Alfonso Bullón de Mendoza: «Hay que salir con audacia, no replegarse»
A pocos días del Congreso Católicos y Vida Pública, el presidente de la ACdP y la Fundación Universitaria San Pablo CEU lamenta que la fe ya no se transmita como antes
Este fin de semana, el campus de Moncloa de la Universidad CEU San Pablo acoge la 24 edición del Congreso Católicos y Vida Pública con el tema Proponemos la fe. Transmitimos un legado. El presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la Fundación Universitaria San Pablo CEU —que organizan el encuentro—, Alfonso Bullón de Mendoza, valora haber recuperado la plena presencialidad y confía en que, gracias a las aportaciones de los más de 20 ponentes y 1.000 participantes, el manifiesto final tenga mucha miga.
El año pasado quizá les llegó algún reproche por hablar de Corrección política: libertades amenazadas. ¿Han querido ser más propositivos?
Hay que hacer las dos cosas. Primero tienes que estudiar el mundo en el que te encuentras, tienes que escuchar, como diría el Papa Francisco. A partir de eso ya tienes que hacer una labor de discernir y encontrar. Estamos en un mundo en el que la cultura católica no es hegemónica, en el que hay que convivir con otras realidades y dialogar con ellas, sin por ello caer en el relativismo, como también advierte el Papa. ¿Hoy el catolicismo tiene unos valores que la sociedad percibe de manera neutra o a veces te encuentras con una sociedad beligerante contra el catolicismo? El congreso del año pasado trató de la sociedad en la que estamos y el de este año entronca con el hecho de que es bueno saber qué podemos hacer para transmitir el legado de la fe.
Habla de un escenario de cierto respeto y de otro de beligerancia, pero ¿no estamos más bien en un tercer escenario de indiferencia?
Cuando Azaña decía en 1931 aquella famosa frase de «España ha dejado de ser católica» era algo sin pies de cabeza porque había una inmensa mayoría de católicos y una minoría muy beligerante anticatólica. Sin embargo, entonces los indiferentes no debían de ser muchos. El gran cambio es que, hoy en día, la indiferencia ha aumentado enormemente. Hay menos católicos y no creo que haya aumentado el número de los claramente antirreligiosos.
¿Qué legado se ha perdido?
De manera general hemos perdido esa transmisión de la fe que antes se daba de manera automática, fundamentalmente en las familias y también a través de la educación. La familia como perpetuadora de la fe ha perdido mucha fuerza.
Dedican un taller a la familia, pero también van a hablar de la presencia de la fe en la visión de la historia…
La historia es la historia de la salvación y el problema es que puedes utilizarla para presentar una imagen positiva o negativa de las cosas. Últimamente, en nuestra sociedad, se está utilizando como arma contra los valores tradicionales.
De hecho, hay una mesa sobre Iberoamérica, donde ahora se reniega de la aportación de los españoles.
Soy historiador y he estudiado la independencia en Hispanoamérica; te encuentras con una cosa muy curiosa: la mayoría de los indios era proespañoles. Hubo una guerra civil y los que dirigían el movimiento de independencia eran criollos, descendientes de españoles e incluso algunos españoles, y enfrente tenían a criollos, pero también a prácticamente todos los indígenas. Uno tiene la sensación de que se busca a responsabilizar a alguien de la situación en la que están, que a veces no es la más deseable. Sin querer decir que la presencia española fuera perfecta, lo cierto es que fue una sociedad dual y bastante integrada, en la que no se exterminó al prójimo como ocurrió en otras colonizaciones.
¿También en Europa estamos renegando de este pasado cristiano?
Es muy sintomático que, cuando se planteó la Constitución Europea, unos eurodiputados pidieran mencionar las raíces cristianas de Europa y no se quisieran incluir. Hay una renuncia a los valores cristianos que están en la fundación de Europa y esto es algo así como renunciar a los valores griegos…
El cardenal Osoro acaba de dedicar dos cartas a Europa y subraya que la propia concepción de la dignidad humana viene del cristianismo, de saber que tenemos un Padre que nos crea a su imagen y, de esa forma, que el de al lado es un hermano…
Hay un libro muy interesante, Imperios de crueldad de Alejandro Rodríguez de la Peña, que expone que la visión que hay hoy de los derechos humanos y la dignidad es fruto de la visión cristiana. En la Columna de Trajano, por ejemplo, se representa cómo las legiones violaban a las mujeres, mataban a los niños… porque al enemigo se le podía destrozar. Hoy en día eso no lo haría nadie porque la concepción cristiana de protección al desvalido y la dignidad de la persona se impuso.
Viernes 18
• 16:30 horas. Acto inaugural
Acompañan a Bullón de Mendoza el nuncio, Bernardito Auza, Fidel Herráez, Marcelino Oreja y Rafael Sánchez Saus.
