Fawzia Koofi: «La nueva regulación es una muestra más del odio talibán hacia las mujeres» - Alfa y Omega

Fawzia Koofi: «La nueva regulación es una muestra más del odio talibán hacia las mujeres»

Los talibanes han intentado matarla dos veces, pero la activista por los derechos de las mujeres es incombustible. Fue vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán y en 2020 participó en las negociaciones de paz con los talibanes

Victoria Isabel Cardiel C.
La afgana Fawzia Koofi, actualmente en el exilio.
La afgana Fawzia Koofi, actualmente en el exilio. Foto: EFE / Marta Peréz.

Fawzia Koofi (Kof Ab, provincia de Badakhshan, 1975) inició su carrera política en 2001 cuando, tras el derribo del régimen talibán, promovió la campaña Vuelta al colegio en defensa del derecho de las niñas y mujeres afganas a la educación, que los extremistas les habían negado. Desde entonces ha consagrado su vida a defender los derechos pisoteados de las mujeres en su país. Atiende a Alfa y Omega por teléfono poco después de que los talibanes hayan endurecido la represión social contra las afganas justo en su tercer aniversario de vuelta en el poder. La nueva ley de «Propagación de la virtud y prevención del vicio» impone su propia interpretación de la sharia o ley islámica y no solo prohíbe a las mujeres mostrar cualquier parte de su cuerpo o rostro en público, sino también que se escuchen sus voces en espacios públicos. El documento de 114 páginas publicado en el boletín oficial dice que los hombres y las mujeres no emparentados no pueden ni mirarse.

Las nuevas normas silencian en la práctica a las mujeres en público.
El gobierno talibán no tiene ningún tipo de legitimidad y estos nuevos edictos diseñados para borrar y reprimir aún más a las mujeres son una muestra de su odio hacia las mujeres. Solo les falta pedirles que dejen de respirar. No les dejan salir de casa sin que las acompañe un hombre. Esto no pasa en ningún otro lugar del mundo. Si las mujeres protestan, las arrestan y las torturan, y si vuelven a protestar toman represalias contra sus familias. Prácticamente se impide a las mujeres hacer cualquier cosa. Esto es también un obstáculo para su supervivencia diaria, porque cuando salen y necesitan comprar comida no pueden hablar con el que la vende; pero tampoco pueden hablar con un médico varón, lo que les impide en la mayoría de las ocasiones recibir asistencia sanitaria. Las mujeres no pueden hacer nada solo estar recluidas en casa. Es aberrante.

¿Qué debería hacer la comunidad internacional?
Me rompe el corazón ver cómo el mundo solo se dedica a publicar comunicados, cuando se está produciendo un apartheid de género y cuando los talibanes están cometiendo crímenes contra la humanidad en Afganistán. Desafortunadamente, la comunidad internacional está muy centrada en la guerra en Ucrania y en Israel y Palestina. Creo que se han olvidado de Afganistán. Ayudaría mucho la declaración de crimen de lesa humanidad por parte de los talibanes; esto facilitaría que las mujeres y niñas que consigan salir de Afganistán reciban inmediatamente el asilo político.

Los talibanes también han llegado a tomar medidas absurdas, como prohibir a los dueños de las tiendas que enseñen la cabeza de los maniquís de ropa de mujer en los escaparates.
Son una panda de incultos y bárbaros con poder. Solo les falta pedir a las mujeres que dejen de respirar. Las mujeres no somos seres humanos para este grupo de hombres incultos, que —como matan a quien se les pone por delante— pueden hacer lo que quieran y no hay que rendir cuentas ante ellos. Es muy doloroso.

Estas semanas hemos visto una movilización social en las redes sociales… Mujeres afganas que desafiaban a los talibanes cantando o recitando un poema.
Las jóvenes afganas de hoy no son como las de hace 20 años. Han progresado y saben cómo alzar la voz. Conocen la importancia de la educación. Conocen la importancia de las libertades cívicas. Están lo suficientemente capacitadas para reclamar sus derechos y diferenciar entre lo que es bueno para ellas y lo que no. La campaña en las redes sociales con el título «mi voz no es intimidad» forma parte de un movimiento social que pide que las mujeres puedan expresarse libremente. Es muy extraño porque las mujeres no cantaban en público antes de los talibanes, pero estas medidas tan represivas de los talibanes han provocado que las mujeres se vuelvan atrevidas. Es muy peligroso, se juegan la vida, pero creo que ha llegado un momento en el que dicen: «ya no tenemos nada más que perder, lo hemos perdido todo».

¿Cree que los talibanes van a reprimir por la fuerza este movimiento?
Los talibanes no saben cómo tratar a este grupo de mujeres fuertes y valientes. Por eso, cuando protestaban en las calles, directamente y sin mediar palabra les disparaban. Creo que lo interesante es que los talibanes perciben a la mujer como su madre, su hermana o sus esposas, que son como las esclavas en sus casas. No conciben a una mujer como a alguien que pueda ser educada o pueda ser independiente financiera o socialmente. Para ellos las mujeres son cosas que tienen que estar en la cocina. Cuando ven a una mujer fuera de la cocina piensan que es increíble y que debe ser severamente castigada.

Además, las mujeres jóvenes están usando un canal abierto como Internet…
Exacto, los talibanes no lo pueden controlar. En 2019, cuando me reuní con ellos por primera vez en Moscú, les dije que una chica nacida en 2001, año en que fueron derrocados del poder, ahora tiene 20 años. Tiene un teléfono móvil y sabe cómo comunicarse con el mundo. Así que no pueden reprimirla. Y esto es exactamente lo que ha ocurrido. Un teléfono móvil la conecta con el mundo.

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