Acoger al inmigrante es un «encuentro con Cristo», según el Papa
El Vaticano ha presentado el mensaje del Pontífice para la 110ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 29 de septiembre
«Los emigrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abuso, de inseguridad y discriminación, de falta de perspectivas de desarrollo», denuncia el Papa en su mensaje para 110ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 29 de septiembre. Francisco también constata los obstáculos que tienen que afrontar los que protagonizan el éxodo hacia una vida mejor. Para todos ellos Dios es como su «compañero de viaje, guía y ancla de salvación», asegura.
«A Él se confían antes de partir y a Él se dirigen en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de abatimiento. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración, confían sus esperanzas. ¡Cuántas Biblias, Evangelios, libros de oración y rosarios acompañan a los emigrantes en sus viajes a través de desiertos, ríos y mares y de las fronteras de todos los continentes!», observa Francisco.
El Pontífice utiliza la metáfora de la imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna. «Dios no solo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y mujeres en su camino a través de la historia —en particular con los últimos, los pobres, los marginados—, como prolongando el misterio de la Encarnación», escribe.
Por lo tanto el encuentro con quien emigra, como con todo hermano necesitado, es también un «encuentro con Cristo». Es más el Papa invita a verlo a Él cuando un hambriento y sediento forastero llama a la puerta de nuestras naciones. «Lo pobres nos salvan, porque nos permiten encontrar el rostro del Señor», subraya el Pontífice.
La parte final del mensaje es una oración por todos aquellos que han tenido que dejar su patria en busca de condiciones de vida dignas. «Dios, Padre todopoderoso —escribe el Santo Padre—, somos tu Iglesia peregrina en camino hacia el Reino de los Cielos. Todos vivimos en nuestra patria, pero como si fuéramos extranjeros. Toda tierra extranjera es nuestra patria, pero toda patria es para nosotros una tierra extranjera. Vivimos en la tierra, pero tenemos nuestra ciudadanía en el cielo. No permitas que nos hagamos dueños de esa porción del mundo que nos has dado como morada temporal. Ayúdanos a no dejar nunca de caminar, junto con nuestros hermanos y hermanas emigrantes, hacia la morada eterna que nos has preparado. Abre nuestros ojos y nuestros corazones para que cada encuentro con los necesitados se convierta en un encuentro con Jesús, tu Hijo y nuestro Señor», se lee en el mensaje.
El prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cardenal Michael Czerny, ha presentado el mensaje del Papa y ha asegurado que la Iglesia se encuentra ahora en un «viaje sinodal» que ha comparado con «una especie de migración».
En su reflexión, ha instado a los Gobiernos a prestar atención a los factores que subyacen a la migración forzada. «También nosotros, si experimentáramos tales presiones, huiríamos. Por eso, tratemos de ver a los emigrantes como hermanos y hermanas, tanto si se ven obligados a huir como si se quedan varados en la frontera, o ambas cosas. Sus viajes de desesperación y esperanza pueden ser los nuestros», ha explicado.