Todos tenemos una Trampa del bote de mermelada - Alfa y Omega

Podría ser una comedia disparatada, con un protagonista alocado que recuerda al más puro y gestual Jim Carrey. Podría ser una hora y media de una entrevista de trabajo, en la que el entrevistador pone al límite al entrevistado para contratar en su empresa a alguien preparado para superar todo tipo de situaciones inverosímiles. Podría ser… muchas cosas. Pero solo es una: esta obra es una montaña rusa, como la vida misma. Es la representación, en palabras y acciones, del miedo a nuestro más puro instinto animal, a la maldad aprendida, que hace revestirse al hombre de diplomacia, de cordura y de bondad.

Un hombre va a una entrevista de trabajo. El entrevistador –Carlos B. Rodríguez, sublime–, personaje excéntrico donde los haya, y la secretaria –Cristina Herranz–, aparente observadora, van a pasar revista a un hombre sencillo –Nacho Amado–, de tez bonachona, que va a exponerse hasta el límite para conseguir un trabajo. Pertrechados de varias cámaras de video, la entrevista será mostrada al espectador desde diversos puntos de vista. Para no perderse detalle.

Lo que en un principio parece una excéntrica entrevista de trabajo –y no me sonaba raro, oye, que uno ya se encuentra de todo– terminará convirtiéndose en una certera radiografía de la naturaleza humana, para el autor, más inclinada hacia el mal, aunque revestida de diplomacia. Yo más bien tiendo al extremo contrario: soy de las que defiendo que el hombre es bueno por naturaleza. Véase mi natural inclinación por la trascendencia, por aquello de estar creados a imagen y semejanza. Pero también creo que hay tinieblas que ennegrecen la inocencia. Que el hombre tiene en su mano una balanza, y las circunstancias que le rodean le obligan a inclinarlas hacia un lado u otro. Es lo que le ocurre a nuestro protagonista, que hace del «juego la verdad».

No les cuento más, porque desvelaría las sorpresas que se irán encontrando en el camino. Solo adelanto que verán a dos hombres, frente a frente. El bien y el mal. La cordura vs. la locura. ¿O no? Quizá no hay contraposición. Quizá todos tengamos un poco de cuerdos, o un poco de locos. Todos tenemos nuestra trampa, nuestro bote de mermelada. Solo que hay quien se deja vencer por él, y quien no.

Un texto original y profundo que no deja indiferente. He de decir que yo pasé momentos de angustia, alegría, congoja, risa… Me dio para todo, oye. Enhorabuena Gorka González por las musas. Dirigida por Juanfran Dorado, La trampa del bote de mermelada, de la compañía Teatro del Absurdo, se representa los miércoles de diciembre en el OFF de la Latina. Solo añadir que por ver a Carlos B. Rodríguez en acción bien merece la pena acercarse al OFF. Por él, y por el original pase de mano que le entregarán con la entrada. No podrán llevarse recuerdo más dulce.

La trampa del bote de mermelada

★★★☆☆

Teatro:

Off de la Latina

Dirección:

Calle Mancebos, 4

Metro:

Latina

Hasta el 30 de diciembre