El patriarca maronita: «El asesinato de Nasralá ha abierto una herida en el corazón de los libaneses»
El cardenal Raï ha llamado a la «unidad» después de que ya hayan muerto 1.000 personas y más de 6.000 estén heridas. El conflicto ha dejado un millón de desplazados
Acto seguido después de que Hizbulá confirmase la muerte de su secretario general, Hasán Nasralá, el sábado 29 de septiembre, el ayatolá Ali Jamenei, guía supremo de la Revolución islámica, anunció cinco días de luto nacional en Irán por lo que consideró el «martirio del gran Nasralá» y anunció que su muerte no iba a quedar «impune». Está por ver cómo va a traducirse esta amenaza, pero los partidarios del régimen iraní, que simpatizan con el movimiento terrorista chií del Líbano, ya han organizado concentraciones por todo el país para exigir una reacción rápida y contundente contra Israel.
Desde que se produjeron los ataques masivos por parte de Hamás en Israel el pasado 7 de octubre —lo que desencadenó la guerra en la franja de Gaza— la reacción de la República islámica ha sido discreta, lo que ha llevado a muchos analistas geopolíticos a pensar que Irán quería evitar un choque directo con Israel. Pero la muerte, a consecuencia de un ataque de la aviación israelí sobre Beirut, de quien ha estado durante los últimos 32 años al frente de Hizbulá ha abierto un nuevo escenario de consecuencias impredecibles. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Naser Kanani, ha afirmado este lunes que «no dejará sin respuesta» las «agresivas acciones» de Israel, si bien ha descartado que Teherán se plantee el envío de tropas a territorio libanés para apoyar al grupo.
«Irán sigue los acontecimientos manteniendo consultas estrechas con las autoridades libanesas. Irán no dejará sin respuesta ninguna de las acciones agresivas del régimen sionista», ha advertido, según informa Europa Press.
Durante la Misa que celebró este domingo en Dimane, su residencia de verano, situada a 100 kilómetros de Beirut y a 30 kilómetros de la ciudad costera de Trípoli, el patriarca maronita, el cardenal Béchara Boutros Raï, consideró que «el asesinato de Hassan Nasralá ha abierto una herida en el corazón de los libaneses».
Tras recordar a las decenas de víctimas mortales de los bombardeos israelís y rezar por la curación de los heridos, Boutros Raï hizo un llamamiento a la paz para que se alcance «a través de negociaciones y medios diplomáticos, ya que con la guerra todas las partes salen derrotadas». En su homilía, que ha sido difundida en la página web abouna.org, el Patriarca maronita apeló «a la unidad de los libaneses, cuyo baluarte es el testimonio de tantos líderes cristianos y musulmanes que han creído en las causas de la verdad, la justicia y el apoyo a los más débiles, apelando a la honradez y la lealtad por el bien de la patria». Así también pidió «defender al Líbano de toda agresión». Asimismo, se hizo eco de la terrible situación en el Líbano que —antes de la incursión israelí— ya vivía inmerso en una crisis profunda, con una bancarrota económica y una crisis política galopante. Por ello, instó a «elegir un presidente de la República que devuelva al Líbano su lugar entre las naciones». Líbano lleva de hecho dos años sin elegir presidente, que según los estatutos debe ser un católico maronita, debido a los vetos cruzados de los partidos en el Parlamento, donde Hizbulá tiene 13 escaños, si bien el bloque político que le apoya cuenta con 62 de 128 que tiene en total el parlamento.
Finalmente, Raï hizo un llamamiento a la comunidad internacional «llamada a tomar medidas serias para detener el ciclo de guerra, matanza y destrucción en el país, y a preparar el terreno para una paz justa que garantice los derechos de todos los pueblos y de todos los componentes de la región». El Patriarca maronita ha expresado en repetidas ocasiones su descontento con el grupo terrorista de Hizbulá, al que considera culpable de arrastrar al Líbano a conflictos regionales.
Desde hace una semana, los bombardeos israelíes alcanzaron el corazón del Líbano, su capital Beirut, pero también se han extendido por el valle de la Becá y la oriental Baalbek, hasta alcanzar algunos puntos del norte del país. Solo el pasado lunes los ataques acabaron con las vidas de casi 500 personas, el número más alto de víctimas mortales en una sola jornada en 76 años de conflicto entre el Líbano e Israel. En total, se calcula que más de 1.000 personas han fallecido y otras 6.000 están heridas desde que comenzó la escalada militar. Por otro lado, casi un millón de personas han sido desplazadas, el mayor desplazamiento de población de la historia del país, según declaró este domingo el primer ministro libanés, Najib Mikati.
Ante esta situación la iglesia local ha abierto varios de sus centros en el país para acoger a las familias que han tenido que huir de sus casas por los bombardeos. Ejemplo de ello es la casa salesiana de El Houssoun, casa de espiritualidad juvenil y albergue, ubicada en el distrito de Jbeil-Byblos (Líbano). «Ya estamos acogiendo a personas desplazadas que vienen del sur y una aldea cristiana cercana fue bombardeada hace unos días», explican los misioneros salesianos en la región, según una nota de prensa de los salesianos. «Haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudar a la población más vulnerable», añaden en el comunicado.