6 de julio: santa María Goretti, la niña que perdonó a su violador y asesino
La niña santa que ha pasado a la historia como la mártir de la castidad dio un precioso testimonio de perdón antes de morir. Gracias a aquello su agresor se convirtió y acabó sus días en un convento capuchino
Pobreza y pecado se mezclan en la historia de la santa italiana María Goretti, que ha pasado a la historia como mártir de la castidad tras resistirse a una violación. Aunque habría que añadir una tercera p, la del perdón que otorgó a su asesino antes de morir.
María fue la tercera de los hijos de Luigi y Assunta, un matrimonio que se lanzó a la aventura de fundar una familia cuando el único horizonte que tenían era el de una pobreza desoladora. Juntos cultivaban una pequeña parcela de tierra en Ancona, pero al llegar los hijos resultó insuficiente y emigraron al Lacio. Allí hicieron alianza con otra familia, los Serinelli, también cargados de hijos. Las dos familias vivían en la misma casa, con la cocina en común, y todos sus miembros trabajaban la tierra.
El nuevo clima no le vino bien al patriarca de los Goretti, que cayó sucesivamente enfermo de malaria, tifus, meningitis y neumonía. Su cuerpo no aguantó más y Luigi murió el 6 de junio de 1900, dejando a su mujer viuda y con seis hijos a su cargo. «Ánimo, mamá —le dijo María a Assunta—. ¿Por qué tienes miedo? Dios proveerá».
La familia tenía una fe sencilla que alimentaba con el rosario diario y la Misa los domingos. Al poco de morir su padre, María le dijo a Assunta que quería hacer la Primera Comunión, pero su madre le dijo que no tenía dinero para comprarle un traje con el que ir vestida dignamente en la celebración. «Dios proveerá», volvió a repetir la niña. «Yo no quiero estar sin Jesús». Al final la familia consiguió un traje blanco y María pudo recibir por primera vez al Señor en la pequeña iglesia del pueblo.
A Misa con el asesino
«No bebía, rezaba el rosario todas las noches con nosotros, iba a Misa los domingos, se confesaba y comulgaba cada dos meses y era formal en el trabajo»: así llegó a definir Assunta a Alessandro, el menor de los ocho hijos de la familia Serinelli, después de la muerte de su hija María. Algo le pasó a aquel joven, que después reconocería que las malas compañías y «las lecturas y espectáculos inmorales» cambiaron su forma de ser.
En el mes de junio de 1902, por dos veces intentó Alessandro, de 20 años, forzar a María, entonces una niña de tan solo 11, a tener relaciones con él. Al no tener éxito, decidió ir un paso más allá y el 5 de julio sorprendió a la niña a solas en la casa familiar. La metió por la fuerza en la cocina y allí la amenazó con un punzón que había escondido para la ocasión. «No, no, Dios no lo quiere. Si haces esto te vas al infierno», le dijo María a Alessandro, pero como se resistía la apuñaló 14 veces antes de huir.
«Marieta mía, ¿qué pasó, quién lo hizo?”», le preguntó su madre después al encontrarla en medio de un charco de sangre. «Ha sido Alessandro. Quería que hiciera cosas malas y yo no quise». La mandaron rápidamente al hospital, y allí, mientras se debatía entre la vida y la muerte, el capellán se acercó a su cama y le preguntó abiertamente: «María, ¿tú quieres perdonar?». Y la niña respondió con rapidez: «Por el amor de Jesús, lo perdono y quiero que venga al cielo conmigo». No le dio tiempo a mucho más: el 6 de julio falleció ante los suyos, pero antes de morir tuvo una visión: «¡Qué hermosa dama! ¿Cómo es posible que no la veáis? Es tan hermosa, llena de luz y de flores…».
En aquel tiempo, la ley italiana consideraba a Alessandro menor de edad, por lo que no se le condenó a cadena perpetua sino a 30 años de cárcel. Con el tiempo se dio a conocer la triste historia de su vida: su padre era alcohólico y su madre murió en una casa para personas con enfermedades mentales entre rumores de haber intentado ahogar a su propio hijo al poco de nacer. La niñez y juventud del chico estuvieron marcadas por la enfermedad, el alcoholismo, la pobreza, una sucesión de trabajos precarios y la muerte trágica de varios de sus hermanos. Después de matar a la niña no dio pruebas de arrepentimiento, ni siquiera cuando el obispo fue hasta la cárcel a interesarse por él, pues la noticia ya estaba corriendo por toda Italia.
Sin embargo, el joven cambió por completo tras un sueño que tuvo en el que vio a María portando 14 lirios y sonriéndole con un rostro resplandeciente. En la cárcel se acercó más a Dios y cuando salió pidió su ingreso en un convento capuchino. En 1934 fue hasta Assunta a pedirle perdón, pero ella le contó que ya lo había perdonado cuando lo hizo María. Juntos fueron del brazo a celebrar la Misa de Navidad en medio del asombro de todo el pueblo.
Poco antes de morir, en 1970, a los 87 años, Serinelli escribió un testimonio espiritual en el que reconocía que «en mi primera juventud tomé el camino del mal, que me llevó a la ruina», pero que María Goretti —ya canonizada— fue «el ángel bueno que la Providencia puso delante de mis pasos, verdaderamente mi luz y mi protectora».
- 1890: Nace en Corinaldo (Italia)
- 1900: Luigi, su padre, muere tras varias enfermedades
- 1901: Recibe la Primera Comunión en Ferriere di Conca
- 1902: Es apuñalada por Alessandro Serenelli y muere después de perdonarlo
- 1950: El Papa Pío XII la declara santa