Paiporta, una adoración y el ángel con forma de hija que avisó de la DANA en el último momento - Alfa y Omega

Paiporta, una adoración y el ángel con forma de hija que avisó de la DANA en el último momento

Una mujer avisó de la riada a la parroquia de San Jorge, en Paiporta: «Si no llega ser por ella, estaríamos todos muertos», afirma el párroco

José Calderero de Aldecoa
Parroquia de San Jorge de Paiporta
Parroquia de San Jorge de Paiporta. Foto cedida por Gustavo Riveiro.

«Por lo menos estamos vivos». Es lo primero que dice Gustavo Riveiro cuando descuelga el teléfono ante la llamada de Alfa y Omega. Pero podría no estarlo si aquella mujer, alertada por la crecida del río, no hubiera irrumpido en la iglesia de San Jorge para llevarse a su madre a casa. «Si no llega a ser por ella, que nos avisó, estaríamos ahora todos muertos dentro de la Iglesia», afirma tajante el párroco.

Un instante antes de que este ángel mensajero —disfrazado de hija preocupada por su madre— entrara en la parroquia para alertar de la situación, Riveiro se encontraba en la sacristía del templo. «Estaba consolando a un matrimonio cuya hija había nacido muerta recientemente. Hablábamos de la posibilidad de organizar una ceremonia por el alma de la pequeña», rememora. En ese instante fue cuando les avisaron de que se estaba llenando la plaza de agua tras el desbordamiento del río.

Riveiro, que salió a comprobar la noticia, decidió entonces interrumpir una adoración eucarística que se estaba celebrando en el interior de la parroquia. «Di la bendición rápido, guardé al Santísimo y mandé a todo el mundo para casa», gracias a lo cual pudieron salvar la vida. «Aquí llegó el agua hasta los dos metros. La calle, que es peatonal, se convirtió en un torrente. Bajaba rugiendo con una violencia que asustaba», describe.

No tuvieron tanta suerte otros vecinos del pueblo, que fue el epicentro de la cruenta DANA. En total, han muerto 211 personas por el temporal, 70 de ellos en Paiporta. La localidad es la que más fallecidos ha registrado. Y la cifra podría aumentar en las próximas horas. «Todavía hay 2.500 personas desaparecidas, aunque es preciso matizar este dato». Lo que ocurre es que «la cobertura en estos momentos es malísima» y hay muchas zonas que todavía no tienen electricidad, «así que hay muchas personas que más que desaparecidas están con problemas para avisar de su paradero», aclara el párroco de San Jorge.

Imagen de como quedo el interior de la parroquia de San Jorge de Paiporta

Imagen de como quedo el interior de la parroquia de San Jorge de Paiporta. Foto cedida por Gustavo Riveiro.

Ante la tragedia, el sacerdote alaba la actitud de la Iglesia, centrada en el consuelo espiritual y también en la ayuda material. «Las tres parroquias del pueblo han perdido todo lo que tenían almacenado para Cáritas, pero gracias a Dios Cáritas Diocesana de Valencia está al pie del cañón ayudando en todo». Ellos, por su parte, están adecentando un rincón para poder ir recopilando toda la ayuda que va llegando. 

Otras de las tareas es la de limpiar. El propio Gustavo Riveiro ha empuñado la pala para sacar el fango junto a un grupo de jóvenes venidos de la parroquia de Santiago Apóstol, situada en el centro de la ciudad. «Y cuando paro de palear, estoy en la calle tratando de estar cerca de la gente. Esto sí que es verdaderamente una Iglesia en salida, como pide siempre el Papa, porque sencillamente no tenemos ningún lugar dentro en el que estar».

Precisamente Francisco ha manifestado en reiteradas ocasiones su cercanía con las personas afectadas e incluso ha llamado al arzobispo de Valencia para interesarse por la situación. «El Papa siempre está presente con una palabra de esperanza en medio del sufrimiento. Sentimos cómo nos acompaña con su oración y afecto», afirma Riveiro, que es compatriota del Pontífice.

«Y también hay que destacar la labor de Enrique Benavent, que ha estado muy pendiente de nosotros». Incluso físicamente. «Estuvo el domingo con nosotros, visitamos la parroquia y varios puntos de la localidad no sin dificultad, porque todavía está todo lleno de fango», concluye Riveiro.