Ramón, el misionero que ha sobrevivido a un levantamiento militar, un terremoto y la DANA - Alfa y Omega

Ramón, el misionero que ha sobrevivido a un levantamiento militar, un terremoto y la DANA

Este valenciano es párroco en Algemesí. Antes, sirvió en Camerún y Ecuador

Redacción
El sacerdote Ramón Peris en la misión de Ecuador
El sacerdote Ramón Peris en la misión de Ecuador. Foto cedida por Ramón Peri.

«Entre fangos y entre palas», así se encuentra el padre Ramón al momento de empezar la entrevista para el programa Misión Posible de Radio María. Han pasado unos días de las inundaciones de la DANA y el sacerdote está «con esperanza, pero también tristeza por las vidas que se han perdido». La parroquia María Auxiliadora, además de daños materiales, también ha sufrido pérdidas humanas: «Tenemos en la calle de la Iglesia tres ancianitos que han fallecido ahogados, y es un drama para nosotros». 

«No hay calle en Algemesí que no haya sido afectada», continúa explicando Ramón, «porque desemboca el río Magro, que es una de las vertientes que se han desbordado de forma colosal. Ha sido devastador». Sin embargo, dentro de esta situación tan desalentadora, el sacerdote ha encontrado un motivo para tener esperanza, y es que «estamos levantando esto poco a poco, miles de jóvenes están viniendo a auxiliarnos, y eso es una bendición de Dios». 

15 años en la misión 

No es la primera vez que Ramón Peris Plá es testigo de una catástrofe. Siendo muy joven partió a la misión, y en su primer destino, en Camerún, vivió un levantamiento militar, en el que, tal y como ha relatado, «empezaron a matarse unos a otros». Por suerte, al ser joven, consiguió que le sacaran rápido del país. 

Su segundo destino fue Ecuador, donde estuvo más de una década sirviendo en una parroquia en Manta, un barrio costero de 50.000 habitantes. «El 16 de abril de 2016 nos cogió un terrible terremoto», ha narrado Ramón, quien vivió esa terrible situación en la que se encontró «muchos muertos, mucho susto», una tragedia de la que «tardamos en recuperarnos». 

Casualmente, ante aquel desastre natural fue la archidiócesis de Valencia, su lugar de origen, la que les echó una mano: «Algunas iglesias cayeron y el cardenal Cañizares puso en manos de los misioneros valencianos una cifra considerable de dinero para que pudiésemos levantarnos». Ambas situaciones han hecho que ante la DANA, Ramón se haya sentido «fuerte» gracias a su confianza en el Señor. 

Una lección que se ha llevado tanto de la DANA como de las otras catástrofes que ha vivido es que «la vida pende de un hilo, es un don de Dios». Este misionero asegura haber tenido experiencias muy bonitas en las inundaciones. «Una persona vino diciendo que no era creyente, pero ayudó en la parroquia porque vio que es un lugar de vida y de esperanza. Incluso hay musulmanes que nos han ayudado en la iglesia a sacar fango». 

Santidad en medio de la destrucción 

Las Siervas del Hogar de la Madre y todo aquel que guarde alguna relación con ellas se acordarán, hablando del terremoto de Ecuador, de la hermana Clare Crockett, religiosa que falleció a los 33 años en aquel desastre natural, y que en el próximo 2025 iniciará su proceso de beatificación. 

El padre Ramón Peris Plá ha asegurado que conoció a la hermana Clare, que «venía a mi parroquia de vez en cuando para dar un cursillo de oración». Para el sacerdote, el testimonio de Clare es un ejemplo de que «hay signos de esperanza en medio de la noche», y ha recordado que «era una misionera siempre alegre y siempre dispuesta», lo que para Ramón es una muestra de que «en medio de las catástrofes siempre hay luces, la luz de la fe y de la esperanza». «La hermana Clare desde el Cielo intercederá seguro por todos los misioneros», ha concluido. 

Cuando ocurre un suceso de estas características, muchos elevan su grito al Cielo preguntando dónde está Dios ante todo esto, y el padre Ramón ha querido responder a esta cuestión. «Dios está en el corazón de cada hombre que sufre, en el corazón de cada hombre que ayuda. Si tú coges una pala, si tú pasas todo el día con tus manos callosas, si tú socorres a un ancianito, si tú visitas a una familia… Dios está ahí», explica. Y añade que «el despegue de amor que cada uno tiene en su corazón es un signo de que Dios está». 

Por eso el misionero ha terminado citando a san Juan XXIII. «Amar mucho, amar siempre y amar a todos», ya que, según Peris Plá, «el amor es el centro de la vida, porque amar te llevará a Dios, y Dios te llamará a amar».