Los obispos baleares piden garantizar los derechos al final de la vida
El Documento de Voluntades Anticipadas que han presentado quedará registrado en la administración autonómica y en la historia clínica, y recogerá las peticiones en caso de enfermedad irreversible, estado vegetativo, estado de demencia grave o terminalidad
Los obispos de Mallorca, Menorca y de Ibiza y Formentera presentaron el pasado lunes el Documento de Voluntades Anticipadas, un texto elaborado de forma conjunta que recoge de manera oficial cómo quieren afrontar los pacientes y enfermos los últimos momentos de su vida
Gracias a ello, un paciente será capaz de expresar sus deseos, preferencias y decisiones respecto a los tratamientos que desea recibir o no al final de su vida, cuando no esté en condiciones de decidir. El documento reconoce así la declaración de cómo la persona desea que se desarrolle su proceso de morir, si expresa el deseo de que no se le administren medios de apoyo vital cuando no haya expectativas de recuperación, así como manifestar su deseo de recibir cuidados y tratamientos para paliar el dolor y la sintomatología más desagradables.
Concretamente, el documento articula las preferencias del paciente en aspectos como, por ejemplo, permanecer en el domicilio o en el hospital en los últimos días de la vida; finalizarla sin aplicaciones técnicas de soporte vital desproporcionadas y fútiles; la administración de según qué fármacos; y otras previsiones en diversas situaciones clínicas como enfermedad irreversible, estado vegetativo, estado de demencia grave, terminalidad, etc. Además, el firmante puede indicar si desea que se le proporcione un acompañamiento espiritual religioso específico.
«El objetivo del documento no es tanto prepararse para la incapacidad como, sobre todo, para el evento vital de la propia muerte», explican desde las diócesis baleares. «Se busca tener un cierto control práctico sobre lo que debe hacerse, estableciendo y articulando valores y preferencias», añade, lo que contribuye «a la merma de la propia angustia y miedo por el proceso de morir, así como al fortalecimiento de las relaciones y la comunicación con la familia y los seres queridos».
Al tratarse de un documento oficial, una vez que quede registrado en la administración autonómica, por defecto estará integrado en la historia clínica. Es decir, que los médicos que le atiendan sabrán si aquella persona ha cumplimentado el documento y tendrán acceso a las preferencias y decisiones que sus pacientes hayan precisado para la recta final de su vida. El documento, aunque esté registrado, podrá modificarse o anularse en cualquier momento por parte del declarante.
En su presentación, Sebastià Taltavull afirmó que esta iniciativa «da la oportunidad de que los pacientes puedan manifestar cuáles son las últimas voluntades, cómo quieren ser atendidos en los últimos momentos de vida y si desean contar con la presencia de un cura, recibir los sacramentos de la Confesión, la Unción y la Comunión, así como otras atenciones de signo sanitario». Por ello, se trata de «una acción humanitaria y, sobre todo, eminentemente cristiana».
Por su parte, el obispo de Menorca, Gerard Villalonga, destacó que «las personas tenemos una libertad que es fundamental, que queremos que se respete sobre todo en momentos decisivos de nuestra vida». Y Vicent Ribas ha explicó que el servicio quiere acompañara los pacientes «en su sufrimiento y en la vejez, y siempre desde el respeto a lo que son y quieren».