Hemos recogido ya con anterioridad en esta página el encuentro de Párrocos para el Sínodo, una reunión internacional de más de 200 párrocos de los diversos continentes, reunidos en Roma para afianzarse en el espíritu sinodal y poder ser mejores embajadores desde sus parroquias al resto de la Iglesia. Pero el tiempo no se detiene: estamos avanzando en el mes de julio y se asoma en el horizonte, cada vez más cercana, la asamblea sinodal de octubre.
Se necesita partir de un documento de trabajo, el instrumentum laboris, para cuya elaboración se reunieron el pasado mes de junio una veintena de teólogos y teólogas llegados a Roma desde los diversos países, en un trabajo coordinado por la Secretaría General del Sínodo. Al terminar las sesiones, el cardenal Jean-Claude Hollerich, SJ, relator general, expresó: «¡Las semillas de la Iglesia sinodal ya están brotando!».
La mayoría de los informes muestran la alegría del camino recorrido, que ha dado nueva vida a muchas comunidades locales y ha provocado cambios significativos en su modo de ser y vivir como Iglesia.
Este grupo de teólogos —hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagrados, consagradas y laicos— ha trabajado sobre los 107 informes de las conferencias episcopales, Iglesias orientales y conferencias de religiosos y las más de 175 observaciones procedentes de realidades internacionales, universidades, asociaciones de fieles y personas particulares, además de los informes del grupo ya citado de párrocos.
Entre los informes recibidos hay alegría por la conversión realizada y el trabajo compartido, pero también sigue apareciendo preocupación por si las cosas no van a llegar a su destino o si se impondrán grupos de presión.
Hay horizonte a la vista. Son momentos cruciales para seguirnos implicando en este caminar juntos. El Espíritu nos conduce y necesita también de nuestra colaboración.