• 17:00 horas. Fe católica y legado hispano en la América actual
Interviene el presidente de Political Network for Values, José Antonio Kast.
• 18:00 horas. Talleres
Sábado 19
• 10:30 horas. Cristiandad y ciudadanía en tiempos de barbarie
Habla el director del Centro B. Kenneth Simon de Estudios Americanos de la Heritage Foundation, Richard Reinsch.
• 16:00 horas. Talleres
• 18:OO horas. Tradición e invención de lo humano: los hábitos del corazón
Expone el profesor de Antropología Filosófica Higinio Marín.
• 19:30 horas. Acto cultural
Participa el pintor Augusto Ferrer-Dalmau.
Domingo 20
• 10:30 horas. Misa de clausura
La preside el cardenal Carlos Osoro. Puede seguirse por La 2 de TVE.
• 12:30 horas. El papel de los cristianos en Europa
Habla el presidente de European Fraternity, el archiduque Imre de Habsburgo.
Hace poco me contaron que, en el patronato de un conocido museo, se planteaban añadir cartelas explicativas de la Biblia a determinados cuadros. Ustedes tendrán un acto cultural con el pintor Augusto Ferrer-Dalmau, a quien acaban de nombrar doctor honoris causa. ¿También hay que revindicar el legado en el arte?
Durante siglos, gran parte del arte occidental tuvo una función evangelizadora. Para ver un arte profano mayoritario hay que ir al siglo XVIII. Es una pena que la gente llegue a un museo y no se entere de nada porque no sabe historia sagrada.
En este contexto, ¿cómo se puede proponer la fe?
Creo que cómo hacer la propuesta de la fe viene también muy marcado por las directrices que da el Papa Francisco en sus documentos sobre una Iglesia en salida y la evangelización en un contexto como el actual, que ya no es mayoritariamente católico, sino que incluso puede ser hostil; en el que hay una multiculturalidad; en el que hay que hacer una apuesta por los migrantes y por los pobres… Hay que salir con audacia. No hay que replegarse, sino todo lo contrario: puesto que tienes un gran mensaje que dar al mundo, tienes que proclamarlo con alegría, con valentía, proclamarlo de manera que se oiga.
Veo a su espalda un crucifijo del cardenal Ángel Herrera, que también era muy consciente de la necesidad de salir al mundo. ¿Qué papel juega la ACdP?
Cuando surge en 1908-1909 resulta muy moderna porque plantea el papel que han de jugar los laicos en la evangelización. En su día costaba un poco verlo; se vio más en el Concilio Vaticano II y ahora con la sinodalidad. El padre Ayala y don Ángel Herrera querían que se notara que realmente tenías un mensaje vivo que transmitir al mundo.
Ustedes lo intentan hacer en el ámbito educativo y con otras iniciativas como un digital…
Tenemos unos 40.000 alumnos, incluyendo colegios. En nuestras universidades tienen tres asignaturas en las que se hace esta propuesta cristiana: Doctrina Social de la Iglesia, Antropología e Historia. Con El Debate proyectamos una visión católica de la sociedad. En poco más de un año estamos en más de ocho millones de lectores mensuales y, además, con mayor tiempo de lectura que otros medios.
«Somos herederos de un legado y ahora hemos de transmitirlo, hemos de proponerlo. No se trata de mirar al pasado con nostalgia, sino de interpretar una herencia viva […] que se convierte en misión». Así lo subrayó la directora general del instituto secular Cruzadas de Santa María, Lydia Jiménez, el pasado jueves, 10 de noviembre, durante la presentación del 24 Congreso Católicos y Vida Pública.
Citando al cardenal Antonio Cañizares, lamentó que hay «enemigos internos y externos» que atacan el «edificio de nuestra civilización» y que incluso «se pretende erradicar la presencia de la Iglesia», al tiempo que hay un «gravísimo problema» de «devaluación de la razón» como advertía el Papa emérito Benedicto XVI. «Los europeos, desde la II Guerra Mundial, estamos empeñados en rechazar nuestra propia historia. Mirando solo al presente negamos las posibilidades del futuro», aseveró.
En este contexto de «cambio de época», en el que hay un «ansia de novedades» y se ha cambiado la verdad por «la autenticidad», cuando imperan también el «cientifismo» y el «emotivismo», reivindicó el papel activo que han de jugar los católicos: «Hay que dar razón de nuestra esperanza».
La fe, según resaltó aludiendo a Lumen fidei, es «una luz que ilumina la existencia del hombre». «Una fe que se conserva encerrada en la intimidad es incapaz de dirigir la vida», denunció, antes de apostar por ser «una minoría creativa», lo que implica tener «capacidad para generar cultura», no convertirse en «guetos en actitud defensiva». «El futuro pertenece solo a las minorías creativas», abundó, y estas son «levadura, no dinamita».