Espaldarazo de la sociedad a la labor de la Iglesia
La memoria de la Iglesia, presentada el pasado martes en la Fundación Pablo VI, revela hasta qué punto la CEE y las diócesis son un motor económico para el país
Un mes y medio después de aquel fatídico 29 de octubre, cuando la riada arrasó diferentes localidades del sureste español, en Paiporta (Valencia) la conexión telefónica sigue siendo inestable. Tanto es así que la llamada de Alfa y Omega con Gustavo Riveiro, párroco de San Jorge, se interrumpe constantemente. Cuando se restablece la línea, el sacerdote logra explicar que hasta el pasado lunes no pudieron reanudar la actividad ordinaria en el templo. «Todavía no teníamos alumbrado público en el municipio. Ha vuelto poco a poco, lo cual dificultaba el traslado de algunas personas hasta la iglesia». Ahora, 41 días después, cuando la luz ha regresado por fin a las calles, «hemos podido retomar todos los grupos», celebra el sacerdote, que ha sido uno de los rostros protagonistas de la presentación de la memoria de actividades de la Iglesia correspondiente al año 2023. En el acto, que tuvo lugar el martes 10 de diciembre en la Fundación Pablo VI, la Conferencia Episcopal Española no solo volvió sobre toda la labor desarrollada el año pasado, sino que también quiso subrayar el acompañamiento a los afectados por la DANA en las últimas semanas. «Nos hemos centrado en acompañar material y espiritualmente a quienes lo han perdido todo», recuerda Riveiro. En esta tarea, la imagen de la parroquia de La Torre convertida en un centro de almacenamiento y distribución de productos de primera necesidad se ha convertido en símbolo de la caridad de la Iglesia, una labor que ha sido merecedora de uno de los Premios ¡Bravo! otorgados por la propia CEE.
Más allá de lo ocurrido en Valencia, durante la presentación de la memoria de la Iglesia —en la que se aludió varias veces a la vocación— también se escenificó el papel cada vez más protagonista de los laicos en todos los ámbitos, incluido el de la misión. Carlos Córdoba, que es educador social —trabaja en los Servicio Sociales del Ayuntamiento de Daimiel—, está casado y tiene tres hijos, da fe de ello. Él mismo pasó varios años en Etiopía. «Mi labor se centró, principalmente, en dar soporte al trabajo educativo de una parroquia con los jóvenes». Ahora preside la asociación OCASHA-Laicado Misionero, integrada dentro de la CEE. «Los laicos también tenemos vocación misionera. Así lo he vivido yo», asegura.
290 millones en impuestos
La presentación en la Fundación Pablo VI estuvo precedida por una rueda de prensa en la que Ester Marín, directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, tradujo a datos la actividad desarrollada por la Iglesia. «Pagamos impuestos por valor de 290 millones de euros», aseguró Martín. La cifra supone el 76 % de lo que recibe la CEE de la asignación tributaria, que según se recoge en la memoria asciende a 382 millones de euros. «Hay que dar las gracias a los nueve millones de contribuyentes que apostaron por la labor que desarrollamos en beneficio de la sociedad».
El documento, que «es un compromiso de transparencia con la sociedad —dijo Martín— y con el Estado para detallar a dónde va a parar el dinero que se recibe a través de la renta», también certifica que la actividad de la Iglesia tiene un impacto de 2.375 millones de euros en el PIB de España. Una labor que, en su vertiente caritativa y asistencial, llega a 3.865.437 personas a través de alguno de los 8.888 centros de distinta naturaleza.