Cardenal Fernando Vérgez: «Queremos mostrar cuánto trabajo hay tras los muros vaticanos»
Presidente del Governatorato vaticano, el cardenal salmantino explica cómo es el funcionamiento de este complejo organismo
La gente ha escuchado hablar del Governatorato, pero nadie del pueblo llano sabe bien en qué consiste su labor. Señor cardenal, ¿qué es la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano?
El Governatorato (o Gobernación) del Estado de la Ciudad del Vaticano es una realidad compleja y articulada. Es el núcleo fundamental del Estado y detiene el poder ejecutivo y operativo del Gobierno como en otras entidades nacionales. La Gobernación gestiona y administra todos los servicios del Estado. Empezando por las redes de internet y telefonía, la asistencia sanitaria, la Farmacia Vaticana, el servicio de correos del Vaticano, emisión de monedas y sellos, el cuidado de los jardines, pero también la seguridad, la gestión de la economía del Estado, los Museos Vaticanos y Bienes Culturales, como también Villas Pontificias de Castel Gandolfo.
Como puede ver, cuando entras en el Estado Vaticano, un buen porcentaje de la realidad de lo que encuentra dentro es responsabilidad del Governatorato.
Y usted, como gobernador y para que nos entiendan los lectores, ¿a qué se dedica?
Bueno yo no soy gobernador. Mi papel es el de cardenal presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y ejerzo el poder ejecutivo con el título de presidente del Governatorato que tiene el poder de dirigir todo el organismo y lleva a cabo todas las iniciativas de la acción, dando las directrices necesarias para su organización general y definiendo las orientaciones de la administración. Como escribía el Papa Francisco en la carta del 7 de octubre de 2013: «desempeñar todas las funciones administrativas inherentes a tal función, a coordinar y controlar el trabajo de las diversas direcciones que componen la mencionada Gobernación y vigilar sobre la actividad de los colaboradores y empleados del Estado de la Ciudad del Vaticano. No cabe duda de que los empleados de la Gobernación en sus distintos sectores son parte notable de esa particular comunidad de trabajo constituida por hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y laicos».
En el ejercicio de mis funciones, me asisten el secretario general y el vicesecretario general, en quienes puedo delegar la realización de determinadas tareas. A título consultivo, puedo recurrir al consejero general del Estado, a otros consejeros de Estado, directores y jefes de organismos.
Dentro del ordenamiento estatal, que no deja de ser la gestión de un país a pequeña escala, ¿qué es lo que más trabajo conlleva?
Creo que la gestión diaria de la administración en la coordinación de las distintas direcciones es la actividad principal. Como puede imaginarse, en mi mesa se reciben todos los papeles que conciernen al funcionamiento del Estado, así como los problemas o imprevistos que puedan surgir. De mi escritorio también salen las aprobaciones para cualquier evento que se solicite, como el uso del Aula Pablo VI o las visitas a los Jardines Vaticanos.
Otra gestión de primordial importancia es la que describe Papa Francisco en la carta anteriormente citada: «Atender de modo directo la formación humana y cristiana de los empleados y de los colaboradores, coordinar a los sacerdotes encargados de la atención espiritual que ya están presentes en los diversos sectores, promover iniciativas oportunas, especialmente en concomitancia con los programas pastorales de la Iglesia universal y en los tiempos fuertes del año litúrgico».
Desde que usted está al cargo, ¿a qué ha tenido que hacer frente y qué dificultades se ha encontrado?
Ciertamente, el periodo de la pandemia de la COVID-19 fue una época difícil para todos y, por tanto, también para la Gobernación. En particular, desde el punto de vista laboral, con las restricciones, las limitaciones para la propagación del coronavirus, los cierres. Con los Museos Vaticanos cerrado para los visitantes y con todo lo que esto ha supuesto como dificultad económica. También están la salud y la seguridad, la prevención de incendios y accidentes. Por supuesto, no falta trabajo con casi 2.000 empleados.
Se trabaja en conjunto con la Secretaría de Estado, que es otro órgano distinto. ¿En qué se diferencian y cómo se complementan?
La respuesta mejor a su pregunta la encontramos en la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano firmada y promulgada por el Papa Francisco en 2022. En ella se designan perfectamente las competencias de ambas instituciones.
En el artículo 6.1, se precisa que la representación del Estado de la Ciudad del Vaticano en las relaciones con los Estados y con otros sujetos de derecho internacional, en las relaciones diplomáticas y para la conclusión de los tratados, están reservadas al Sumo Pontífice que las ejerce a través de la Secretaría de Estado. En cambio el 6.2 establece que «en los demás casos, la representación es ejercida por el Presidente de la Gobernación», y en el 6.3 se especifica que la Gobernación participa «en las instituciones internacionales de las que la Santa Sede es miembro en nombre y por cuenta del Estado». Una cosa es cierta: se trabaja en plena colaboración.
Son dos entidades distintas, ambas sujetas al derecho internacional, sirviendo la primera de base territorial y patrimonial para garantizar a la Sede Apostólica la independencia, autonomía y soberanía necesarias para su actividad y misión.
Por supuesto, el Papa no solo es el Sucesor de Pedro, sino también el jefe del Estado Vaticano. Es titular de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Sin embargo, ha delegado las funciones legislativas a la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, mientras que la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano se encarga de la gestión administrativa y ejecutiva del Estado.
Una parte importante de su tarea corresponde también a las relaciones diplomáticas y con instituciones internacionales… Hasta lo que se pueda contar, ¿en qué consisten y a qué se le da más prioridad?
