Gallagher y el secreto de la diplomacia vaticana: «Los canales abiertos conducen a intervenciones más eficaces» - Alfa y Omega

Gallagher y el secreto de la diplomacia vaticana: «Los canales abiertos conducen a intervenciones más eficaces»

El equivalente al ministro de Exteriores del Vaticano, Paul Richard Gallagher, defiende la «neutralidad activa» como pilar de la diplomacia vaticana

Rodrigo Moreno Quicios
Paul Richard Gallagher en el Sínodo en 2024
Paul Richard Gallagher en el Sínodo en 2024. Foto: CNS / Vatican Media.

«Hacerse cercano» es, según el arzobispo Paul Richard Gallagher, «el sentido más profundo de una diplomacia al servicio del bien común». Durante su intervención en la conferencia Hacerse cercanos en la esperanza. Testimonio de religiones y diplomacia de la caridad política, el responsable de la diplomacia vaticana ha recordado que la acción de la Santa Sede busca siempre «afrontar las crisis inmediatas» y al mismo tiempo «construir una visión a largo plazo que trascienda los ciclos electorales».

Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados dentro de la Secretaría de Estado vaticana, ha reconocido que mantener relaciones con la mayoría de los países del mundo «puede hacer que la Santa Sede se perciba como excesivamente complaciente con los regímenes autoritarios». Sin embargo, ha insistido en que la presencia diplomática sigue siendo «la única forma de influir en sistemas a los que, de otro modo, sería difícil llegar».

«Neutralidad activa»

El arzobispo británico ha detallado que la diplomacia vaticana se basa en una «neutralidad activa», que no significa desinterés, sino compromiso «al servicio de la estabilidad humana y del bien común». Citando al Papa Francisco, ha recordado que cada vez que el Pontífice recibe las credenciales de un embajador, se encarna un principio esencial: «Dar el primer paso hacia el otro, acortar la distancia».

Paul Richad Gallagher con JD Vance en mayo de este año. Foto: CNS / Vatican Media.

En su conferencia, Gallagher ha subrayado que la parábola del buen samaritano inspira la acción diplomática del Vaticano. La ha resumido como «asumir una responsabilidad concreta y duradera por el hombre herido». A su juicio, de esa actitud nacieron el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba o el proceso de paz en Colombia. «Traducir la esperanza en un acto diplomático» no es «optimismo ingenuo», ha matizado, sino un trabajo que evalúa riesgos y rechaza «la resignación».

«Sin esperanza las soluciones son frágiles»

El equivalente al ministro de Exteriores del Vaticano ha subrayado la necesidad de una diplomacia que «opere entre la urgencia y la perspectiva a largo plazo» y que esté guiada por la convicción de que «sin esperanza las soluciones siguen siendo frágiles». Al abordar los desafíos globales —conflictos, aceleración tecnológica o crisis ecológica—, ha señalado que «requieren nuevos marcos de cooperación que no pueden ser elaborados por un solo Estado».

Gallagher con Parolin y Zelenski en 2024. Foto: CNS / Vatican Media.

En cuanto a los dilemas morales a los que pueda enfrentarse la diplomacia vaticana, ha revelado que «casi nunca se trata de elegir entre el bien absoluto y el mal absoluto». Y frente a quienes vean esta neutralidad como «un obstáculo cuando los contextos exigen posturas más claras», ha insistido en que «la convicción de mantener los canales abiertos puede conducir, en última instancia, a intervenciones más eficaces que las condenas públicas».