos que no cierran los ojos para ver a las personas que están abandonadas en nuestra sociedad», explica Schmitt en un castellano todavía muy básico. En nuestro país, la hermandad está formada por 62 miembros, que han arreglado la imagen de 2.495 personas en 24 operaciones. Estas «se desarrollan los fines de semana, y no se trata solo de cortarles el pelo sino de acompañarlos, de ayudarlos a que tengan más visibilidad y se sientan como el resto de personas».

Schmitt introdujo esta iniciativa en nuestro país en 2018. Ahora buscan expandirse. Foto: Jean-Paul Assandri.

Jaén acogió una de estas operaciones el pasado mes de septiembre. Los Barber Angels cortaron el pelo a 40 usuarios del Centro de Día Santa Clara de Cáritas Diocesana de Jaén, integrado en el Programa de Personas Sin Hogar. Y volverán a hacerlo este domingo, 28 de noviembre. El barbero José Guerrero, uno de los primeros Barber Angels de España, participó en la primera —no se la quiso perder a pesar de que en aquel momento estaba trabajando en Barcelona— y volverá a hacerlo en la segunda. «He sido un desastre anteriormente, no hasta el punto de acabar en la calle, pero sí estaba muy mal y siempre he encontrado gente que me ha ayudado en mi vida. Ahora quiero hacer lo mismo», justifica. Aunque su preocupación por los demás le viene de antes de esta experiencia vital: «Ya cuando estaba en el colegio me gustaba ayudar al resto. Siempre acababa peleándome con los abusones para que no pegaran a los niños más débiles», recuerda.

Guerrero explica la vuelta al Centro de Día Santa Clara porque «la idea no es ir, cortar el pelo a un número de personas, ponernos la medalla y luego salir corriendo». Barber Angels Brotherhood aspira a que sea una iniciativa sostenida en el tiempo. «Hay que hacerlo de forma regular porque a una persona que está en la calle, le cortas el pelo hoy y, evidentemente, en tres meses necesita que se lo vuelvas a cortar». Y no es el objetivo, pero una buena imagen permanente facilita que estas personas mejoren su situación o puedan encontrar un trabajo. «Nos ha llegado algún testimonio de gente que ha empezado a trabajar después de participar en la actividad». Lo que se da más frecuentemente es que «hay personas que, después de que les hayamos arreglado el pelo, se han visto bien y han decidido tomarse en serio salir de la situación de calle», asegura el barbero jienense.

Guerrero, sin embargo, se conforma con mucho menos. «Verles sonreír no se paga con dinero. Mira que yo he cobrado 50 e incluso 100 euros por un corte de pelo, pero hacerlo de forma gratuita a una persona sin hogar y verla contenta es inexplicable». Aun así, intenta explicarlo: «Te crece el corazón. Se te llena el alma totalmente. Se te cargan las pilas».

Pero los Barber Angels no es que lo hagan de forma gratuita, es que incluso pagan por hacerlo. «Tenemos una cuota para poder comprar todo el material que utilizamos en las misiones, aunque gracias a Dios cada vez nos donan más instrumental», confiesa. «Alguna persona pensará al leerlo: “Estos tíos son idiotas, trabajan gratis y encima tienen que sufragar ellos el material”. Pues sí, pero somos unos idiotas contentos», responde. «No conozco a nadie que haya venido a colaborar en algunas de nuestras misiones y que no haya salido removido. Recuerdo incluso a una pareja que vino a la última acción y no podía dejar de llorar», concluye.

«El dolor puede ser brutal»

La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha firmado un convenio con el Ayuntamiento de la ciudad levantina para prestar servicios de odontología y podología a personas sin recursos. Enviados por los servicios sociales, cada semana acuden a la UCV personas con problemas en los pies y en los dientes —ocho o nueve solo para odontología—, a los que atienden profesores y alumnos de la universidad. «No te puedes imaginar lo que supone para una persona sin hogar el tener una boca sana. Cuando tienen un problema odontológico, el dolor puede ser brutal. Les impide comer o relacionarse, e incluso les puede hacer perder un posible trabajo. Por eso cuando vienen están muy agradecidos», afirma Pablo Vera, director de las clínicas de la UCV.

J. L. V. D-M.