El primer colaborador del Papa responsable de las actividades políticas y diplomáticas de la Santa Sede es el Secretario de Estado, que actualmente es el cardenal Pietro Parolin. La Gobernación es responsable de las relaciones de amistad y cooperación con las distintas representaciones diplomáticas. Promovemos todo lo que pueda estrechar los lazos entre el Estado y las distintas naciones del mundo. Todo esto sirve para consolidar la amistad y el respeto entre nosotros. Teniendo en cuenta que todo lo que hacemos en el Estado es funcional al desempeño del ministerio petrino por parte del Papa.
Han puesto en marcha recientemente una página web en la que explican el funcionamiento del Governatorato al detalle, hasta las tarjetas telefónicas vaticanas o una lista actualizada de personas que amenazan la paz y la seguridad internacionales. ¿Es un ejercicio más de transparencia en los órganos vaticanos siguiendo las peticiones del Papa?
El esfuerzo que hemos dedicado al desarrollo del sitio web institucional www.vaticanstate.va es una apuesta y una esperanza. Una apuesta con el lanzamiento del nuevo sitio en cuatro idiomas; además del italiano, pensamos que eran necesarios el inglés, el español y el francés. Con el español intentamos llegar no solo a los posibles usuarios de España, sino también a los de América Latina y a los hispanohablantes de todo el mundo. El objetivo es dar a conocer la realidad del Governatorato e informar sobre las actividades de las distintas direcciones y oficinas. Con la esperanza de ser cada vez más transparentes para mostrar al mundo cuánto empeño, trabajo y profesionalidad hay detrás de los muros vaticanos. Por este motivo, la decisión de hacer un esfuerzo en la dirección de una información precisa, detallada y actualizada nos ha llevado a desarrollar el sitio web en cuatro idiomas. Teniendo en cuenta, además, que a finales de año recogeremos en una revista seis meses de actividades del Governatorato y que también hemos iniciado la publicación de una revista trimestral online que aborda en cada número un tema concreto. El último ha sido Laudato si.
¿Y cuál es la historia de esas tarjetas?
Efectivamente, estas tarjetas son pequeñas obras de arte que surgieron para permitir las llamadas telefónicas en teléfonos públicos de la Ciudad del Vaticano. Surgieron cuando aún no existía la telefonía móvil y las comunicaciones telefónicas se hacían exclusivamente desde teléfonos fijos. Con el paso del tiempo y el cambio de la telefonía fija a la móvil, estas tarjetas han quedado más como un objeto de coleccionista que como una herramienta práctica. No cabe duda, sin embargo, de que quien compra una de estas tarjetas es como una ventana abierta al mundo del Vaticano, por lo que su valor nominal es muy inferior al valor de lo que representa.
Dentro de su jurisdicción está la Specola Vaticana, el observatorio astronómico. ¿Qué está aportando este organismo en el diálogo entre ciencia y fe?
La Specola Vaticana es un organismo científico directamente adscrito a la Gobernación. A lo largo de su historia se ha convertido en un importante punto de referencia para científicos e investigadores, posicionándose a la vanguardia de los estudios y debates científicos. Gracias a la previsión de los Pontífices —empezando por Gregorio XIII, que en 1578 llamó a algunos astrónomos y matemáticos jesuitas para reformar el calendario—, es uno de los observatorios astronómicos más antiguos del mundo. No en vano, los resultados de las investigaciones se publican en revistas internacionales y el Informe Anual se envía a unos 400 institutos de todo el mundo. Cada dos años se organizan en la Specola reuniones internacionales a las que asisten científicos de renombre mundial. Confiada a la Compañía de Jesús, la Specola demuestra que la ciencia no es un obstáculo, sino una ayuda para la fe. Los astrónomos jesuitas muestran cómo la ciencia también puede llevarnos a profundizar en nuestra fe. Ser científico no es solo una profesión, sino un viaje de descubrimiento de lo inmensa que es la creación y de lo que aún queda por explorar. A diferencia del ateo, el cristiano encuentra a Dios en todas las cosas.
¿Cuáles son los campos principales de influencia del Governatorato ahora mismo a nivel internacional, por un lado, y a nivel italiano y Santa Sede, por otro?
Hay muchas áreas de colaboración e interacción con Italia. Empezando por la cuestión de la seguridad. La Gendarmería cuenta con la cooperación de un cuerpo de seguridad específico de la Policía estatal italiana: el Ispettorato de Seguridad Pública del Vaticano.
El pasado 18 de julio se firmó, en el palacio de la Embajada de Italia ante la Santa Sede, un protocolo de acuerdo entre la Dirección de los Servicios de Seguridad y Protección Civil de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y la Agencia Nacional de Ciberseguridad de la República Italiana (ACN). Se trata de un acuerdo para el intercambio de información, actividades de formación y proyectos de ciberseguridad para aumentar las capacidades y competencias técnicas y científicas en la prevención de los riesgos relacionados con la delincuencia en el ciberespacio.
También en previsión del Jubileo. En este sentido, la colaboración entre la Gendarmería y la Policía italiana, tanto en materia antiterrorista como de prevención, es importante para garantizar el éxito del Jubileo. No cabe duda de que, al ser un enclave dentro de la ciudad de Roma, el Estado del Vaticano mantiene considerables intercambios cotidianos con las autoridades e instituciones italianas. Pero también está abierto al mundo, ya que, aunque la representación diplomática está reservada a la Secretaría de Estado, la Gobernación mantiene relaciones amistosas con los Estados acreditados ante la Santa Sede.