El Cairo tendrá su propio Hospital Bambino Gesù
El Documento sobre la fraternidad humana ha dado dos frutos concretos en Egipto, como un orfanato para más de 300 niños
En el orfanato Oasis de la Piedad ya se escuchan canciones, carcajadas y gritos. El trajín sonoro típico de los niños, del que con crudeza son privados los que han sido abandonados por sus familias o se han quedado solos por otros motivos. Especialmente en Egipto, donde las desigualdades en el acceso a servicios como la salud y la educación se hacen más patentes en los huérfanos. Ahora, al menos, 300 niños que hasta hace poco vagaban por las calles mendigando podrán encontrar consuelo en este centro inaugurado en El Cairo el pasado 6 de mayo.
Pero este no es un hogar para huérfanos corriente. Para empezar, una copia de La Piedad de Miguel Ángel, que fue regalada por el Papa, preside la entrada de este complejo. Pero, además, se trata de uno de los dos proyectos que han madurado gracias al Documento sobre la fraternidad humana, rubricado el 4 de febrero de 2019 por Francisco y el gran imán de la Universidad de Al Azhar, Ahmed al Tayeb, en el histórico viaje del Pontífice a Abu Dabi. «Tras la firma del documento, que representa un momento histórico en la relación entre cristianos y musulmanes, era preciso preguntarse cómo transformar esta idea de fraternidad en algo concreto», asegura Yoannis L. Gaid, que preside la Asociación Bambino Gesù del Cairo Onlus, que lo gestiona. Gaid, que fue secretario personal del Papa, deja claro que el objetivo es ofrecer a los huérfanos «un hogar digno en el que puedan desarrollar sus capacidades físicas, psicológicas, lingüísticas y sociales», en un entorno donde vengan garantizados «los cuidados necesarios y la formación adecuada». Por ello, los niños recibirán clases de formación profesional para que puedan labrarse un futuro. «No podemos plantear un espacio para mantenerlos unos años y devolverlos después a la calle», resume.
El otro proyecto, el Hospital Bambino Gesù, que toma el nombre precisamente del hospital del Papa en Roma, está todavía en fase de construcción. Nace para «proporcionar una atención médica adecuada y especializada» a nivel pediátrico, así como un «acompañamiento a las mujeres durante todo el embarazo y el posparto» en un país marcado por una elevada mortalidad materna y lastrado también por altas tasas de decesos neonatales. La idea de construir este centro de excelencia pediátrica en Egipto surgió de una situación dolorosa. Un niño egipcio tuvo que viajar a Roma con su madre para poder «recibir una inyección mensual muy cara» que no estaba disponible en su país. «La madre se vio obligada a elegir entre volver a Egipto con sus otros tres hijos y su marido o quedarse con su hijo para que recibiera tratamiento», explica Gaid. Los niños serán acogidos «sin ningún tipo de discriminación» incluyendo a los que hayan llegado a Egipto desde otras partes de África.