Jesús se muda a San Sebastián de los Reyes
La parroquia San Manuel González organiza toda su actividad desde la Eucaristía, fuente de evangelización y de sanación de familias
La capital de España crece hacia fuera. Empujadas por la presión inmobiliaria, las familias se asientan en barrios periféricos lejos del centro pero con todos los servicios y zonas verdes. Junto con padres y niños, Jesús Eucaristía también se muda de alguna manera siguiendo este movimiento poblacional. Muestra de ello es la parroquia San Manuel González, uno de los doce templos de la comunidad autónoma que acoge una capilla de adoración eucarística perpetua.
Situada en el barrio de Dehesa Vieja, en San Sebastián de los Reyes, la parroquia tiene desde sus inicios un marcado acento eucarístico. «Todas las parroquias lo tienen, pero esta especialmente», afirma José María Marín, su párroco. No en vano, el templo está edificado bajo el amparo del santo obispo del sagrario y una figura suya rodeada de niños recibe con los brazos abiertos desde el exterior a todo el que se acerca.

«Lo más importante que hacemos aquí es cuidar mucho a Jesús en el sagrario», afirma Marín. De este modo, «todo el templo está orientado a su presencia y buscamos que esté acompañado y sea amado en todo momento». En este sentido, hace cuatro años nació como un pulmón de toda la parroquia la capilla de adoración perpetua, «un milagro de amor del Señor hacia nosotros y de nosotros hacia Él».
El párroco es testigo de que «desde el silencio de la adoración, Dios toca corazones», pues «hay conversiones y ves que se despierta en muchos el deseo de evangelizar y de llevar al Señor a la familia y a los amigos». De hecho, a veces ocurre que una persona ocupa un turno de adoración y con el tiempo le siguen otros conocidos suyos «para estar con Aquel que han visto que cambia la vida». En esta línea, la cita más importante de comunión entre todos fieles es el Corpus Christi. Tiene incluso una salida al barrio al adornar algunas plazas del barrio con alfombras de flores para el Señor.
Los frutos de la parroquia
Todo eso da sus frutos; unos visibles, como dos jóvenes que el año que viene entran al seminario, y otros menos llamativos pero igualmente reales, como todos los fieles que pasan por el confesionario en algún momento durante la semana. «Intentamos que esté abierto muchas horas al día para que la gente pueda encontrarse con la gracia del sacramento», señala el párroco.
Esta disponibilidad de los sacerdotes para confesar y acompañar espiritualmente es una de las claves de los numerosos retiros de impacto que organiza la parroquia. Los cientos de personas que pasan cada año por Emaús, Effetá, Bartimeo, o Proyecto Amor Conyugal para matrimonios y también para novios dan fe de ello.
La parroquia también impulsa otras iniciativas, como las ITV matrimoniales, Life Teen, Oración de Madres o las catequesis para adultos. Acoge asimismo a un grupo de padres a los que se les ha muerto un hijo. Se llama En el Cielo, porque uno de los padres dijo que «no los hemos perdido, como se suele decir. Sabemos muy bien dónde están».

Este acento familiar es el que vertebra también la catequesis de preparación para la Primera Comunión. Además de las sesiones con los niños, San Manuel González organiza tres encuentros al año con los padres y una excursión en familia. «Es algo muy evangelizador porque permite llegar a muchos alejados», atestigua el párroco. De esta manera, «la catequesis no es una actividad extraescolar más, sino que supone una auténtica experiencia de Iglesia y de fe que da muchos frutos en los hogares».
La dimensión pastoral hacia fuera la completa asimismo la capellanía del cercano Hospital Infanta Sofía y del colegio María Teresa. Junto a ello, los voluntarios ofrecen su tiempo en dos residencias de ancianos y en un grupo de alfabetización de adultos, a lo que hay que sumar la labor de sanación que se ofrece desde el Centro de Orientación Familiar Juan Pablo II.