Carlos Chamorro: «El Gobierno considera a la prensa un enemigo y lo quiere destruir»
Este periodista nicaragüense en el exilio dirige el periódico Confidencial. Acaba de recibir la Pluma de Oro de la Libertad
¿Qué supone este premio de la Asociación Mundial de Editores de Noticias?
Es un reconocimiento a la prensa nicaragüense en el exilio. Me lo otorgan a mí, pero es también para el equipo de Confidencial. Es una manera de representar al periodismo latinoamericano bajo persecución. Lo recibo muy honrado.
¿Es posible el periodismo en su país?
Está literalmente criminalizado. Eso quiere decir que no hay ningún periodista extranjero, mucho menos nacional, que haga periodismo independiente. El que lo hace, va a la cárcel. Por ejemplo, Víctor Ticay está condenado a ocho años de prisión porque transmitió en su cuenta de Facebook imágenes de una procesión. El periodismo independiente ha tenido que salir al exilio.
¿Cómo cubren la actualidad en una sociedad sin espacios para expresarse?
El acceso a las fuentes oficiales lo dejamos de tener hace más de 15 años. Hoy seguimos desde el exilio cultivando fuentes, algunas dentro del Gobierno que han filtrado importantes informaciones sobre corrupción. Tenemos que ofrecer canales de comunicación seguros, por lo que nuestra primera responsabilidad es proteger a las fuentes. Todas solicitan anonimato. Esto nos obliga a ser más rigurosos, necesitamos hablar con varias y confirmar las informaciones. Es extremadamente difícil, cada vez son menos quienes asumen el riesgo de hablar con la prensa.
¿Es económicamente sostenible?
Nuestro ecosistema económico ha cambiado porque nuestros anunciantes fueron criminalizados. Dependemos de contribuciones de la audiencia, de la monetización de nuestro sitio web y de donaciones de organizaciones que apoyan a la prensa. La lucha por garantizar un presupuesto se hace mes a mes.
¿Cuáles son los pretextos del régimen para atacar a los periodistas?
Estamos frente a un Gobierno que considera a la prensa independiente como un enemigo y lo quiere destruir. Nuestra redacción fue asaltada por la Policía en diciembre de 2018. Durante mucho tiempo se fabricaron juicios por el presunto delito de incitación al odio. Ahora se utilizan varias leyes que el régimen aprobó en 2020. Una de ellas supuestamente regula los ciberdelitos y es la que ha mandado a la cárcel a personas acusadas de propagar noticias falsas en redes, aunque no tengan abierto un perfil. Las leyes son un pretexto. Víctor Ticay está preso acusado de conspiración contra la soberanía nacional. A mí me declararon traidor a la patria. Hace mucho tiempo que colapsó el Estado de derecho.
«Esperamos que el obispo Rolando Álvarez y todos los nicaragüenses que están sufriendo el exilio puedan volver a una Nicaragua libre, democrática y en paz», sostuvo el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, al recoger en nombre del obispo de Matagalpa el premio Libertas Internacional el pasado 29 de mayo. Rolando Álvarez también recibió el 15 de mayo el galardón a la Libertad John McCain organizado por el estadounidense Instituto Republicano Internacional. En noviembre del año pasado se le concedió el Carisma de CONFER y, un mes antes, ganó el premio ODCA de Derechos Humanos que convocaba la Organización Demócrata Cristiana de América.
Su diario es una referencia para muchos nicaragüenses. ¿Le supone eso una exigencia adicional?
La mayor parte de nuestra audiencia está en Nicaragua, más del 50 %. Hay un 20 % que está en Estados Unidos y otro 20 % en Costa Rica. Pero también hay lectores en México, España y otros países. Lo que nos proponemos es seguir contando la corrupción, la extorsión que padecen las empresas y los ciudadanos. Hablamos de la persecución contra la Iglesia católica y el éxodo masivo de historias de esperanza, como el reportaje que acabamos de publicar de un nicaragüense que emigró a Estados Unidos y hoy está obteniendo tres títulos en Harvard.
¿Se está cubriendo con rigor en España la situación en Nicaragua?
Hay una atención permanente y espero que se mantenga. La mayor amenaza que tenemos es que se normalice la vida bajo una dictadura. Los comunicados de libertad de prensa están bien, pero necesitamos más historias y más reportajes sobre la realidad de la dictadura en Nicaragua. El hecho de que España haya otorgado la nacionalidad a los 110 nicaragüenses que fuimos declarados apátridas —me incluyo a mí y a mi esposa— establece un vínculo muy importante.
¿Qué futuro le espera al país?
El futuro es incierto; hay una dictadura que está intentando consolidar un proceso de sucesión dinástica de Daniel Ortega a Rosario Murillo. Nicaragua ya vivió otra dinastía con los Somoza. Esa dictadura que hoy parece inexpugnable, en realidad es muy frágil. Yo creo que Nicaragua tendrá una salida, aunque no me atrevo a pronosticar cuándo ni cómo. El régimen no es sostenible, hay una resistencia cívica en Nicaragua y en el exterior. Lo que queremos es una transición con el menor dolor posible.
Usted ha firmado una carta junto a otros 170 opositores pidiendo ayuda al Papa para una «transición democrática». ¿Qué le empujó a sumarse?
Estamos apelando a todos los liderazgos internacionales para que contribuyan a aislar a la dictadura y se abra un camino de futuro. Pero eso no es posible solamente por la acción de la comunidad internacional; necesitamos que se suspenda en Nicaragua el Estado policial. Para eso es importante que se sumen todas las voces, incluyendo al Papa Francisco, que es el líder mundial de la Iglesia.