Suena La flauta mágica en la sala y dan ganas de salir detrás del «flautista», como en una retahíla de ratones o niños. Pero esto no es Hamelín. Es un cuento, o más bien un puñado de cuentos cantados que, como se les explica con detalle a los peques, se llaman óperas y guardan el encanto que sólo una varita mágica sabe descifrar.
El coqueto Teatro Quevedo, que ha mejorado considerablemente la comodidad y visibilidad de las butacas, sigue desafiando a los tiempos y a la lírica para abrirse paso con propuestas diferentes, entre las que siempre se cuela una aventura musical y educativa para toda la familia. El Hada Ópera y sus amigos es un viaje pensado para los más pequeños de la casa, donde los padres copilotos también disfrutarán del paisaje.
Música en directo, con el teclado del Mago de la música (Víctor Huedo); un narrador charlalotodo, que hace de maestro de ceremonias con el nombre de Payaso Preguntón (Camilo Maqueda) y una soprano y un barítono más que correctos (el Hada Ópera y el Duende del Canto, o sea: María Cristina Rigoni y Sadot Lugones). Ellos son los capitanes intrépidos que nos llevan con sencillez por los territorios de Mozart, Rossini o Bizet.
La producción de Ópera y tú es muy modesta y el guión muy mejorable. Como suele suceder en estos casos, lo del Hada Ópera es un pretexto poco hilvanado para ir desgranando conocidas arias de óperas y autores populares. Todo ello con un encomiable esfuerzo por explicar al público infantil (y al adulto menos versado) qué es esto de la ópera, quién fue el autor de cada obra, de qué va el argumento en cada caso y quiénes son los principales protagonistas. Éste precisamente es otro de los puntos fuertes de la representación, porque los niños suben al escenario, se convierten en protagonistas de reparto y entran en la Barbería de Sevilla o desfilan al son de la marcha de Carmen.
A partir de 3 años y hasta 7 u 8 como mucho, el espectáculo tiene la virtud de hacer mucho con poco. Se les pasará la hora volando, bailando o cantando. Es tan simple (en el buen sentido, claro) como contagioso. Tengan cuidado, que lo mismo salen untándose la barba, toreando, entonando Fígaro o discutiendo, en buen plan, si lo que conviene a los enamorados de La flauta mágica es ser papás de muchos Papagenos o de numerosas Papagenas. Es, al fin y al cabo, la familia numerosa de la ópera, que, con todas las dificultades conocidas, bien nos conviene que siga creciendo.
★★★★☆
Teatro Quevedo
Calle Bravo Murillo, 18
Quevedo
Hasta el 30 de noviembre