Un modo imprescindible de escuchar a Jesucristo es la fraternidad, la atención a nuestros hermanos. El Papa, en el Mensaje de Cuaresma de este año, insiste en el saber escuchar: «La sociedad actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante la exigencias espirituales y morales de la vida; en la comunidad cristiana no debe ser así».
Nosotros queremos tener los oídos abiertos a los quejidos de los que nos rodean. Son tiempos difíciles los que nos toca vivir; no podremos solucionar todos los problemas, ni podremos enjugar todas las lágrimas, pero estamos dispuestos a compartir lo que tenemos, nuestro bienestar y, lo que es más importante, nuestra alegría de hijos de Dios. La caridad, el amor fraterno, no entiende de recortes. Ante las necesidades hemos de impulsar mayor entrega y generosidad. Se sufre mucho y sabemos que todo dolor es participación de la Cruz, pero eso no es el final. A la Cruz sigue la Resurrección; a la muerte sigue la vida; y al dolor bien aceptado sigue el gozo. Los que participamos de la Eucaristía vivimos una particular comunión con nuestros hermanos. Como explica el Mensaje del Papa, mi hermano me pertenece; su vida, su salvación tienen que ver con mi vida y mi salvación; nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal. Es otro de los propósitos de hoy, preocuparnos y atender a los más pobres, imagen de Cristo: Lo que hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
¡Ojala escuchéis hoy su voz y no endurezcáis vuestro corazón! De este modo, daremos testimonio de Cristo. Cristo es la buena noticia para el mundo y nosotros. Como san Francisco de Javier, hemos recibido esta noticia y estamos dispuestos a darla a conocer al mundo entero. Abrid vuestros oídos, abrid vuestro corazón. Javier es foco de atracción y tiene que ser impulso de expansión. ¡Cuántos misioneros han venido a postrarse a los pies del Cristo del Castillo pidiendo la intercesión de san Francisco de Javier para extender el reino de Cristo por todo el mundo! A esta gran aventura estáis también llamados. ¡Escuchad hoy su voz! Sed generosos.
En la primera Javierada