«Acción Católica es la marca blanca de la Iglesia para cambiar el mundo»

«Toda mi vida he estado vinculada a la parroquia y he hecho de todo: he cantado en el coro, he ayudado a limpiar los bancos y a llevar la liturgia, he montado el belén en Navidad y el Monumento el Jueves Santo, he dado catequesis, he participado en grupos de padres…», afirma Isabel Rodríguez, veterana de la Acción Católica General (ACG) de Canarias que participa en el Encuentro de Laicos de Parroquia que tiene lugar del 21 al 24 de julio en Barcelona.

El encuentro lleva por lema Anunciar a Jesucristo con obras y palabras, y nace como una continuidad del Congreso de Laicos Pueblo de Dios en salida celebrado en febrero de 2020. «Este es el momento de ser testigos del amor de Dios, de estar presentes en todos los ámbitos de presencia pública buscando la transformación del mundo según el Evangelio», afirma Eva Fernández Mateo, presidenta de Acción Católica General, quien también señala que «no podemos cansarnos de transmitir lo que el Señor obra cada día en nosotros. No podemos dejar de realizar el anuncio explícito de Jesucristo».

Con este propósito prepara Isabel Rodríguez cada mes las reuniones con padres de los niños de catequesis en su parroquia, San Cristóbal, en La Laguna (Tenerife): «Muchos no han pisado una iglesia en años, por lo que esta es una buena manera de evangelizar», señala. Con un café y unas pastas por medio, intenta explicarles «que la Iglesia no es como la idea que tienen en la cabeza», y trata de mostrarles «la riqueza de vivir nuestra fe más allá del sacramento que piden para sus hijos».

Rodríguez también es profesora de Religión en un instituto de una de las zonas más desfavorecidas de la isla —«una labor de frontera, en la que se puede hacer mucho bien», afirma—, y ha participado en los trabajos diocesanos del Sínodo, pero todo ello no lo podría realizar sin el grupo de vida de Acción Católica General al que pertenece: «En él me alimento y de él sale mi misión».

Sus miembros se reúnen periódicamente para trabajar con la metodología del «ver, juzgar, actuar» propia de ACG, y terminan cada sesión con un compromiso concreto y verificable a llevar a cabo. «No es un simple propósito moral, sino aterrizar en tu vida la pregunta: “¿Qué es lo que puedo cambiar?”, y ponerte a ello», dice.

Esa forma de vivir la fe junto a un grupo de vida de ACG es la que sigue en el otro extremo de España Endika Prieto, un joven investigador vinculado a la Unidad Pastoral Errekarte, en Bilbao. Desde hace años trabaja con jóvenes a nivel parroquial y diocesano, y ahora está implicado en un proyecto internacional que busca cómo llevar la fe a las jóvenes generaciones.

Prieto, que tanto en la parroquia como en el laboratorio procura ser «completamente normal en lo que respecta a mi fe», lo tiene claro: «Es verdad que las obras son necesarias, pero a veces solo eso se queda corto. Ser buena persona y hacer cosas por los demás no tiene que ver al 100 % con ser cristiano. Lo que hace falta —y especialmente con los jóvenes— es anunciar a Jesús».

Para Fran Ramírez, responsable de juventud de Acción Católica General, los 1.000 laicos que participan en el encuentro de Barcelona son, como Isabel o Endika, «gente normal, laicos de parroquia, que intentan llevar a Cristo a la gente con mucha ilusión».

Ramírez explica que la Acción Católica General «no es un movimiento más», sino que «somos la asociación que creó la Iglesia para formar al laicado. Igual que existe Cáritas como el brazo asistencial de la Iglesia, Acción Católica es su instrumento para impulsar el apostolado seglar». En este sentido, Acción Católica es «la marca blanca de la Iglesia, la ayuda que tienen los párrocos en sus parroquias y los obispos en sus diócesis para que sus fieles se encuentren con Dios y cambien el mundo».