La Iglesia aplaude el deseo de colaboración del nuevo primer ministro británico

La Iglesia aplaude el deseo de colaboración del nuevo primer ministro británico

El Servicio Jesuita a Refugiados pide a Keir Starmer «poner fin a la detención de inmigrantes y al entorno hostil»

María Martínez López
Starmer durante el encuentro en el que el rey Carlos III le ha encargado formar gobierno. Foto: Familia Real británica.

«El camino que tiene por delante no es quizá el más fácil pero le deseo lo mejor ahora que lo emprende», ha escrito el cardinal Vincent Nichols, presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales en su saludo al líder laborista Keir Starmer, ganador por una amplísima mayoría en las elecciones generales del pasado jueves en el Reino Unido.

Starmer, de 61 años, ha recibido este viernes el encargo del rey Carlos III de formar gobierno. Pone así fin a 14 años de poder conservador. «En nombre de la comunidad católica de Inglaterra y Gales me gustaría felicitarle por su victoria», asegura Nichols. «Le aseguro mis buenos deseos al asumir sus nuevas responsabilidades de formar y dirigir un Gobierno».

El Partido Laborista logró el 4 de julio 412 escaños, más del doble de los 202 de la última legislatura. Un resultado bastante cercano al récord de 418 que alcanzó Tony Blair en 1997. Por su parte, los conservadores solo han logrado 121 escaños, una tercera parte de los 365 que obtuvo Boris Johnson con su promesa de ejecutar el Brexit. En el porcentaje de voto, la diferencia no es tan grande: 36 % para los laboristas y 23 % para los tories. El sistema electoral británico es mayoritariamente uninominal, por lo que gana el candidato más votado en cada una de las 650 circunscripciones unipersonales, sin importar el resultado.

Los liberaldemócratas son la tercera fuerza con el 12 % de los votos y 71 escaños. El partido Reform UK, del eurófobo Nigel Farage, a pesar de tener un porcentaje mayor de apoyos (el 14 %) solo ha logrado cinco representantes. El Partido Nacional Escocés ha pasado de 43 diputados a nueve.

Experto en derechos humanos

«Sus declaraciones pasadas sobre querer un Gobierno que trabaje con las Iglesias y comunidades religiosas han sido muy bien recibidas y quiero que sepa que estamos dispuestos a cumplir nuestra parte», abunda el cardenal. En este sentido, subraya que «la Iglesia católica tiene una larga historia de colaboración con el Gobierno del Reino Unido», entre otros ámbitos «en el ámbito de la educación, en el que dirigimos más de 2.000 colegios en colaboración con el Estado». Espera que esta labor continúe y una colaboración constructiva con el Ejecutivo.

Un mes antes de las elecciones, a finales de mayo, el cardenal Nichols exhortó a los católicos a «implicarse y votar» en los comicios. Así, los animaba a formarse ellos mismos y a contactar con los candidatos de sus circunscripciones para conocer su postura en una serie de temas, como la defensa de la vida, la lucha contra la pobreza, la familia, la educación, los derechos humanos, las migraciones, la política fiscal, la justicia, el medio ambiente, las relaciones internacionales y la paz. «¿Cómo queremos construir una sociedad en la que las familias prosperen?», se preguntaba.

Abogado especializado en derechos humanos y responsable de la Fiscalía antes de entrar en política en 2014, Starmer conoce bien dos de los temas que han marcado en buena medida la política británica en los últimos años, pues ha sido portavoz de la oposición sobre migraciones y el Brexit. También escribió un manual de 900 páginas sobre la legislación europea sobre derechos humanos. Para él, según recoge EFE, uno de los hitos de su país fue la aprobación de la ley de 1998 que incorpora la legislación humanitaria internacional y que el Gobierno conservador intentó saltarse para enviar a migrantes a Ruanda.

Restaurar el derecho al asilo

Precisamente en este campo se espera, desde organizaciones católicas, un cambio. «Tras las elecciones, existe una oportunidad vital de construir una política de la humanidad», declara a Alfa y Omega Sophie Cartwright, responsable de incidencia política del Servicio Jesuita al Refugiado (JRS) en el país. «Durante demasiado tiempo nuestra política ha demonizado a las personas que buscan refugio seguro en nuestras costas y los ha sometido todavía a un trauma mayor». De hecho, medidas recientes «prácticamente han abandonado los principios del asilo».

Se refiere, además del envío de solicitantes de asilo a Ruanda, a la aprobación hace un año de la Ley de Inmigración Ilegal, que entre otras cosas incluía la detención a gran escala de menores e impedía pedir asilo a las personas que hubieran entrado en el país ilegalmente.

Para Cartwright, dentro del voto a favor de un nuevo rumbo en el país, la política migratoria «debe cambiar. Hacemos un llamamiento al Gobierno a restaurar el derecho de asilo de forma que los refugiados tengan la oportunidad de reconstruir sus vidas y poner fin a la detención de inmigrantes y al entorno hostil».

En cambio, en el campo de la defensa de la vida, el nuevo primer ministro ha votado en varias ocasiones a favor de legalizar el aborto libre hasta la semana 24 en Irlanda del Norte y en casos de discapacidad o malformación hasta el momento del parto. También ha apoyado que se penalice ofrecer ayuda a las mujeres o rezar cerca de centros abortistas. Con todo, en otras votaciones se ha abstenido sobre estos temas.

«Una fuerza para el bien»

En su primer discurso a la nación desde Downing Street, el ganador afirmó que el Reino Unido ha votado «de manera decisiva por el cambio, por la renovación nacional, por el regreso de la política al servicio público» y por «devolver la política al servicio público». Este trabajo «comienza de inmediato», ha asegurado.

En el pasado se ha mostrado hastiado por el circo de la política y en general se le critica por poco carismático y aburrido. Con todo, en esta ocasión ha afirmado que «la política puede ser una fuerza para el bien», antes de comprometerse a que «mi Gobierno os servirá».

«Cuando la distancia que hay entre el sacrifico hecho por los ciudadanos y el servicio que reciben de los políticos se hace así de grande, lleva al cansancio del corazón de una nación, a que se desgaste la esperanza, el ánimo, el creer en un futuro mejor». Esta «herida», ha reconocido, «solo puede sanarse con acciones y no palabras».