A la Sociedad Chesterton de España le preocupa la vivienda

A la recién nacida Sociedad Chesterton de España le preocupa el acceso a la vivienda

Además de difundir toda la labor cultural en torno al escritor y apologeta inglés la SCE quiere tener voz en los debates públicos con propuestas concretas sobre cómo aplicar el pensamiento distributista

María Martínez López
Chesterton con su mujer, Frances, en su casa de Top Meadow, en Beaconsfield (Reino Unido)
Chesterton con su mujer, Frances, en su casa de Top Meadow, en Beaconsfield (Reino Unido).

De Estados Unidos a Rusia, de Argentina a Australia y de Noruega a Singapur. Entre la docena larga de países en los que existía una Sociedad Chesterton de algún tipo faltaba España. Y ello, a pesar de que hay expertos que afirman que el mundo hispano es donde más se valora a Chesterton. Esta asignatura pendiente se superó el 31 de enero con la presentación, en Granada, de la Sociedad Chesterton de España (SCE).

De una forma que le habría encantado al célebre autor y apologeta inglés (1874-1936), la idea surgió «con un vino». Lo confiesa Pablo Gutiérrez, coordinador del Club Chesterton de la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria (Madrid) y uno de los promotores de la SCE. «Al acabar uno de nuestros actos», surgió la idea de asociarse a otras personas y grupos.

El objetivo era «dar visibilidad a todo lo que se hace sobre Chesterton en España». No solo los de los cinco miembros sino los de otras entidades que no han querido unirse a la sociedad porque están dedicadas de forma más amplia a temas culturales —como las universidades Católica de Valencia o Francisco de Vitoria o la Fundación Universitaria Española—. Pero, de forma novedosa, ello también implicará, asegura Gutiérrez, tener una voz pública en temas de actualidad.

Encuentro del Club Chesterton de Granada durante el cual se presentó en público la SCE. Foto: Pablo Gutiérrez.

¿Exactamente cuál será la labor de la SCE?
En primer lugar poner a disposición de la gente todos los recursos que hay: libros, textos, vídeos de conferencias… Queremos incorporar también una sección de expertos para que cualquiera pueda llamarlos si quiere organizar algún acto. Otro objetivo es convocar encuentros rotativos que no sean en Madrid, sino en las distintas sedes. Nos lo aconsejó Dale Ahlquist, presidente de la G. K. Chesterton Society de Estados Unidos. Nos dijo que cuando ellos empezaron a hacerlo, las agrupaciones locales empezaron a crecer. Por otro lado vamos a manifestarnos públicamente con declaraciones, estudios o notas de prensa sobre propuestas concretas de economía basada en el distributismo, aunque no se llamen así.

¿Qué ejemplos puede haber hoy en día de este pensamiento económico al que se adhirió, que fomentaba la propiedad privada pero no concentrada en unas pocas manos sino lo más repartida posible entre las personas?
Si hay alguien que esté trabajando en comercio local para que haya menos emisiones por el transporte y se usen menos pesticida, queremos difundirlo. Las jornadas de estudio del Club Chesterton en junio girarán también en torno a formas de aplicarlo. Pero sobre todo tenemos un especial interés por la vivienda, con la idea de facilitar lo más posible el acceso a la vivienda en propiedad, no al alquiler. Sergio Nasarre, de la Cátedra de Vivienda de la UNESCO, uno de nuestros socios, tiene un estudio a nivel europeo sobre cómo las políticas que favorecen el alquiler en el fondo no ayudan a las rentas pobres porque este siempre se encarece.

¿Hay de verdad una cátedra sobre vivienda como un socio más en la SCE?
Es un grupo de investigación de la Universitat Rogira i Virgili que cuenta con ese apadrinamiento de la UNESCO. Su director, Sergio Nasarre, llegó a leer a Chesterton gracias a estudiar el problema de la vivienda. Un amigo le dijo que sus propuestas estaban en la línea del distributismo, que él no conocía. A partir de ahí contactó con Daniel Sada, de la Francisco de Vitoria, y con nosotros.

Hoy en día está creciendo la admiración por Chesterton. Pero, ¿suscita tanto interés el distributismo?
No es un interés mayoritario. La gente llega a Chesterton principalmente por dos cosas: como una lectura de entretenimiento; o desde el ámbito católico, de la apologética y la defensa de la fe. Luego hay otros dos grupos menores, más sectoriales: los que más desde la izquierda están interesados en su crítica al capitalismo —lo que hace que este escritor también sirva al diálogo— y en el distributismo. En realidad, sus escritos distributistas no son muy concretos. Tienen reflexiones interesantes pero es difícil agarrarte a ellas, estar cómodo o aplicarlas. Por eso algún compañero ha insistido mucho en que cuando hablemos de este pensamiento lo hagamos más desde la experiencia de empresarios que han tocado las entrañas de estos principios que él defendió. Aunque quizá ni lo llamen así.

Fuerza en Cataluña

De momento son cinco las entidades miembro, con sede en Madrid, Barcelona, Tarragona, Granada y Córdoba. «Lo genial es que no es algo de Madrid», subraya Gutiérrez. «En Cataluña tienen mucha fuerza». El Centro de Estudios Chesterton, de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, es una fundación.

En la biblioteca de la diócesis tienen una colección de libros suyos, además de fotos y recuerdos, y están empezando a abrir el acceso a ellos por internet. «También están colaborando con la Universidad Francisco de Vitoria buscando cómo digitalizar toda la colección de la publicación que hizo Chesterton, el G. K.’s Weekly. Vamos a ayudarles a buscar financiación.

Por el contrario, los clubes de Granada y Córdoba son agrupaciones más bien informales, aunque «tienen bastante recorrido. Y hay gente interesada en Guadalajara, Málaga…».