Ha suscitado preocupación, entre los defensores de la vida, la aprobación, la semana pasada, en el Senado de Argentina, de una ley de supuesta muerte digna. El aspecto más problemático de la nueva ley es que permite retirar la alimentación y la hidratación a un enfermo grave e incurable si lo solicita él, o si, estando inconsciente, así lo pide su familia. Esta medida no permite que se desarrolle naturalmente el proceso de la muerte, sino que la provoca de forma artificial. No es la única decisión de ese país que causa preocupación. Casi al mismo tiempo, el Senado votó a favor de un proyecto que permite a una persona cambiar oficialmente su sexo sin haberse sometido a cirugía. Asimismo, a finales de abril, la Conferencia Episcopal del país alertó, en un documento, sobre algunos de los cambios en la reforma del Código Civil, que se está tramitando, y que incluye la fecundación artificial.