ACNUR otorga su máximo galardón anual a la monja brasileña Rosita Milesi
El prestigioso Premio Nansen, que concede la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, le será entregado por su infatigable labor en favor de los desplazados y refugiados en una ceremonia en Ginebra el 14 de octubre
La monja brasileña Rosita Milesi, de la congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas, donde ingresó en 1964, lleva cuatro décadas guiando a los inmigrantes, sobre todo venezolanos, por el laberinto burocrático de los documentos administrativos necesarios para conseguir el visado y ayudándoles a buscar un refugio decente cuando llegan exhaustos a su país. Por su entrega en favor de los que han huido de forma forzada de sus hogares, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le ha otorgado el prestigioso Premio Nansen, que distingue cada año a personas dedicadas a ayudar a desplazados y refugiados.
Según destacó la organización con sede en Ginebra, donde se le entregará el premio el 14 de octubre, Milesi, de 79 años, «ha ayudado personalmente a miles de personas desplazadas a la hora de lograr documentos, vivienda, alimentos, cuidados sanitarios, formación y trabajo en Brasil». Entre otras hazañas, su mediación fue clave en la creación de la ley de refugiados brasileña de 1997, que logró ampliar los derechos de este colectivo en línea con la Declaración de Cartagena de 1984.
Pero su currículum es mucho más amplio. Milesi es abogada e impulsó el despegue del Centro Scalabriniano de Estudios sobre Migraciones, creado por la misma congregación en 1988. En 1999 fundó, además, el Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH), que preside actualmente. En 2017 arrancó su labor de acompañamiento de los inmigrantes venezolanos en el estado de Roraima, al norte de Brasil, y limítrofe con Venezuela. Milesi atiende desde entonces diariamente a cientos de familias que pernoctan en campamentos improvisados mientras las autoridades brasileñas procesan sus documentos. También coordinó la publicación del volumen número doce de la revista Caderno de Debates, de ACNUR, dedicado al tema Refugio, migraciones y ciudadanía, cuya primera edición fue en 2006. Es miembro observador del Comité Nacional para los Refugiados (CONARE), vinculado al Ministerio de Justicia de Brasil, y forma parte del sector de pastoral de la movilidad humana de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños.
Otras cuatro mujeres recibirán premios regionales de ACNUR; entre ellas la activista de Burkina Faso Maimuna Ba (África) y la empresaria de origen sirio Jin Davod (Europa), quien creó una plataforma en internet para ayudar a supervivientes de conflictos y violencia a lograr acceso a expertos en salud mental.
El Premio Nansen para Oriente Medio y África del Norte será para la refugiada sudanesa Nada Fadel, que asistió en la huida de familias desde su país a Egipto, y el de Asia-Pacífico se otorgará a la nepalí Deepti Gurung, quien lideró una campaña para reformar las leyes de ciudadanía nacionales para ayudar a comunidades que corrían el riesgo de convertirse en apátridas.
«Las cinco ganadoras demuestran cómo las mujeres están jugando un papel clave en la respuesta humanitaria y en la búsqueda de soluciones», subrayó al anunciar el fallo de los Premios Nansen el alto comisionado de ACNUR, Filippo Grandi. Además del premio global y los cuatro regionales, ACNUR concederá una mención especial a Moldavia «por actuar como faro de la humanidad» a la hora de recibir refugiados de la guerra de Ucrania, pese a las difíciles condiciones económicas de la pequeña nación europea.