Chicago, años 20. Se ha cometido el que dicen el crimen del siglo. Parece un trabajo perfecto, realizado por algún sádico o psicópata despiadado. Nathan y Richard han llegado demasiado lejos en una carretera sin retorno y sin final. Han crecido y vivido siempre juntos. Son amigos inseparables, pero los desórdenes psíquicos y afectivos les han llevado a que su amistad se corrompa con la dependencia, sumisión, sexo, maltrato y la locura del superhombre nietzchiano.
El deseo insaciable del hombre por la novedad y la satisfacción les llevará a los niveles más bajos en los que alguien puede caer. El crimen de Leopold y Loeb es el combinado de dos personalidades perturbadas alentadas por la lectura de Nietzche y su voluntad de poder. Si eliminamos los límites, nos quedamos sin dirección y sin camino. Hacía tiempo que no veía un perfil antropológico tan bien dibujado sobre los escenarios y, más difícil todavía, en clave musical.
Thrill me! —como dice realmente en inglés— nos sorprende, no excita. No entiendo que se haya hecho esta traducción, a no ser que se busque captar la atención del espectador interesado en ver algo morboso sobre los escenarios. ¡Qué no les engañe el título!, Thrill me! no es morbosa. Esta obra, más bien, estremece por la realidad de sus personajes y la posibilidad de que sucedan los hechos que narra. Realmente está basada en hechos reales.
El autor de este musical, Stephen Dolginoff, dramatiza uno de los escándalos de la historia criminal de los Estados Unidos centrándose en la psicología de los personajes. No quiere justificar ni hacer un juicio moral; más bien, nos muestra cómo la naturaleza humana, afectada por unas circunstancias concretas, pueden engendrar auténticas bestias. Nathan y Richard se suben al vértigo destructor del placer que les arrastra hasta el abismo de la insatisfacción y la soledad profunda. Nathan y Richard se transforman en un monstruo insaciable de sadismo y novedad. Si grande es la capacidad del hombre para hacer el bien, la misma o más la tiene para hacer el mal. La historia de Leopold y Loeb realmente «thrill us», nos estremece hasta un final impensable.
En cuanto al aspecto musical, créanme que no puedo ser muy objetivo. No soporto ni los doblajes en las películas. Hasta la fecha, no he encontrado ningún musical americano que, al traducir sus letras al castellano, no haya perdido fuerza, expresividad y ritmo. Para The Hollywood Reporter la música de Thrill me! «te transporta a Broadway, Schubert y Kurt Weill», y por lo que he podido escuchar en Youtube, así es la versión americana. La española, como mucho, nos transporta a Broadway, pero no me aventuro a decir más. De esto adolecen todos los musicales norteamericanos traducidos (desde aquí pido que, como en la ópera, se respete el original). A pesar de esto, Alejandro de los Santos y David Tortosa brillan por su notable actuación (atención a la fuerza de las miradas) y por una voz que va cogiendo cuerpo y potencia al compás de la trama. Los mejores números musicales se reservan para el final.
No sé si les he animado a ir o no al Fernan Gómez pero creo que Thrill me! es una apuesta segura para empezar la temporada de teatro, especialmente para aquellos a los que no nos sorprende que en la vida uno se pueda poner a cantar de repente, aunque sea en voz baja por miedo al qué dirán.
★★★☆☆
Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Plaza de Colón, 4
Colón
OBRA FINALIZADA