¿Por qué Jesús nos habla en parábolas para explicarnos el Reino de Dios? ¿Cómo escribiría un periodista en tiempos de Jesús la crónica del momento en el que el Maestro, desde una barca a la orilla del lago de Galilea, propusiese la parábola del sembrador? Con una sugerente crónica del sembrador, que tanto ha gustado a la periodista Cristina López Schlichting y al presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Francisco Conesa, obispo de Solsona y autor del prólogo, comienza el libro Tierra Buena. Para entender, acoger y vivir la parábola del sembrador.
Se trata del primero de una prometedora colección de libros, no escritos por expertos en Sagrada Escritura, sino por comprometidos en la evangelización, que bajo la dirección del biblista Quique Fernández irá recorriendo las parábolas de Jesús. De hecho, en la segunda mitad de estos libros encontramos propuestas para catequesis de jóvenes y adultos con recursos patrísticos, teológicos, literarios, musicales y cinematográficos para desplegar incontables aplicaciones de las parábolas para la espiritualidad del cristiano y su misión evangelizadora.
Cuando el cronista de la parábola nos ha contado ya lo que pasaría aquel «día para no olvidar» del que nos hablan los Evangelios, y como él mismo pasaría de la curiosidad periodística a un proceso de conversión y seguimiento de Jesús de Nazaret, el libro nos lleva a una doble propuesta: acoger y vivir la parábola del sembrador. Acogerla en el propio corazón para ser curados, así como en la escucha de la Palabra, para cambiar de mentalidad. Pero también acoger al otro, a la vez sembrador, tierra y semilla. Y hacerlo en la comunión de la Iglesia y en su misión evangelizadora, ya sea arando, sembrando y regando.
Y vivir la parábola, porque la Palabra de Dios es siempre palabra de vida. Y vivirla siendo tierra buena, no tierra robada, pedregosa, o cargada de abrojos. Pero también vivirla siendo semilla derramada, no deteriorada; lluvia a raudales, no vehemente granizada. E incluso siendo sembrador, pero no siempre recolector. Para esta última parte del libro ha sido providencial contar con el Catecismo de agricultura, de finales del siglo XIX, que Luis Planas, ministro del rango, encontró y reeditó y que,al saberlo, se ha hecho él mismo promotor de esta reflexión sobre la parábola del sembrador, una reflexión seria pero no académica y, sobre todo, inquietante, sugerente y provocativa.